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Fuego y cenizas en Adelante Andalucía: de la “caravana del amor” a la 'guerra civil' entre IU, Podemos y los Anticapitalistas

Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo con sus equipos y los andalucistas, en la presentación de Adelante Andalucía, hace ahora dos años.

Daniel Cela

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En el otoño soleado de 2018, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo viajaban juntos en la “caravana del amor”, que es como su equipo de jóvenes asesores bautizó a la primera campaña electoral de Adelante Andalucía. Todos los partidos a la izquierda del PSOE se habían unido bajo una misma marca: Podemos, IU y dos grupos andalucistas menores.

Compartían autobús, proyecto, listas de candidatos y protagonismo en los mítines. El ex líder regional de IU había dado un paso atrás “un paso al lado”, corregiría él– para ceder el cartel electoral a la ex dirigente de Podemos Andalucía, candidata por segunda vez a la presidencia de la Junta. Su equipo les había diseñado carteles electorales mezclando sus rostros con imágenes de películas de superhéroes: Wonder-Tere; la reina de dragones; los vengadores...

La sintonía personal de Rodríguez y Maíllo era el pegamento mágico que logró reunificar a dos corrientes de la izquierda andaluza que históricamente siempre se habían dado codazos: ya habían colisionado en los años noventa -cuando la dirigente gaditana abandona IU- y en 2015, con la irrupción de Podemos, fueron rivales políticos en las autonómicas. La vieja guardia comunista, que había gobernado dos años con el PSOE de Susana Díaz, nunca se fió del partido morado. “En Andalucía son los trotskistas de toda la vida, los que nos llamaron traidores por gobernar junto al PSOE o simplemente por gobernar”, decía un veterano dirigente comunista.

Para Antonio Maíllo fue distinto, porque a él le tocó gestionar el declive de IU al poco de tomar las riendas de la federación. Sufrió el impacto emocional de verse expulsado del Gobierno por Susana Díaz, luego el desorden en las cuentas del partido que heredó de su antecesor, Diego Valderas, y finalmente el vértigo de sentir que IU “podría extinguirse del escenario político” ante la irrupción de Podemos. Estos tres factores explican, en parte, por qué el ex líder de IU rompe con sus antecesores, reniega del papel que jugó su partido en el Gobierno de coalición con los socialistas -“el PSOE no es de fiar”- y se embarca con Teresa Rodríguez en la construcción de Adelante Andalucía.

Podemos versus IU

En las autonómicas de 2015, Podemos logró 15 diputados, a punto estuvo de engullir a IU, que pasó de 12 a cinco parlamentarios. En aquella campaña, la formación morada no se presentó como un “partido de izquierdas”. Pablo Iglesias y los suyos habían reinventado el lenguaje político, estaban en la transversalidad, el eje derecha-izquierda era “vieja política”. IU fue vilipendiada por los morados, que certificaron el “castigo en las urnas” por haber pactado con el PSOE “a cambio de unos sillones en el Consejo de Gobierno”. “Que Toni Valero [actual líder de IU] me diga una sola experiencia en Andalucía en la que IU haya mejorado sus resultados electorales después de gobernar junto al PSOE”, decía la gaditana dos años después, tras abandonar Podemos por haber entrado en el Gobierno de Pedro Sánchez.

Es cierto lo que dice Teresa Rodríguez: en el origen del debate político sobre Adelante estaban ya las dos premisas que, al final, provocan la ruptura de la gaditana con Podemos: por un lado, la reivindicación de una fuerza de vocación andalucista con autonomía política, sin tutelas de Madrid. Un “nuevo sujeto político andaluz”, lo llamaron ambos socios.

El problema es que esta aspiración se solapó con el conflicto interno entre Rodríguez e Iglesias. La gaditana quería que Podemos Andalucía tuviera autonomía política, orgánica y económica, y el madrileño nunca cedió a estas demandas, porque no quería barones territoriales ni un partido tan descentralizado. “Lo que ganaba en los congresos andaluces, lo perdía luego en Vistalegre”, reconocía ella. En medio de esta pugna interna, Rodríguez registró tres partidos políticos instrumentales: Marea Andaluza; Adelante Andalucía y Anticapitalistas Andalucía. Iglesias la acusó desde el principio de estar “montando una formación política independiente”. IU le reprocha ahora que haya “secuestrado” la marca Adelante, que en origen era una coalición electoral, para montar ese partido independiente que no le dejaron tener con Podemos Andalucía.

