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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Las aves nos enseñan a salvar el Planeta”

“Tenemos la cabeza llena de pájaros, pero también los pies en la tierra”, afirma Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la Sociedad Ornitológica de España (SEO), que presume de ser la organización ambientalista más antigua de España. Desde 1992 está afiliada a Birdlife, una asociación internacional defensora de los pájaros con presencia en 120 países.

SEO/Birdlife es poco conocida para el gran público a pesar de su magnitud: 90 empleados, 8 oficinas territoriales, 40 centros locales y 8.500 voluntarios. Sólo en 2015 participaron en sus actividades divulgativas o de entretenimiento 150.000 personas, entre ellas 70.000 escolares. “Una de nuestras señas de identidad es que no somos ecologistas de moqueta; somos de campo”, afirma Ruiz, que conversó con Alternativas Económicas a comienzos de verano en la sede de la organización, ubicada en un caserón rehabilitado del distrito madrileño de Puente de Vallecas.

¿Por qué las aves son tan importantes para la biodiversidad? ¿Qué más da un pájaro más que un pájaro menos?

Las aves son el grupo faunístico más estudiado del mundo. La afición al avistamiento de aves surgió hace muchas décadas, y eso hace que tengamos mucha información sobre ellas. El hecho de ser un grupo fácilmente identificable y observable en su comportamiento hace que los cambios en las poblaciones de aves sean de mucha utilidad a la hora de interpretar qué está ocurriendo en el entorno. Por eso siempre decimos que las aves son un perfecto indicador del estado de salud de los ecosistemas. 

¿Qué nos enseñan exactamente?

Por ejemplo, cuando hay falta de calidad de agua, ciertas especies empiezan a desaparecer de esos ecosistemas. Conocemos la importancia que tienen bichos con tan mala prensa como los buitres: que haya animales carroñeros es fundamental, porque al final lo que te vienen a indicar es cómo funciona la naturaleza y qué tenemos que copiar de ella. Ahora que Bruselas alza la bandera de la economía circular, de residuo cero, conviene recordar que precisamente una de las funciones que tienen las aves carroñeras es eliminar los cadáveres del campo. Las aves nos enseñan cómo debemos funcionar sabiendo que el planeta tiene límites y que lo estamos devorando. Y que el medio ambiente es rentable no sólo desde el punto de vista de la ecología, sino que es la mejor opción desde el punto de vista social y económico, la única que significa progreso a largo plazo.

¿Cuáles son las principales amenazas para las aves silvestres que viven o pasan temporadas en España?

Hay muchísimas amenazas, pero las especies que están sufriendo un mayor declive son las ligadas al medio agrario. Es muy importante que prestemos atención a lo que está sucediendo: a las aves les está yendo mal justamente donde se producen los alimentos que comemos los demás. Esto nos lleva a pensar que allí donde hay que hacer esfuerzos de conservación es necesario producir alimentos de otra manera. Hay especies que se nos están marchando, como el sisón. Las cosas están yendo mal también en la ciudad, donde hay muy mala calidad de vida. El gorrión común, una de las aves más ligadas al ser humano, están desapareciendo de las ciudades y de los entornos agrarios. Todo lo que es bueno para el gorrión es bueno para nosotros, y todo lo que no le va bien al gorrión nos viene fatal a nosotros. A algunas especies emblemáticas que estaban amenazadas, como el águila imperial y el lince ibérico, les está empezando a ir bien. Han tenido atenciones muy concretas y se han hecho esfuerzos de conservación importantes que hacen que vayan hacia arriba. Ahora los problemas de conservación están en las especies comunes, que son cada vez menos comunes. 

¿Qué puede hacerse para crear entornos más saludables en el campo y en la ciudad?

Devolver gente al campo y devolver naturaleza a las ciudades. Los problemas ambientales son muy horizontales. En el campo hay un uso excesivo de fertilizantes, de pesticidas, de riesgos masivos… La Política Agraria Común (PAC) ha sido una frivolidad que ha pervertido el sistema. Es una cuestión de echar cuentas: los propios agricultores pequeños y medianos son cada vez más conscientes de que otra manera de producir es no solamente más responsable, sino más rentable.

