Benahavís: el pueblo donde los ricos indignados votan a Vox
En los arcenes de la carretera que une San Pedro (Marbella) con Benahavís no se venden naranjas o melones, sino mallas con pelotas de golf. A los lados se desparraman media docena de campos, con sus respectivos clubes y sus urbanizaciones accesorias. En el pueblo abundan los rubios, se habla mucho inglés, y todo está limpio y cuidado. En Benahavís, “paraíso gastronómico”, Vox ha logrado el 19,4% de los votos, muy por encima del 10,97% que ha obtenido en el conjunto de Andalucía.
El domingo, casi 400.000 andaluces votaron al partido ultra, que estará presente en el Parlamento autonómico con doce escaños. La lista de los municipios donde ha logrado mayor porcentaje de votos está copada por los pueblos del Poniente almeriense, como El Ejido (donde ha sido primera fuerza), Balanegra, Níjar, Vícar, Roquetas de Mar, La Mojonera... Hasta que aparece primero Algeciras, y luego Benahavís. Aquí no hay invernaderos, sino restaurantes para turistas; no se ven inmigrantes subsaharianos de vuelta del tajo, sino alemanes con sombrero de paja.
Benahavís supera por poco los 7.000 habitantes y cuesta encontrar a un nativo. Muchos trabajadores residen en Marbella, y el núcleo urbano alberga a una población relativamente escasa en comparación con quienes se distribuyen en las múltiples urbanizaciones de la sierra. El pueblo está atiborrado de restaurantes con nombres que alternan lo folclórico (Amigos, Los Abanicos, Villa Josefa) con lo exótico (The Havis, Multani's Gigi's). A mediodía del martes la mayoría están vacíos y apenas hay un par de mesas ocupadas en La Alacena. Allí nos sugieren que hablemos con Chico.
“Estamos cansados. Andalucía tenía que ser la primera, y llevamos 36 años y no han hecho nada. Así que el cambio me parece bien”, se suelta Francisco Mena Chico, recién terminado el aperitivo. “Yo he votado a Vox. Para cambiar las cosas”, añade. Este hombre de 68 años viste todo de azul, a excepción de una visible pulsera dorada. Chico es del PP, lo ha sido “siempre” y sigue siéndolo, pero cree que hacía falta algo diferente. “¿Por qué todo el mundo habla de ellos? Por algo será…”. Su discurso es el del “cambio”, aunque también comparte el ideario de Vox respecto a la inmigración. “Hay que ayudar al que se pueda, pero en condiciones. No que tengan más derechos que nosotros… Y ustedes lo sabéis”, asegura.
En los últimos 25 años de Franco, Chico vivió “como un Rey”, pero ahora noChico. Tiene una pequeña empresa con cinco empleados, “una bodeguita”, y le tienen “frito” a impuestos. “Como sigamos así no sé que va a pasar. Yo veo cosas que no son normales”, protesta. Salimos del bar a tiempo para captar al vuelo la frase de una señora sentada en la terraza junto a su andador. “Es que no hay derecho. A esa mujer que la echan de la casa y metan allí a los negros… Se va a llenar esto de negros”, protesta antes de subirse, con ayuda, a un vehículo de alta gama.
“¿Es que 36 años no es una dictadura?”
En el bar contiguo, Sonia Martín, Juan Miguel Román y José Luis Mena apuran su caña. Al principio dicen que prefieren no hablar, para evitar los roces. Pero al final se lanzan. “Ellos no son una dictadura. ¿Os habéis leído el programa? Porque yo sí. Tres o cuatro veces. No son racistas”, exclama Martín, que luego se pregunta: “¿Es que 36 años no es una dictadura?”.
“Yo no quiero una coalición con golpistas”. “Aquí no hay sitio para todos”. “Ninguno hace nada por España”. “Defender la bandera no nos hace fachas”. Sonia Martín va lanzando todas las frases que uno asocia al partido de Santiago Abascal. No acudió a votar porque estaba de mudanza, pero puede que para los próximos comicios Vox tenga otro voto.
A su lado, Román cree que el motivo del alto porcentaje de voto recogido por Vox en Benahavís tiene su origen en la baja participación, que apenas llegó al 50,27%. Las personas con derecho a voto eran 2.252 y casi la mitad no votó, de modo que los 218 sufragios de Vox le valieron para lograr la tercera plaza, por detrás del PP (312 votos y el 27,81%) y Ciudadanos (293 votos y 26,11%). Entre PSOE y Adelante Andalucía (242 votos) superaron a Vox a duras penas.
