Introducción a la igualdad de género en Europa para el candidato Cañete
La frase “No viviremos lo suficiente para ver la igualdad entre mujeres y hombres en la UE” es una de las frases del documento de trabajo de la Comisión Europea sobre el Progreso en la igualdad entre mujeres y hombres en 2013 publicado el mes pasado y de muy recomendable lectura para el candidato Sr. Arias Cañete.
Este informe asegura que al ritmo actual se tardará cerca de 30 años en alcanzar el objetivo de la Unión Europea de que el 75% de las mujeres estén empleadas; cerca de 70 años para que la igualdad salarial sea una realidad; alrededor de 20 años para conseguir que los parlamentos nacionales dispongan al menos de un 40% de diputados de ambos sexos; ese mismo plazo para alcanzar un equilibrio en los consejos de las compañías más grandes de Europa y casi 40 años para asegurar que las tareas domésticas se compartirán en un plano de igualdad. En otras palabras, muchos de los que leemos estos datos no llegaremos a ver la consecución de la plena igualdad entre mujeres y hombres.
No obstante, este documento de trabajo de la Comisión mantiene que en el marco de la Unión Europea unas políticas bien diseñadas podrían acelerar el progreso hacia la igualdad entre sexos y reducir las diferencias salariales o de cualquier otro tipo. Dichas políticas deberían concretarse en forma de legislación, recomendaciones y medidas de cofinanciación con los Estados miembros para la implementación de acciones de igualdad o de actividades de sensibilización.
Siguiendo la Estrategia para la Igualdad entre Mujeres y Hombres 2010-2015, el documento de la Comisión señala los principales objetivos y áreas a las que deberían ir dirigidas aquellas políticas de la Unión Europea:
1. En primer lugar, avanzar hacia la consecución de una igual independencia económica de los dos sexos. Debería apostarse por una combinación de medidas que promuevan el empleo femenino, por ejemplo a través de un aumento de los servicios de guardería, evitando lo que ha ocurrido en España, donde los recortes gubernamentales han supuesto la eliminación de muchos de dichos servicios y han afectado a su calidad y accesibilidad. El documento de la Comisión también señala la importancia de regular modalidades de trabajo flexible y aumentar los tipos de permisos retribuidos para conciliar la vida familiar y laboral (también en este ámbito España es citada como ejemplo de país con poco uso por los padres de permisos de paternidad).
2. En segundo lugar, luchar contra la brecha salarial de las mujeres respecto de los hombres (de media, las primeras cobran un 16% menos que ellos) y, en este sentido, cumplir con el principio de igual salario por trabajo de igual valor. Este problema se traduce en situaciones de pobreza, exclusión social y también desigualdad en la percepción de pensiones por parte de las mujeres, lo que debería llevar a la Unión Europea a prestar una atención especial a su vulnerabilidad en el mercado de trabajo, a aumentar sus niveles de educación y sus cualificaciones profesionales y a incrementar también el porcentaje de empleos mixtos, es decir empleos donde confluyen mujeres y hombres en un mismo espacio (de hecho, sólo el 16% de los empleados de la Unión Europea trabaja en dicho tipo de empleos).
3. En tercer lugar, las políticas de la UE deberían conseguir que se alcanzara la igualdad de género en los centros de toma de decisiones de las empresas, de los partidos e instituciones políticas u otras organizaciones. El importante desequilibrio que se registra en los consejos de las grandes empresas que cotizan en bolsa, el hecho de que muchos parlamentos nacionales no reflejen la composición de su electorado (rasgo negativo del que sí se escapa España), o la baja representación de mujeres en posiciones de altos cargos de medios de comunicación social o de entidades deportivas, debería llevar a plantear acciones legislativas para mejorar esta situación. De hecho, como señala el documento de trabajo que se está reseñando, las políticas de autorregulación en el ámbito de los consejos de administración de las grandes empresas no han supuesto cambios rápidos ni importantes en la solución de este problema de subrepresentación femenina.
4. Finalmente, la Unión Europea debe focalizar también sus acciones en la búsqueda de la dignidad, la integridad y el fin de la violencia de género: entre otros datos, no se puede permitir que una de cada tres mujeres en Europa haya experimentado situaciones de violencia física o psíquica de carácter sexual desde los 15 años, como tampoco se puede aceptar la mutilación genital femenina. La coordinación entre los Estados miembros en la adopción de medidas de prevención y protección y su oportuna financiación deben ocupar un lugar esencial en este ámbito de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres.