- David Lizoaín muestra, con datos del CEO, que en Cataluña existe una brecha enorme sobre la cuestión nacional entre los que dicen que el castellano es su idioma habitual y quienes dicen que lo es el catalán
Cogiendo los últimos datos del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), se pueden contrastar dos datos en función del idioma habitual de los encuestados. Primero, el porcentaje que votaría a favor de la independencia. Y segundo, de los que se informan de política a través de la televisión, el porcentaje que dice que ve habitualmente los informativos de TV3.
Los porcentajes son los mismos. Esto no es necesariamente una cuestión de causalidad, pero tampoco es una casualidad. En Cataluña existe una brecha enorme sobre la cuestión nacional entre gente que dice que el castellano es su idioma habitual y gente que dice que lo es el catalán. Es una verdad incómoda. Se ve reflejado en opiniones sobre la independencia, sobre si se puede conseguir sin salir de la Unión Europea, sobre si se hará una consulta, sobre si se ganará, y así un largo etc.
En Canadá se utilizaba el concepto de las dos soledades, de una novela alegorica del mismo nombre de Hugh MacLennan, para referirse a la falta de comunicación y la falta de voluntad de comunicación entre la comunidad francófona y la comunidad anglófona. El uso de este concepto no deja de ser curioso, pues su origen lo encontramos en la obra de Rilke donde el amor consiste en la unión entre dos soledades.