Andalucía Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Los jesuitas admiten por carta que tuvieron un cura abusador en Madrid
Radiografía y mapas de los ataques de Israel en Líbano: “Llevamos años esperando”
Opinión - La fiesta acaba de empezar. Por Esther Palomera

Videorreportaje: Invisibles

Están delante de nosotros. Arrinconados contra una pared, sentados o recostados entre las maderas húmedas de los bancos de un parque público o al resguardo del frío y la intemperie tras una muralla de cartones y artefactos rebuscados en las entrañas hediondas de un contenedor. Nos cruzamos con ellos a diario, los miramos desde arriba: ellos, sentados en la acera junto a un perro arrebujado y un cartón manoseado de vino barato y extendiéndonos la mano palma al cielo; nosotros, caminando presurosos hacia un destino trivial, dejando nuestra estela de indiferencia a su lado sin atrevernos a mirarles a la cara o juzgando, siempre desde arriba, las razones de su caída. Son frutos invisibles de la más terrible invisibilidad: la que se da delante de nuestros ojos y no podemos, no sabemos o no queremos iluminar. “Al calor de la noche” un grupo de voluntarios invisible como ellos, despiertos como nadie, acude a tender la mano a un colectivo cada vez más numeroso de personas lanzadas a las cloacas de la sociedad, cloacas que se van pareciendo, peligrosamente, a la sociedad misma.

7 Invisibles from Jose Prada on Vimeo.

Están delante de nosotros. Arrinconados contra una pared, sentados o recostados entre las maderas húmedas de los bancos de un parque público o al resguardo del frío y la intemperie tras una muralla de cartones y artefactos rebuscados en las entrañas hediondas de un contenedor. Nos cruzamos con ellos a diario, los miramos desde arriba: ellos, sentados en la acera junto a un perro arrebujado y un cartón manoseado de vino barato y extendiéndonos la mano palma al cielo; nosotros, caminando presurosos hacia un destino trivial, dejando nuestra estela de indiferencia a su lado sin atrevernos a mirarles a la cara o juzgando, siempre desde arriba, las razones de su caída. Son frutos invisibles de la más terrible invisibilidad: la que se da delante de nuestros ojos y no podemos, no sabemos o no queremos iluminar. “Al calor de la noche” un grupo de voluntarios invisible como ellos, despiertos como nadie, acude a tender la mano a un colectivo cada vez más numeroso de personas lanzadas a las cloacas de la sociedad, cloacas que se van pareciendo, peligrosamente, a la sociedad misma.