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La vida se abre camino en Doñana un año después del incendio

Doñana, un año después del incendio. Foto: WWF

Alejandro Ávila

En blanco y negro. Literalmente, ese fue el escenario que dejó el incendio de Doñana en los pinares costeros, situados entre Huelva y el corazón del parque nacional. La hierba se había transformado en un manto blanco de cenizas, fruto de una combustión rápida y extrema. Matorrales y árboles estaban calcinados, transformado su color en negro carbón, mientras proyectaban sus sombras oscuras sobre el suelo blanco.

Hace un año, el 24 de junio, la supuesta negligencia de Fergón, una empresa carbonera de Moguer, prendió la chispa del mayor incendio sufrido por el espacio protegido: el fuego arrasó 8.486 hectáreas de bosque. Las llamas prendieron en el paraje natural de Las Peñuelas (Moguer) y ardieron más de 10.000 hectáreas (perímetro) de los términos de Moguer, Almonte, Lucena del Puerto y Palos de la Frontera. El fuego se controló tres días después y se dio por extinguido el 4 de julio.

Las llamas afectaron a la 'casa' de 35 especies de fauna amenazada, la mayor parte de ellas aves (22), que utilizan el Espacio Natural de Doñana como hábitat de reproducción, invernada, refugio o área de paso, y 203 especies relevantes, según el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del Espacio Natural de Doñana.

Territorio del lince ibérico

El fuego afectó no sólo a territorio de campeo del lince ibérico, sino que obligó a evacuar el Centro de Cría de El Acebuche y a dejar en libertad a 13 ejemplares. Uno de ellos murió durante la operación de evacuación, la mitad se quedaron en las instalaciones y la otra huyó, pero fue rescatada durante las siguientes semanas. Fran, en estado de extrema delgadez, fue el último en volver.

Como señalaba hace un año a este diario Miguel Ángel Simón, máximo responsable del programa de recuperación del lince ibérico,“las culebras, como la bastarda o la de escalera, así como el galápago son posiblemente los animales que más se han podido ver perjudicados por el incendio, ya que no les da tiempo a salir del fuego. Otros animales, cuando ven humo, salen corriendo y no creo que hayan tenido problema”.

Ángel, bombero forestal, obtuvo una de las imágenes más emblemáticas del incendio: un camaleón muerto entre las llamas. El bombero se encontraba trabajando con sus compañeros del Infoca en la Vereda de los Playeros y del Villar, el pico occidental del Parque Natural de Doñana. La noche de aquel domingo su trabajo fue mantener a raya el fuego en el perímetro de un pinar. Cuando amaneció, encontró el camaleón.

“Me llamó la atención, porque le faltaba una pata y el fuego le había calcinado la espina dorsal. Se había intoxicado con el humo, desmayándose y cayendo al fuego, de manera que una parte de su cuerpo quedó enterrada en ceniza y se preservó mejor. Le hice la foto para que la gente viera lo que se pierde en un incendio”, le contaba hace un año a este diario.

Hace unos meses regresó a la zona y pudo contemplar con más tranquilidad los efectos del fuego. El espacio se encontraba “prácticamente igual, pero con algo más de pasto. Al ir por mi cuenta, pude ver el rastro del fuego. Bajé al Parador (una de las zonas más afectadas) y a la playa. Vi que se está recuperando poco a poco, a su ritmo”.

Una recuperación “desigual”

Según un informe de la Consejería de Medio Ambiente al que ha tenido acceso Efe Verde, la recuperación está siendo “desigual”: la zona noroccidental de Doñana se recupera más rápido que las del sudeste, porque es más húmeda y tiene suelos más desarrollados. Hasta la fecha, el Gobierno central y el autonómico han invertido 1,7 millones de euros en recuperar la zona: medidas de seguridad, freno de la erosión y protección de árboles vulnerables.

Las lluvias, ha señalado este viernes el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, “han surtido efecto y las lluvias de la primavera han favorecido la germinación de especies silvestres, además de consolidar el rebrote de matorral y arbolado que se había producido tras el incendio, lo que será muy favorable para su regeneración natural”.

