Adelante Andalucía después de Teresa Rodríguez: refundar el andalucismo o fusionarse con Sumar
Adelante Andalucía fue un proyecto original de Teresa Rodríguez. Antes de ponerle nombre y logo –para las elecciones autonómicas de 2018–, la filosofía de un “sujeto político de obediencia andaluza” formaba parte del discurso diario de esta veterana activista de Cádiz, que acabó convirtiéndose en la primera secretaria general de Podemos Andalucía.
Se puede decir que su estreno fueron las andaluzas de 2018, donde alcanzaron su techo electoral con 584.040 votos; y su suelo fueron las generales del 23 de julio, con 9.064 papeletas en Cádiz, única provincia donde se presentaron. Pero Adelante Andalucía no tiene una trayectoria lineal, es un traje con un sujeto diferente dentro, que no era el mismo en 2018, en 2022 y en 2023. Tampoco parece que su futuro tras el fiasco del 23J vaya a discurrir por renglones rectos.
La organización andalucista se refundó hace dos años y prepara una segunda refundación en un proceso congresual que se inicia en septiembre y culminará en la primavera de 2024, informan fuentes de la ejecutiva. Se prepara el posteresismo, es decir, un escenario de una Adelante Andalucía sin Teresa Rodríguez, la ruptura de una simbiosis entre el líder y el partido que muy pocos ven posible. La dirección quiere dar paso a nuevos referentes y liderazgos pero, sobre todo, está dispuesta a abrirse en canal para “debatir de todo con la militancia”: estrategia, discurso, programa, organización...
Casi todo en Adelante Andalucía pivota sobre dos debates de fondo: decidir no presentarse a más procesos electorales con marca propia y transicionar hacia la integración con Sumar, la coalición de partidos de izquierdas que lidera Yolanda Díaz. Este asunto se abordó ya antes de las generales, pero la dirección cerró de un portazo esa vía sin siquiera someterlo a consulta de sus bases [como sí hicieron con la decisión de concurrir sólo por la provincia de Cádiz].
Contrarios a la fusión con Sumar
La actual dirección de Adelante Andalucía, y la propia Teresa Rodríguez, se han mostrado rotundamente contrarias a fundirse con el partido de Yolanda Díaz. Lo consideran una “involución” en su propia trayectoria política, porque Adelante nació precisamente del forcejeo entre la gaditana y el entonces secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, reticente a ceder autonomía política, orgánica y económica a los territorios.
Rodríguez se lo reclamó insistentemente, lo peleó en los procesos congresuales –Vistalegre I y II– y perdió sistemáticamente. Podemos mantuvo su estructura centralizada, y la gaditana sólo consiguió esa autonomía que buscaba cuando rompió lazos con Podemos, abandonó la formación morada y montó, junto a IU Andalucía, una confluencia de partidos para las elecciones andaluzas de 2022.
Los responsables de Adelante Andalucía han señalado la “polarización extrema” del 23J como una de las razones de su fracaso. “La pregunta al votante de izquierdas era si se podía frenar un Gobierno de PP y Vox, y nosotros no hemos tenido habilidad para dar una respuesta útil a ese electorado. El voto se ha concentrado en otras opciones”, explica José Ignacio García, diputado autonómico y miembro de la dirección.
El equipo de Teresa Rodríguez era consciente de su debilidad en estos comicios, “frente a una izquierda que tiene un pie en el Gobierno de España”, pero admite que no esperaba que Sumar les sacara tanta ventaja. La mayoría de sus votantes se ha pasado a las filas de Yolanda Díaz, cuyo instrumento político es, hoy por hoy, muy parecido a Podemos en cuanto a centralidad y verticalidad. Los andalucistas no creen que Díaz responda a las necesidades de esta tierra y ven pocas opciones de formar parte del microcosmos de Sumar –16 partidos integrados– para tener “voz propia en el Congreso”.
El andalucismo como partido político
El otro debate que se abre es si tiene futuro el andalucismo como partido político. Porque andalucistas se declaran prácticamente todos los dirigentes actuales en el Parlamento, a excepción de los diputados de Vox, que abominan del Estado de las Autonomías. “Esa explosión de andalucismo de boquilla, que igual vale para el líder del PP como del PSOE, nos ha hecho daño. Cuando no se ven las fronteras entre identidades políticas, es más difícil distinguirse y más fácil perderse”, dice García.
