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Este blog corresponde a Alternativas Económicas, una publicación mensual que te explica la información económica desde un punto de vista social.

Cuatro mitos de las hipotecas multidivisa

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Patricia Suárez

presidenta de Asufin —

Desde que en la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) asumimos la defensa judicial de la hipoteca multidivisa, en 2012, y a pesar de obtener cada vez más sentencias favorables al consumidor, dos de ellas del Tribunal Supremo*, son muchas las personas que acusan a los afectados de listillos que quisieron “ganar duros a cuatro pesetas” y les exigen que asuman la consecuencias. Algunos, incluso, se preguntan cómo es posible que una familia haya optado por una hipoteca en yenes o francos suizos en lugar de una hipoteca tradicional. Pocos se hacen la pregunta al revés, cómo es posible que una entidad financiera haya puesto en circulación una hipoteca así en su red comercial.

Por su parte, las entidades financieras defienden sin rubor, tanto en los medios de comunicación como en sus escritos, argumentos que se han llegado a convertir en leyendas urbanas. ¿Quién no ha escuchado a María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, decir que tienen que defenderse de demandas presentadas por notarios o por directivos de empresas cotizadas?

En los últimos seis años, en Asufin hemos escuchado la historia de más de 10.000 afectados, hemos estudiado más de 6.000 escrituras, además de acumular ingente documentación precontractual. Todo ello nos permite hoy, presentar datos que desmontan algunos de estos mitos sobre la comercialización de la hipoteca multidivisa en España.

MITO 1. Las entidades financieras no las comercializaron activamente, la iniciativa siempre partió del cliente.

Según los datos recogidos por Asufin el 82% de las hipotecas multidivisa se firmaron en 2007 (40,4%) y 2008 (41%), frente al 2% en 2004, el 3,7% en 2005 y el 11,8% en 2006. A partir de 2009 se dejaron de comercializar y hoy no se encuentra entre los productos ofrecidos por ninguna entidad.

Por tanto, frente al mito de que la iniciativa partió del cliente o que era un producto de estantería, es decir, que se daba solo si el cliente lo solicitaba, hubo sin ninguna duda una intensa campaña de comercialización durante 2007-2008, justo cuando el euríbor estaba en su punto álgido y la cuota mensual era muy alta. Pagar hasta un 30% menos de la cuota mensual que una hipoteca tradicional era, evidentemente, un buen gancho comercial.

Además, las entidades emitieron folletos, enviaron cartas y hasta organizaron desayunos para determinados colectivos. Bankinter, por ejemplo, publicó un folleto en el que resaltaba los beneficios de este tipo de hipotecas silenciando los riesgos. La oferta incluía un asesor personal para sacarle “el mayor partido”, además de enviar cartas desde las sucursales en las que se prometía un ahorro de hasta el 15%.

Por su parte, el Banco Popular desplegó su actividad comercial entre pilotos y tripulantes de cabina, llegando a acuerdos comerciales con sus sindicatos. El argumentario comercial era tan convincente que los propios empleados del Banco Popular manifestaron su malestar, porque no les dejaban contratar este tipo de hipoteca. Incluso sus sindicatos llegaron a manifestarlo públicamente. Sin embargo, en un acto de responsabilidad, no quiso exponer a este riesgo a sus empleados, aunque no tuvo ningún empacho en colocárselo a sus clientes.

Finalmente, Barclays también publicó folletos y fichas informativas para ciertos colectivos, como los controladores aéreos. Este despliegue comercial tuvo sus efectos. No es casualidad que Bankinter tenga el 52% de la cuota de mercado, Banco Popular el 14% y Barclays el 12%.

MITO 2. El banco no sabe, ni puede saber, lo que va a pasar.

Este argumento se utiliza no solo en los casos de hipoteca multidivisa, sino también para otros productos como los swaps, las preferentes y las cláusulas suelo.

Sin embargo, no podemos olvidar que un banco, como profesional que es de la gestión del riesgo, se basa en sistemas de análisis y previsiones futuras de Bloomberg y Reuters para la toma de decisiones y el diseño de los productos. Por ello, las pantallas de Bloomberg se han incorporado a muchos procedimientos judiciales demostrando que las entidades financieras conocían las altas probabilidades de que el euro se depreciase frente a otras monedas y de que los tipos de interés podrían bajar.

Pero incluso dando por bueno este mito, lo cierto es que deberían haber presentado distintos escenarios para mostrar al cliente las consecuencias económicas que implicaba tener la deuda indexada en otra moneda. Así, el cliente hubiese podido ver que el riesgo de tipo de cambio impactaba no solo en la cuota mensual, sino también en la deuda pendiente de pago.

Mito 3. Se presentaron escenarios para advertir de los riesgos.

Las entidades afirman también que sus empleados explicaron los riesgos y aportaron escenarios mediantes fichas explicativas. Sin embargo, estas solo destacaban el ahorro que el cliente obtendría en la cuota y al final del préstamo, obviando el impacto de la depreciación del euro en el capital pendiente de pago.

Bankinter defiende que advirtió de los riesgos en el denominado Documento de Primera Disposición y que en el mismo se aportaban escenarios. Sin embargo, el ejemplo mostraba una oscilación de apenas 51 euros en la cuota y unos 6.000 euros en el capital.

Mito 4. Los clientes tenían alto poder adquisitivo y conocimientos financieros y/o formación superior.

La hipoteca multidivisa se popularizó en colectivos como el de los pilotos, controladores, tripulantes de cabina y trabajadores del aeropuerto. También entre las fuerzas y cuerpos de seguridad como militares, guardia civil, policía nacional, autonómica y municipal. Bomberos, personal sanitario y todo tipo de funcionarios, fueron también objetivo comercial. Es decir, personas con empleo estable y sueldo fijo.

En cuanto a la formación, según nuestros datos, el 42% tenía estudios universitarios, porcentaje superior a la media de la población española, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, el 21% tenían estudios medios y el 32% declaró tener estudios primarios o secundarios. Por tanto, en contra de lo que las entidades afirman y muchos se han creído, más de la mitad de los clientes no tenían formación superior.

 Conclusiones

Podríamos añadir otros mitos como que “el cliente podía haber cambiado a euros”, eso sí, asumiendo el incremento y consolidación de la deuda o que “el banco entregó divisas” o que “las cláusulas eran comprensibles para un consumidor medio”. Sin embargo, los datos aquí mostrados, así como las más de 1.000 sentencias publicadas en Asufin, ponen de manifiesto que la simplificación conscientemente buscada por las entidades para mostrar un cliente especulativo y con ánimo de lucro no es más que propaganda para ocultar su responsabilidad en la comercialización masiva e indiscriminada de un producto que nunca debió llegar a manos de familias que solo querían obtener un crédito más accesible para comprar su vivienda habitual.

*STS 608/2017, de 15 de noviembre y STS 599/2018 de 22 de octubre.

[Este artículo ha sido publicado en el número 65 de la revista Alternativas Económicas. Ayúdanos a sostener este proyecto de periodismo independiente con una suscripción]

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