WWF: “La vida ha brotado con fuerza”

Según la organización ecologista WWF, “la vida ha brotado con fuerza en los bosques y las dunas del Espacio Natural empujada por las excepcionales lluvias de esta primavera. Aunque el área tardará años en recuperarse por completo, expertos de WWF han visitado la zona y han comprobado la alta regeneración natural de especies adaptadas al fuego como palmitos, brezos o romeros”. Juan José Carmona, portavoz de la organización en Doñana, destaca que “las lluvias de primavera han sido muy buenas y han permitido que haya crecido los brezos o las camarinas, que preocupaban mucho”.

Las repoblaciones comenzarán en otoño y abundarán las especies mediterráneas y adaptadas al fuego. El Plan de Restauración cuenta con un presupuesto de 1,9 millones de euros y se intervendrá en 7.647 hectáreas de superficie forestal. Según el consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, “es imprescindible que las especies con las que se repueble la zona sean variadas, autóctonas y haya un mosaico de vegetación, que además de ser más natural, sean una garantía frente a un incendio forestal”. Esas especies mediterráneas serían armería, coscoja, palmito, alcornoque, enebro, sabina, camarina, barrón, acebuche y lentisco.

En Ecologistas en Acción creen que la restauración de la zona afectada “va a costar bastante más de cincuenta millones de euros que habrá que sumar al millón y medio que costó la extinción y que habrá que sumar a la pérdida de renta de 9,8 millones de euros en valores ambientales, recreativos y económicos como la piña, pastos, madera, caza o plantas aromáticas”.

Antonio Maldonado, bombero forestal del Infoca especializado en prevención, explica que lo importante ahora es precisamente “buscar biodiversidad para que el fuego no esté a gusto quemando monocultivos. El problema son las estructuras de vegetación y cómo están gestionadas. El bosque que tiene valor para la población, no arde. Hay que poner en valor el monte”.

Por su parte, WWF cree que son siete las medidas que hay que tomar a partir de ahora: favorecer la recuperación del bosque mediterráneo autóctono con un paisaje más diverso y menos vulnerable al paso del fuego que el que existía antes del incendio; actuar también para recuperar el bosque autóctono y diverso en las zonas de pinar del Espacio Natural no afectadas por el fuego con medidas de gestión y de restauración para reducir el riesgo de futuros grandes incendios, así como promover una extracción selectiva de la madera quemada en función del riesgo real de plagas, no como medida general para toda la zona quemada.

Por otro lado, se refieren al respeto de la regeneración natural de la vegetación en todas las actuaciones, como durante la saca de madera, y solo plantar en aquellos casos en los que la probabilidad de regeneración sea muy baja o muy lenta, así como a la eliminación de las especies exóticas invasoras, como eucaliptos o chumberas.

Reapertura del Camping Doñana

Mientras la naturaleza sigue su curso, ayudada por los humanos, éstos vuelven a encontrar su lugar en la zona. El camping Doñana, que quedó calcinado durante el incendio, reabre sus puertas este fin de semana. En declaraciones a Europa Press, el dueño del camping, Pablo Fraile, asegura haber invertido más de seis millones de euros en recuperar y renovar las instalaciones con nuevos bungalows o una zona de camping de lujo o glambing.

Los dueños del camping se han personado en el juicio contra la carbonera Fergón. Un juzgado de Moguer imputó el año pasado a tres responsables de la empresa que supuestamente originó el fuego con una negligencia. La Sección Primera de la Audiencia de Huelva es ahora la responsable de depurar las responsabilidades de un “incendio de nivel 1, carreteras cortadas, 2.500 personas desalojadas, intervención de la Unidad Militar de Emergencias, 30 medios aéreos, casi 10.000 hectáreas de cuatro espacios protegidos afectadas, más de 73 millones de daños”, según detalló la propia Fiscalía.

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