Benahavís es rico. Con los datos de la campaña del IRPF de 2015, es el municipio malagueño con mayor renta bruta per cápita: 28.428 euros por declarante. El municipio ha patrocinado durante años la camiseta del Málaga CF y a las dos de la tarde las farolas están encendidas, no se sabe muy bien por qué. En el centro apenas hay locales comerciales, más allá una decena de restaurantes, un par de negocios de reparaciones y reformas y agencias inmobiliarias, donde se anuncian viviendas de hasta 3,4 millones de euros. En Benahavís hay también cuatro bancos.
Este es un municipio que vota a la derecha, donde ha surgido un nuevo actor que puede alterar el mapa local. El PP gobierna el municipio con mayoría absoluta. En 2015 logró el 60,57% de los votos, y tiene nueve concejales por cuatro socialistas. IU obtuvo 18 votos. En 2011 el reparto fue de nueve y tres. Este martes José Antonio Mena, el alcalde, estaba fuera del municipio, y no atendió las llamadas de eldiario.es.
Urbanizaciones de lujo
La prosperidad de Benahavís contrasta con el discurso rupturista de Vox. No hay penurias ni tampoco otra inmigración que no sea la que consume y “deja dinero a espuertas”. En una plaza atestada de sillas y mesas vacías, dos paisanos toman el sol. “Yo no sé de eso”, responde uno. “Yo no los he votado”, dice otro, que sin embargo da las indicaciones al periodista. “Es en la Fuente del Espanto donde han sacado más votos”.
La Fuente del Espanto es el colegio electoral que recoge las papeletas de los empadronados en La Quinta, Los Arqueros, Los Aguilares, Capanes del Golf… Son urbanizaciones privadas, muchas inaccesibles y algunas casi bunkerizadas, como La Zagaleta, una de las urbanizaciones más exclusivas de Europa.
Desperdigados en las faldas de la montaña, abundan los campos de golf. Patricia Márquez es jugadora profesional, y admite que este deporte está asociado a la derecha, aunque no sea su caso. Ella ha percibido una radicalización en la gente con la que juega. “Que si España, que si los comunistas… Dicen que España tiene que volver. Pues nada, nos veremos cantando el Cara al Sol”, comenta con ironía.
Como Márquez, Antonio Gil confirma que ha percibido entre sus clientes un progresivo escoramiento a la derecha. “Casi todos votaban al PP y se han pasado a Vox. Es que hay mucho algarrobo…”, comenta. Gil regenta La Parada del 42, un local en la Fuente del Espanto que ofrece tomate con zá y un “menú to potente a un módico precio”. Entre la abigarrada decoración de su local (una pelota, Paco de Lucía y Camarón, visitantes ilustres), Gil muestra un ajado programa electoral del Partido Andalucista, del que fue candidato, y una foto con Pedro Pacheco.
“¿La gente no sabe lo que ha pasado?”, se pregunta. “Yo pongo la tele y venga fiesta, y baile y comer. Aquí no falta de nada. Veo cómo estaba España, que nos teníamos que ir… Esto me da coraje”, protesta el hombre, que nos dirige al centro comercial Monte Halcones.
Allí, Miguel Albertos, venezolano, y un joven argentino que prefiere no ser citado por su nombre y porta un llavero con la bandera de España, opinan que el éxito de Vox radica en “el orgullo de España”. “No soy español”, explica el joven argentino, “pero me avergüenza lo que hacen aquí con la bandera”.
En Benahavís “la inmigración no molesta”, abunda el joven, que paga 3.000 euros mensuales por alquilar un piso en Marbella, y explica que en Benahavís no falta de nada: “Entra una barbaridad de dinero” procedente de los impuestos que pagan las viviendas de las urbanizaciones. “La gente se ha forrado recalificando y vendiendo terrenos. Esto no valía nada, y ahora el local vale tres millones de euros”.
En Benahavís muchos creen que están en el municipio más rico de España, porque el lujo se pasea. Sin embargo, cuesta encontrar al votante indignado de Vox, quizá porque muchos vivan en alguna urbanización con campo de golf.