Entre los objetivos del programa estratégico de SEO/Birdlife está “fomentar una nueva economía y un modelo de producción y consumo responsable”. ¿Cómo lo están haciendo?

No conseguiremos que el modelo cambie mientras no tengamos un compromiso de consumo consciente por parte de los ciudadanos. ¿Qué estamos haciendo? Por ejemplo: estamos atendiendo al medio que está más perturbado en este momento, que es el agrario, y lo estamos haciendo hasta sus últimas consecuencias y de una manera muy difícil. Llevamos quince años cultivando arroz ecológico en el Delta del Ebro, estamos haciendo pasta de trigo duro en las estepas de Belchite y Los Monegros y estamos comercializando legumbres de las zonas de la red Natura 2000. Intentamos demostrar que se puede hacer otro tipo de producción que sea responsable, e incluso comercializamos para cambiar la conciencia del consumidor. Todo esto debe formar parte de la revolución de nuestro modelo económico.

Los consumidores debemos darnos cuenta de que tenemos que pagar el precio real de lo que estamos consumiendo. Con mucha frecuencia, cuando se consumen determinadas marcas, el consumidor mira que sea lo más barato, pero lo más barato muchas veces está robando al agricultor o al ganadero. Afortunadamente, las últimas encuestas del Eurobarómetro reconocen que los problemas medioambientales y la tendencia hacia un consumo responsable están aumentando. Ya empezamos a ser ciudadanos concienciados; ahora nos falta ser consumidores conscientes. 

También hablan de presionar para fomentar la fiscalidad verde. ¿En qué consiste?

Llevamos años luchando en favor de la ecofiscalidad, y no es algo que sólo defendamos nosotros: lo dicen la OCDE, el Banco Mundial, la NASA, el Pentágono... La ecofiscalidad consiste en premiar a quien lo está haciendo bien, de manera sostenible, porque está apoyando al bien común. El medio ambiente se ha generado enemigos en la economía falsamente porque antes, cada vez que había que defender el medio ambiente, se ponía un impuesto ecológico. Eso no debe ser así. Lo que se debe hacer es quitar impuestos al que esté haciéndolo bien. Estamos hartos de los mensajes en negativo, de oír que cualquier cosa que tiene que ver con el ecologismo es decir no a todo y que ello significa ponerle freno al desarrollo económico, cuando es totalmente lo contrario. No habrá cambio de modelo, no habrá progreso, si no se tiene en cuenta la variable medioambiental. No es algo que digamos sólo nosotros. Hasta el Papa en su Laudato si defiende que para que haya justicia social —y ya no estoy hablando sólo de progreso económico— necesitamos justicia ambiental, y la fiscalidad verde es una manera de conseguirlo.

¿Qué lecciones nos deja la crisis desde el punto de vista medioambiental?

La crisis ha sido una señal de alarma que ha servido para darnos cuenta de que no podemos seguir así. Lamentablemente, no ha cambiado el sistema. El acuerdo de París, aunque es insuficiente, es un grito de alarma a la humanidad de que las cosas tienen que cambiar sí o sí. No nos queda otra. La crisis ha sacado a la luz toda la perversión del sistema. El mundo político sigue demasiado cautivo de los mercados. El medio ambiente ha pagado el pato de la crisis. Es triste. Mucha gente sigue entendiendo el medio ambiente como un lujo o un capricho de animales y plantas, y no es así. En España, a escala económica hay una falta de visión brutal de qué significa el medio ambiente. En estos momentos, si la economía española es competitiva es gracias a su biodiversidad. Somos el país más biodiverso de Europa, somos el país donde todavía queda algo de atractivo para que se haga turismo de calidad de naturaleza y, sin embargo, no nos estamos dando cuenta.

