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Los ingresos del turismo, para unos pocos
El turismo está dejando, sin duda, mucho dinero en España. Pero ¿Adónde va? ¿Se queda en unas pocas manos o se distribuye de una manera equitativa y sostenible?
Los indicadores muestran que cada vez será más gente la que viaje. Pero la gentrificación, la creciente turismofobia y los barrios convertidos en escenarios para el turista ponen en duda que más turismo sea igual a más riqueza, al menos, para la gran parte de la población.
“El discurso de que el turismo es bueno para todos ya no cala”, dice Pedro Bravo, autor del libro Exceso de equipaje, y periodista de viajes, quien ha visto la transformación de su propia ciudad, Madrid. “Lo que estamos viendo es que la gran mayoría de la ciudadanía solo recibe la parte mala del turismo, y no le llegan sus beneficios. Hay una concentración de la riqueza del turismo, en muy pocas manos”, agrega.
En España no es fácil encontrar datos oficiales disponibles sobre cómo se distribuye el dinero que viene de fuera, y de qué manera llega a la gente. A las quejas de la población general se le suman las de las trabajadoras de la industria hotelera, las conocidas como Las Kellys, que reivindican condiciones laborales dignas en su sector.
En Holanda, la plataforma de periodismo investigativo Investico y la revista De Groene Amsterdammer, publicaron un estudio en el que demuestran que los beneficios económicos del turismo están sobreestimados y los costes, infravalorados. Las ganancias terminan, según la investigación, en un pequeño grupo de grandes empresarios, que son en parte miembros de cadenas multinacionales. “Un cálculo prudente muestra que si se tomaran en cuenta todos los costos para la comunidad, pronto superarían los beneficios municipales directos del impuesto al turismo”, dicen en referencia a la capital.
El Tribunal de Cuentas de Ámsterdam encargó un estudio independiente sobre el impacto del turismo. Y las conclusiones no fueron halagadoras. Calculan entre otras cosas los costes extras de policías, que rondan los siete millones de euros anuales. “Solo los viajes en ambulancia para turistas ya significan un coste de 1,5 millones de euros. En el reciente memorándum de primavera, se asignarán otros 1,6 millones adicionales para 2017 por cuestiones de seguridad y para abordar el subarriendo ilegal”, explican. Por otro lado, el municipio anunció una medida para aliviar la presión del turismo en el centro de la ciudad: mover la terminal de cruceros, lo que tiene unos costes estimados de otros 153 millones de euros. Y luego están las subvenciones a los museos y el marketing de la ciudad, más que los grandes inversores del mundo de la hotelería pagan impuestos fuera. “El Museo Stedelijk recibe más de 12 millones de euros del municipio y el Museo de Ámsterdam más de ocho millones... Las dos atracciones más visitadas de la ciudad, el Rijksmuseum y el Museo Van Gogh, recibieron 6,5 millones y 1,35 millones de subvenciones”, calculan. “El hecho de que el sector hotelero esté floreciendo es casi evidente. Pero especialmente en este sector, una gran parte de los beneficios se va al extranjero. El hotel inmobiliario de Ámsterdam se está vendiendo rápidamente a inversores de fuera”.
Más allá de que Airbnb se haya convertido en el gran hotel del mundo, porque sus plazas han superado a las de los hoteles, en el caso español quienes más han ganado con el crecimiento del turismo han sido los hoteles. De esto sí hay cifras. En 2017 los hoteles han tenido ventas altísimas, con cifras del 70% de ocupación, y se han hecho grandes operaciones inmobiliarias relacionadas con el mundo del turismo. La gigantesca Blackstone acaba de comprar, entre otras cosas, por 630 millones de euros HI Partners (expertos en inversión hotelera). Y la cadena Riu compró el edificio España de Madrid por 272 millones para hacer un hotel de lujo. Son apenas dos ejemplos.
“No es solo el mundo de los hoteles”, agrega Bravo. “Por ejemplo, ya Café y té es de un fondo de inversión. Estas cadenas que se supone dan servicio local con comida típica local son fondos internacionales. Los centros de las ciudades son grandes centros comerciales a cielo abierto con marcas de grandes corporaciones que incluso son las mismas vayas donde vayas. Y hasta las tiendas de recuerdos son de fondos internacionales, con baratijas made in China. Además, tienen sus sedes en paraísos fiscales, lo que nos hace pensar que poco queda para aquí”.
Alojamientos turísticos
El Instituto Coordenadas, presidido entre otros por el ex ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, miembros de la CEOE, y el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Ismael Crespo Martínez llevaron a cabo un análisis para conocer la distribución de los alojamientos turísticos en Cataluña. En Barcelona, la ciudad española que aloja a más turistas durante todo el año, el 80% de los pisos turísticos corresponden, según su investigación, a grandes grupos hoteleros. De 200 apartamentos estudiados, solo el 12% aparecía en plataformas como Airbnb. El estudio da a entender que los inversores vieron el alquiler de pisos turísticos como un potencial económico antes de la moratoria del Ayuntamiento, con lo que tienen sus licencias en orden. La moratoria, de hecho, fue beneficiosa para los grandes grupos que ya habían invertido, como lo es la falta de regulación de la economía colaborativa.