Adelante Andalucía se mira en el espejo de los partidos nacionalistas tradicionales –PNV, ERC, CiU–, cuidándose mucho de no autodefinirse como nacionalista porque creen que es un concepto achicharrado por la burguesía catalana y vasca, que no responde a la historia, la cultura y la estructura socieconómica de Andalucía. Rodríguez aspiraba a que una sola diputada suya en el Congreso torciera la balanza a favor de los 8,5 millones de andaluces, dado que los 61 diputados de esta región que hay en la Cámara Baja no habían sido, a su juicio, capaces de hacerlo.
Era una aspiración legítima, visto que el resultado del 23J ha hecho recaer en dos partidos nacionalistas la llave de la investidura de Pedro Sánchez y la propia gobernabilidad de esta legislatura: Junts, el partido del líder independentista Carles Puigdemont, y Coalición Canaria tienen un papel fundamental estas próximas semanas. “¿Y si hubiera dependido todo de una sola diputada andalucista? ¿Qué beneficios habría deparado eso para Andalucía?”, se lamentan en el entorno de Adelante.
Ese mensaje político regionalista o pseudonacionalista se extinguió con la disolución del PA, en el verano de 2015. Entonces sus históricos dirigentes no atribuyeron su extinción a errores propios, sino a la “falta de interés” de los propios andaluces. “Entendemos que la causa de esa desafección radica en la falta de interés del pueblo andaluz, fruto de una insuficiente conciencia de pueblo por tener un partido propio y soberano, es decir, exclusivamente andaluz”, decía el manifiesto que firmaron los padres fundadores de un partido que llegó a tener representación en el Congreso en los años 90.
El destino de un partido andalucista era “liberar al pueblo andaluz mediante la construcción de poder andaluz”, pero los representados no se dieron por aludidos. Durante años identificaron a sus representantes con el PSOE –37 años en el Gobierno– y actualmente en el PP de Juan Manuel Moreno.
Desde su entrada en la política andaluza, Teresa Rodríguez ha tratado de resucitar aquel legado, incluso fichando a una de sus últimas líderes, Pilar González, pero el resultado de las generales parece dar la razón a los padres del PA en aquella carta de despedida. La ex senadora de Adelante y candidata en las generales anunció su marcha de la política activa tras obtener un 0,2% del escrutinio. “Para ser tan poca cosa, el andalucismo tiene una cola de postulantes”, dejó escrito en un mensaje de despedida en su cuenta de Facebook.
Hoy Alejandro Rojas Marcos, histórico dirigente andalucista, es uno de los referentes del presidente Moreno, al que ha ayudado a resignificar parte de la historia de la lucha autonomista andaluza, capitalizada por el PSOE durante sus casi cuatro décadas en el poder.
Eurodiputada, parlamentaria, maestra
Teresa Rodríguez empezó siendo eurodiputada en 2015 y pasó algo más de ocho años como diputada en el Parlamento andaluz, antes de dejar su escaño de manera voluntaria para regresar a su plaza de profesora de instituto. En esos años se ha extinguido Podemos y se ha evaporado Adelante Andalucía.
Los morados no presentaron su marca electoral a las andaluzas de 2022 ni a las generales del 23 de julio, absorbidos por las confluencias de izquierdas promovidas por Yolanda Díaz. Adelante se presentó en solitario, resistió en el Parlamento andaluz con dos diputadas, pero fue fulminada en las generales.
Se puede decir que su estreno fueron las andaluzas de 2018, donde alcanzaron su techo electoral con 584.040 votos; y su suelo fueron las generales de julio, con 9.064 papeletas en Cádiz, única provincia donde se presentaron. Pero la Adelante de 2018 no era la misma que la de hoy. Aquella fue construida por IU y Podemos, siendo Teresa Rodríguez su líder regional; en 2022 volvió a concurrir la marca, pero los partidos fundadores originales militaban ya en otra coalición Por Andalucía.
La gaditana se había quedado el nombre, el logo y el discurso protoandalucista, pero se quedó sin dinero, sin grupo parlamentario –fue expulsada acusada de tránsfuga–, sin recursos para hacer campaña y casi sin silla en el debate electoral de Canal Sur. Su hiperliderazgo, muy mimado por los medios nacionales, fue propulsado en esa etapa precisamente por la disputa que le enfrentó a sus ex socios: IU y Podemos habían pactado con PSOE, Ciudadanos y Vox una reforma exprés del reglamento del Parlamento andaluz para precipitar su expulsión de Adelante.
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