Es un sector que está poco desarrollado…

Ese no es el problema. El gran problema es que estamos llevando a un estrés muy importante a algunas de nuestras joyas naturales. Me sorprende pensar que Doñana pueda convertirse en un almacén estratégico de gas natural bajo su subsuelo, cuando es el tesoro y la joya del Mediterráneo, pero eso es lo que están pensando hacer nuestros políticos. ¿Es que no hay otro lugar en España donde almacenar gas? Pero sucede algo mucho más grave:  los efectos del cambio climático indican que España será el gran desierto de Europa. Las aves nos dicen que esto ya está pasando. En las últimas dos décadas han empezado a pasar largas temporadas en España especies puramente africanas, que ya se sienten como en casa. Ser el desierto de Europa significa que la agricultura, uno de nuestros grandes sectores económicos, puede ver mermada su producción en casi un 35%, y que el turismo puede dejar de ser interesante. Lo que está completamente fuera de cualquier lógica es que en el país del sol y del viento, en un país que era líder en energías renovables, hayamos retrocedido casi a los puestos de cola. La visión de nuestros políticos deja mucho que desear; no se está aprovechando la realidad para impulsar un progreso bien entendido.

¿Y la opinión pública? Parece que en España la preocupación por el medio ambiente no está aún muy extendida…

No conviene ser demasiado pesimistas, porque la conciencia medioambiental ha crecido. Pero sucede que vivimos en la sociedad del sofá, que como mucho se molesta en cambiar de canal con el mando a distancia. Ahí es donde las organizaciones ambientales debemos trabajar mucho, y es lo que estamos intentando en SEO/Birdlife: ponerle al ciudadano al alcance del ratón del ordenador la posibilidad de comprar productos ecológicos con el mínimo esfuerzo, que sepan que ellos mismos pueden ser actores protagonistas en la salvación del planeta. Los dos grandes retos ambientales a los que se enfrenta la humanidad, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, son demasiado grandes para dejarlos en manos exclusivamente de los gobiernos. Somos la primera generación plenamente consciente y con datos científicos incontestables de que no podemos seguir así, de que los límites del planeta son finitos. Y además somos la última generación que está a tiempo de evitar una catástrofe.  

¿Qué balance hacen de la red Natura 2000?

El campo necesita gente que siga manteniendo en buenas condiciones todos los servicios ambientales que la naturaleza nos regala cada año. Las últimas estimaciones europeas sobre servicios ecosistémicos indican que la red Natura 2000 proporciona a los ciudadanos europeos entre 200.000 y 300.000 euros al año.

¿De qué manera?

En agua limpia, aire limpio, reducción del riesgo de inundaciones… todos esos servicios que muchas veces desde la ciudad no se valoran los tenemos gracias a Natura 2000, que es la red de espacios protegidos más grande del planeta. Pero lo importante de esta red es que tiene una filosofía visionaria: no son santuarios de naturaleza donde no se puede hacer nada, como en los parques naturales, sino que son laboratorios donde demostrar que es posible que producción y conservación se den la mano, hacer las cosas de otra manera, y que además es económicamente rentable. La restauración de ecosistemas, mantener los servicios en el medio rural y la gestión adecuada de todos estos espacios serían una fuente de empleo enorme en este país. Es algo que está olvidado.

¿En qué consiste el proyecto de biodiversidad urbana que han lanzado recientemente desde su organización? 

Tenemos que naturalizar las ciudades, hacerlas más habitables, y eso lo podemos conseguir trabajando para que haya más zonas verdes. No sólo por el capricho de tener gorriones, sino porque tener ciudades más saludables es económicamente rentable. La gente que vive en las ciudades con naturaleza está más sana. Está demostrado, por ejemplo, que entre los niños que viven cerca de zonas verdes la probabilidad de que tengan déficit de atención se reduce casi en un 70%. Y los adultos que viven cerca de zonas verdes o que desde su ventana ven un árbol tienen muchísimos menos problemas de estrés, de insomnio… por no hablar de problemas respiratorios. Todo esto significa que se ahorraría muchísimo en los sistemas públicos de salud. Queremos crear una red de refugios de naturaleza en las ciudades, con zonas verdes en las que colocaremos cajas nido. Cada año mediremos cómo evoluciona la población de aves urbanas y la calidad de vida de los ciudadanos. 