Los ayuntamientos no difunden datos al respecto de la centralización de la oferta turística en pocas manos. Parte de las demandas que se le hacían a Airbnb, uno de los actores más importantes de los alojamientos turísticos, era que no proporcionaba los datos de los propietarios. Esta situación acaba de cambiar en el caso del Ayuntamiento de Barcelona, y con Hacienda, pues la plataforma ha llegado a un acuerdo y desde junio pasado está enviando los datos, y a trabaja en conjunto con las instituciones.
Mientras tanto, varias plataformas de activistas informáticos, como Inside Airbnb, han hecho lo que se conoce como scraping, una técnica de software para extraer información de la web. Data Hippo, una plataforma formada por informáticos que se centró en el caso español, concluye algo parecido a los datos que da el Instituto Coordinadas, pero dentro de la plataforma Airbnb: que está centralizado, que hay grandes inversores que son propietarios de una gran cantidad de pisos turísticos. En el gráfico pueden verse los principales datos desglosados de Data Hippo. “El 60% de los anuncios son de un único propietario”, explica Santiago Espinoza, que trabajó en el Ayuntamiento de Barcelona en temas de turismo y es uno de los creadores de la plataforma. “El resto, el 40% restante, se acumula entre grandes propietarios y grandes administradores. Los datos pueden tener posibles errores, y nosotros lo avisamos, porque, por ejemplo, no se distingue entre pisos y habitaciones, con lo cual un usuario puede tener 3 habitaciones de alquiler en su casa y poner 3 anuncios”.
Sus datos, por ejemplo, en el caso de Barcelona muestran que una sola persona gestiona 160 apartamentos o habitaciones de uso turístico. Los 10 primeros usuarios cuentan con 911 alojamientos. Y los 20 siguientes, 798.
“Algunas de estas empresas que hacen scraping han usado datos no oficiales e imprecisos obtenidos a través de recopilaciones de datos públicos”, responden desde Airbnb, que insisten en que el 80% de sus anuncios son de usuarios únicos que residen en las viviendas que alquilan. “Estas recopilaciones de nuestra página recogen información imprecisa que lleva a conclusiones erróneas sobre nuestra comunidad. Esto se debe a que hay muchos tipos diferentes de alojamiento en Airbnb. Esto incluye hoteles boutique y bed & breakfasts, que están sujetos a sus propias normas y regulaciones (...). Los anfitriones que tienen más de un anuncio no necesariamente comparten más de una vivienda. Hay anfitriones que comparten varias habitaciones en su casa y la casa entera cuando se encuentran fuera de la ciudad. Otros gestionan el anuncio en nombre de otra persona. Los proveedores de alojamiento tradicional, como los hoteles boutique, también pueden anunciar varias habitaciones”.
Respetar el 'peer to peer'
Sea como sea, la idea inicial de Airbnb es el fomento del peer to peer (de par a par), una idea que, si se cumple, sí lograría democratizar el turismo, al dar a una parte más amplia de la ciudadanía los beneficios del turismo. Esto es, si la gente de a pie puede alquilar habitaciones o su casa entera por períodos cortos, mientras viaja. Esto es algo que solo difunde en su web Airbnb porque otras plataformas como Homify, Homeaway y Booking solo permiten apartamentos de uso turístico, es decir apartamentos vacíos que tienen como único objetivo el alquilarlo para turistas (que es lo que se pide para dar licencias).
Las normativas en España todavía no están del todo claras en la mayor parte del país y hay inseguridad por parte de quienes alquilan habitaciones en sus propias casas. Las informaciones son confusas y está por verse si el Estado español lleva a cabo una ley marco y cómo terminarán de regular las autonomías y los ayuntamientos.
“Se ha enfocado demasiado en las plataformas vacacionales”, dice Sito Veracruz, impulsor de la cooperativa Fairbnb, que trabaja en la creación de la plataforma colaborativa Social Fairbnb. “Son los hoteles los que más impacto negativo generan. De hecho, en Ámsterdam después de más y más movimiento, lo que se hizo fue subir el impuesto hotelero del 5% al 8%. Se sube el impuesto a todo el mundo. Es increíble ver cómo en lugares como Valencia, por ejemplo, no se haya podido poner la tasa hotelera o turística, para limitar los efectos negativos del turismo. Luego en el caso de Fairbnb nos encontramos con que los alojamientos turísticos entre particulares también amplían el desequilibrio entre ricos y pobres, porque es un negocio reservado a propietarios. Por eso, nuestra propuesta es que las reservas que se hagan a través de Fairbnb destinen el 50% de la comisión a un proyecto social en el barrio donde se realiza la reserva, y que la persona que viaja también pueda decir dónde quiere que su dinero sea destinado en el barrio. Además, queremos trabajar directamente con los ayuntamientos y pagar los impuestos a nivel local, con un compromiso 100% de transparencia. Queremos crear nuevos locales, órganos de deliberación donde los vecinos nos ayuden a ver qué políticas podemos hacer y financiar. Incluso, que den un paso más allá y se puedan constituir en cooperativa para ofrecer servicios a viajeros: limpieza, recogida de llaves, etc… Que los beneficios puedan llegar a los no propietarios de una forma directa”.
[Este artículo forma parte del dossier Turismo sostenible, publicado en el número de verano de la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]
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