Javier García Pereda (nutricionista): ni hay dietas milagro ni los productos bajos en calorías son tan sanos
Todos lo hemos escuchado en casa alguna vez: “tienes que comer mejor”. De hecho existe la creencia extendida que asegura que de un tiempo a esta parte en nuestro país nos alimentamos peor. Que se está abandonando la dieta mediterránea y que apostamos por productos que no benefician a nuestra salud. Según un estudio de la revista ‘BioMed Research International’ en coordinación con la Fundación Española de Nutrición (FEN), el 35,8% de los adultos españoles padecen sobrepeso y el 19,9% tienen obesidad. Unas cifras demasiado elevadas que apelan directamente a la necesidad de corregir hábitos alimenticios.
Javier García Pereda es un experto nutricionista, compagina sus actividades de asesoramiento nutricional en 'Body Gun-eX' con las de asesor en el programa de Canal Sur 'La Báscula'. Conoce al detalle la composición de los alimentos que ingerimos porque es a su vez licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad de Córdoba. Por ello no duda a la hora de señalar que en efecto con el paso del tiempo cada vez comemos peor. “Ahora mismo tenemos acceso a una alimentación que jamás hubiésemos soñado en variedad y calidad de los productos, sin embargo esa variedad hace que no tomemos buenas decisiones a la hora de comprar por lo que a la larga podemos tener una alimentación abundante en cuanto a calorías pero deficitaria en cuanto a nutrientes” explica Pereda.
Lo cual repercute de forma inmediata en nuestra salud. El exceso de calorías es malo de por sí. Si además a ese exceso no se le acompaña un ritmo de vida saludable, el sobrepeso y la obesidad asoman como problemas. García Pereda señala que “cada vez somos más obesos y eso lleva a que seamos más enfermos de manera crónica con patologías asociadas a la diabetes o a la hipertensión”. Añade que junto a esa problemática se da el hecho de que, además de hacer menos actividad física, comemos alimentos muy procesados que aportan muchas calorías sin saciarnos. Para empezar a corregirlo pone un ejemplo que se podría poner en práctica pues cuando consumimos “un puñado de frutos secos tienen la mismas calorías que una lata de refresco pero con los primeros estoy saciado mucho más tiempo”.
“Se está perdiendo la cultura de cocinar y eso hace que busquemos productos ya elaborados con más cantidad de harinas refinadas, grasas de baja calidad, sal y azúcar” apunta Pereda. Para él la clave estaría en “buscar materias primas, alimentos que necesiten cocinarse ya que en ellos encontramos la mayor cantidad de nutrientes”. En ese grupo encontraríamos vegetales, carnes, pescados, cereales integrales, legumbres, tubérculos, huevos o frutos secos.
El enemigo de los niños: los alimentos procesados
El enemigo de los niños: los alimentos procesadosEs un problema grave de la sociedad según los datos publicados en The Economist este mismo año. Los mismos señalan que tres de cada diez niños sufre de sobrepeso en España, un valor que está por encima del que fija la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) . El abuso de “refrescos, zumos y cereales refinados, derivados cárnicos y postres así como la falta de vegetables y productos frescos para cocinar” hacen que los más pequeños de la casa estén expuestos al sobrepeso y a dificultades en su salud relacionadas con su modo de alimentarse. Es más, dado que las dietas actuales tienden a ser peores que las de antes, muchos niños nacen y crecen en un escenario negativo para su desarrollo.
Ahí entran en juego los alimentos procesados que son “alimentos a los que se le inserta un trozo de ADN de otra especia con el fin de conseguir un objetivo tecnológico, ya sea resistir la sequedad, acumular más vitaminas o durar más tiempo comestible”. Esta clase de productos están en los supermercados y en los últimos años “han aumentado su presencia porque forman parte de la nueva tecnología alimentaria”. Javier García Pereda cree que esto afecta especialmente a los niños porque “las empresas de alimentación tratan de ganarse su confianza para hacerlos consumidores futuros de productos ultraprocesados por lo que hay que educarlos en alimentación para luchar contra la obesidad”.