O sea, que se trata de demostrar que si a las aves les va bien, a las personas les va bien…

Por supuesto, pero no somos los únicos que tenemos esa impresión. El seguimiento de las aves agrarias es un indicador oficial de Eurostat para medir la calidad de vida de los ciudadanos europeos. Ese indicador se estima a partir de las variaciones poblacionales de las aves en los medios agrarios, y eso lo hace SEO en España.

¿Cómo definiría a SEO/Birdlife? ¿Es una organización conservacionista? ¿Ecologista? ¿Científica?  

Somos la organización ecologista más antigua de España, aunque como marca no seamos la más conocida. SEO fue fundada en 1954 por unos locos científicos visionarios que ya entonces se dieron cuenta de que defender el medio ambiente iba a ser la clave. SEO es clarísimamente una organización ecologista, pero es una rara avis porque todas nuestras batallas ambientales combinan la conservación y la ciencia con el objetivo de cambiar conciencias. Esa ha sido nuestra bandera siempre. 

¿Por qué es menos conocida que otras organizaciones ecologistas?

Quizá porque hemos sido hormiguitas de la conservación. Somos más conocidos en la Administración a la hora de resolver problemas. Ahora estamos intentando dar un salto para compartir todo lo que hemos aprendido durante seis décadas. Tenemos una actividad científica enorme y somos la organización con más casos abiertos en los tribunales, unos 50 actualmente. En los últimos cinco años el porcentaje de sentencias que nos han dado la razón es del 90%. 

¿Qué hacen en materia de educación?

Me gusta explicar quiénes somos comparando SEO con el trípode que sujeta el telescopio. Una de las patas es la ciencia, otra es la conservación, y la tercera, y quizá la más importante, es la concienciación, algo que practicamos de todas las maneras que se nos ocurren: voluntariado, educación ambiental, disfrute de la naturaleza, cursos de formación... Estamos a punto de hacer realidad que haya una formación reglada de guías ornitológicos en el campo, y tenemos un club infantil, Aventureros, con más de mil socios. 

¿Qué le piden al nuevo Gobierno en SEO/Birdlife?

En la próxima legislatura no va a ser suficiente con un ministerio de medio ambiente, aunque sea independiente y fuerte. Debe crearse una vicepresidencia de sostenibilidad para dar coherencia a todas las políticas ambientales: energética, de transporte… y también económica para que se implemente la fiscalidad verde. No habrá cambio si no es verde. Y por supuesto, pedimos un cambio de 180 grados en política energética, que puede hacer que la economía española levante cabeza. 

¿Qué impacto tiene la corrupción política en el medio ambiente?

La máxima expresión de la corrupción es el expolio de nuestros recursos naturales, porque lo que hace es hipotecar el porvenir de las generaciones futuras en cuanto a calidad de vida y bienestar. Detrás de los escándalos de corrupción que tanto indignan a la población están los desarrollos turísticos descontrolados de la costa. Quién se lleva el dinero es lo de menos. Lo grave es el expolio de nuestros recursos. Y detrás de los papeles de Panamá hay infiernos ambientales. Detrás de esas economías sumergidas hay verdaderos desastres sociales y ambientales en terceros países a los que estamos robando sus recursos. 

[Esta entrevista ha sido publicada en el número de septiembre de la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

“Tenemos la cabeza llena de pájaros, pero también los pies en la tierra”, afirma Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la Sociedad Ornitológica de España (SEO), que presume de ser la organización ambientalista más antigua de España. Desde 1992 está afiliada a Birdlife, una asociación internacional defensora de los pájaros con presencia en 120 países.

SEO/Birdlife es poco conocida para el gran público a pesar de su magnitud: 90 empleados, 8 oficinas territoriales, 40 centros locales y 8.500 voluntarios. Sólo en 2015 participaron en sus actividades divulgativas o de entretenimiento 150.000 personas, entre ellas 70.000 escolares. “Una de nuestras señas de identidad es que no somos ecologistas de moqueta; somos de campo”, afirma Ruiz, que conversó con Alternativas Económicas a comienzos de verano en la sede de la organización, ubicada en un caserón rehabilitado del distrito madrileño de Puente de Vallecas.