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Liu Xiaobo y el problema de enfermar en las cárceles chinas

María Baeza

Coordinadora del trabajo sobre China en Amnistía Internacional España —

El preso de conciencia más famoso de China, Liu Xiaobo, ha sido trasladado a un hospital con un cáncer de hígado que parece ser está en un avanzado grado de desarrollo. Ciertamente estamos hablando de una enfermedad que a veces tarda en dar la cara, ¿pero ha sido así o se le habría podido tratar antes? ¿Se ha negado tratamiento médico a Xiaobo igual que se ha hecho anteriormente con otros defensores y defensoras de los derechos humanos encarcelados?

Liu Xiaobo tenía una larga trayectoria en defensa de los derechos humanos en China, cuando fue condenado a 11 años de prisión, por participar en la escritura y difusión de escritos en favor de la democracia.

A su esposa la poetisa Liu Xia, en arresto domiciliario ilegal, se le negó el tratamiento indicado por los médicos para su dolencia cardiaca. Las autoridades solo cedieron a que se le tratara tras una enorme presión internacional. Su enfermedad cardiaca y su depresión se desarrollan durante años de arresto incomunicado al que fue sometida cuando se le concedió a Liu Xiaobo el Nobel de la Paz. Sobre ella no pesa ninguna acusación.

Ya en 2011, Amnistía Internacional hacía un llamamiento a las autoridades chinas sobre la necesidad de proporcionar a la defensora de los derechos de las mujeres, Mao Hengfeng el tratamiento médico que necesitaba. Torturada y médicamente desatendida durante su detención, no se permitió a su familia visitarla ni siquiera después de su traslado a un hospital. Finalmente es “devuelta” a casa inconsciente y en silla de ruedas ante lo que la familia se niega a que entre en casa y exige que sea llevada a un hospital. No era el primer caso en el que las autoridades chinas devolvían a su casa a las personas detenidas en un estado crítico de salud, y se culpaba de la muerte a la familia.

Igualmente grave fue la situación vivida por la abogada Ni Yulan, activista por el derecho a la vivienda en China. Le rompieron las rodillas quedando en silla de ruedas durante una detención en 2002 y prohibieron que nadie le alquilara una vivienda cuando salió de prisión, obligándola a vivir en la calle. Cuando es detenida nuevamente, en 2011, ya era capaz de caminar con muletas, gracias al tratamiento que había seguido, pero tras unos meses de detención tuvo que pasar gran parte del juicio postrada en una cama de hospital con máscara de oxígeno.

En 2014 nos hacíamos eco de la evitable muerte de la defensora Cao Shunli al negársele, pese a la insistencia de su familia, el tratamiento médico que necesitaba y ser llevada al hospital demasiado tarde.

Actualmente tratamos de evitar que otras personas detenidas sigan ese camino pidiendo a las autoridades chinas que garanticen unas condiciones mínimas de salud a quienes están bajo custodia policial y que se les proporcione asistencia médica si la necesitan, como en los casos de Su Changlan y Liu Ping.

Su Changlan, activista en defensa de los derechos de las mujeres y la infancia, tiene hipertiroidismo, una dolencia cardiaca e infecciones en la piel desarrolladas en la cárcel, quizá debido a la imposibilidad de dormir adecuadamente y a la carencia de condiciones de salubridad en la celda que comparte con otras 60 personas. Pero la policía se niega al traslado al hospital solicitado por el médico del centro, aduciendo que el hospital está muy lleno y no hay camas disponibles. Su juicio tardó mas de un año en celebrarse porque el procurador no encontraba cargos por los que acusarla. Es presa de conciencia.

Liu Ping pertenece al “Movimiento de los Nuevos Ciudadanos” que lucha contra la corrupción del Gobierno. Fue torturada durante su interrogatorio. Se le había operado para extirpar su vesícula biliar no mucho antes de que la policía la detuviera y no ha recibido atención médica, pese a que ha estado sufriendo de diarrea crónica y malestar digestivo y está cada vez está mas delgada. Además Liu Ping está teniendo problemas con su visión, en algunas ocasiones se ha quedado temporalmente ciega, pero tampoco se le está dando tratamiento por este motivo.

Desde Amnistía Internacional pedimos a las autoridades chinas que acaben con esta forma de maltrato y tortura que se utiliza para castigar a activistas por los derechos humanos.

El preso de conciencia más famoso de China, Liu Xiaobo, ha sido trasladado a un hospital con un cáncer de hígado que parece ser está en un avanzado grado de desarrollo. Ciertamente estamos hablando de una enfermedad que a veces tarda en dar la cara, ¿pero ha sido así o se le habría podido tratar antes? ¿Se ha negado tratamiento médico a Xiaobo igual que se ha hecho anteriormente con otros defensores y defensoras de los derechos humanos encarcelados?

Liu Xiaobo tenía una larga trayectoria en defensa de los derechos humanos en China, cuando fue condenado a 11 años de prisión, por participar en la escritura y difusión de escritos en favor de la democracia.