Abusar por lo tanto no es bueno, como tampoco lo es hacerlo de la comida rápida ya que no ayuda a que los menores adquieran buenos hábitos alimenticios. A su juicio, el experto nutricionista asegura que aunque “es una opción más de placer inmediato en cuanto a nutrición no aporta absolutamente nada”. De modo que si hay que elegir qué deben comer los niños para estar sanos se debe apostar sobre todo por consumir materias primas principalmente vegetales.
No existen los “super alimentos” ni las dietas milagro
No existen los “super alimentos” ni las dietas milagroAdemás de un cambio en la manera de comer y de la progresiva pérdida de la dieta mediterránea, en los últimos años están apareciendo nuevos “super alimentos” o alimentos que están de moda por la forma en que se nos ofrecen o por tener buena publicidad detrás. Entre ellos están los productos ecológicos de los que Pereda tiene una opinión muy clara: “un producto ecológico es el que cumple unas normativas que marca la Unión Europea pero básicamente sirven para tranquilizar conciencias porque no son más sanos. Personalmente prefiero los productos no ecológicos de cercanía y temporada. Un kiwi ecológico que viene de Nueva Zelanda no me convence mucho, prefiero una naranja normal de Palma del Río”.
Algunos de estos productos están en las que se conocen como dietas milagro. Dietas que en teoría hacen perder peso a las personas de un modo rápido. Sin embargo hay que tener claro que “definitivamente no existen las dietas milagro, existen los buenos hábitos” explica Pereda. No en vano ninguna de estas dietas es mala por sí misma “en realidad son dañinas más para nuestra cabeza y bienestar que para nuestro cuerpo. Normalmente nadie se muere cuando hace una dieta milagro pero si se lleva un batacazo cuando no consigue el objetivo, pierde la paciencia y la ilusión y vuelve a los malos hábitos de siempre” añade.
No obstante hay quienes las siguen y consiguen bajar de peso. Pero el nutricionista advierte que “estas dietas pueden conseguir que la persona que la siga pueda tener déficits de algún micronutriente”. Al tiempo que proliferan estas, aparecen productos que en teoría no tienen calorías cuando los consumimos. Pero estos tampoco son sanos. Javier García Pereda aclara que los productos 'zero' o 'bajo en calorías' tienen que tener un consumo moderado porque “sus edulcorantes tienen efectos negativos en nuestro sistema intestinal, especialmente en la bacterías del grueso”. Según Pereda no hay mejor producto para una dieta que el agua que es barata y sana.
Alimentos ¿prohibidos?
Junto con las dietas milagro y la necesidad de perder peso tras haberlo ganado por culpa de malos hábitos alimenticios, se extiende la creencia de que hay determinados alimentos que no se pueden consumir. Entre ellos el pan que cada vez se fabrica peor porque “se hacen con harinas muy refinadas y aportan pocos nutrientes por lo que lo podemos cambiar por legumbres, frutos secos o alimentos más interesantes”.
Pero si el pan que no está fabricado de manera artesanal no está del todo recomendado, tampoco lo está consumir demasiado alcohol. En el caso de la cerveza, Pereda explica que “es una bebida alcohólica y el alcohol es un tóxico pero que aunque se puede vivir sano tomando cerveza, como profesional de la salud no es un alimento que recomiende”.
La alimentación exige por lo tanto tener muy en cuenta lo que consumimos. Eso incluye saber diferenciar la “fecha de caducidad” del “consumo preferente”. El primero hay que tomárselo en serio porque significa riesgo y el segundo se refiere básicamente a las condiciones para nuestro gusto, tacto, olfato o vista hacia el producto en cuestión una vez pasada la fecha indicada.
Javier García Pereda asume que hay que tratar de educar al consumidor para que aprenda a hacer elecciones razonadas a la hora de comer. Entre esas elecciones está acudir al supermercado y decantarte entre alimentos frescos, congelados y tratados. Dejando claro que “los tres son excelentes, hay que dar preferencia a frescos y congelados” según Pereda. Por lo que en resumen, hay que saber lo que se come para mantener una alimentación saludable sin necesidad de tener que renunciar a nada. La educación, como en todo, es poder. También en la mesa y delante del plato.