Acercarse al PSOE

La otra premisa inicial en Adelante era el veto a gobernar con el PSOE en cualquier parte, bajo el convencimiento de que “los socialistas se apropian de tus logros y te hacen tragar sus contradicciones”. “¡Con el PSOE, ni muerta!”, llegó a gritar Rodríguez desde la tribuna del Parlamento andaluz. Esta parte fue difícil de explicar a los cargos medios e institucionales de IU cuando se estaba ultimando el pacto de confluencia.

En mayo de 2017, Podemos Andalucía publica su primer documento oficial con las condiciones que puso a IU para concurrir juntos en las elecciones, tanto regionales como municipales. En ese texto, los de Rodríguez describen al PSOE andaluz como “un partido irrecuperable para la izquierda mientras siga en manos de Susana Díaz”, subrayan que “nunca gobernarán con los socialistas” e “invitan” a IU a romper con el PSOE en todos los ayuntamientos donde gobernaban juntos, como condición para ir en confluencia a las municipales. Los alcaldes, la vieja guardia del PCA y muchos cuadros medios se sintieron “humillados”. Denunciaron que Podemos, un partido “inexistente” en sus municipios, quería apropiarse de su implantación territorial histórica, que es el gran valor político de IU en Andalucía.

En ese momento, Maíllo está tan convencido como Rodríguez de que acercarse a los socialistas “es quemarse”. “Es difícil cualquier tipo de pacto con el PSOE, porque no es de fiar. Cuando puede, te le juega”, decía entonces. Sin embargo, el dirigente regional escucha a sus alcaldes, pide a Podemos que sea consciente de que la política municipal tiene registros más personalistas, y logra descartar la ruptura de los gobiernos municipales con los socialistas. IU ostentaba en ese momento 80 alcaldías en Andalucía, algunas por mayoría absoluta, y en 27 localidades formaban un gobierno de coalición con el PSOE.

Actualmente IU tiene 63 alcaldías en Andalucía, muchas con su marca, otras con el apéndice de Adelante, pero básicamente con su misma gente. La implantación territorial de IU, el número de militantes, las casas del PCA... todo eso es un músculo del que Podemos carece, y que los comunistas esgrimen ahora que Rodríguez les tilda de “fuerza minoritaria” dentro de Adelante.

280.000 votos más por separado

Aquel debate interno fue el momento más tenso para Maíllo y su ejecutiva, pero finalmente logró el aval de la militancia a su proyecto, que pasaba irremisiblemente por la confluencia con Podemos. El experimento no colmó las expectativas. En 2018, Adelante Andalucía obtuvo 282.000 votos y tres diputados menos de los que tres años antes habían logrado por separado Podemos e IU (pasaron de 866.559 a 584.040 papeletas). Maíllo admitió que la confluencia había sido “incapaz de atraer el voto de izquierdas” que había abandonado al PSOE.

Han pasado solo dos años desde que se gestó Adelante, pero el paisaje político ha cambiado por completo. Ahora en Andalucía hay un Ejecutivo de derechas, el primero tras 37 años del PSOE en el poder. PP y Ciudadanos cogobiernan sustentados en la extrema derecha de Vox, mientras que en España hay un Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Este escenario ha llevado a IU a replantearse su veto a los socialistas, porque creen que “el avance de la ultraderecha obliga a unificar a todas las fuerzas de izquierda”. “Vox lo ha cambiado todo. El peligro es real”, dicen.

En cambio, Teresa Rodríguez y los Anticapitalistas creen que precisamente por el ascenso de Vox, es necesaria una alternativa de izquierdas al Gobierno de Pedro Sánchez, de lo contrario solo estará la ultraderecha para impugnar sus decisiones y capitalizar el descontento de la ciudadanía. “Los cogobiernos entre el socialismo y lo que tiene a su izquierda dan lugar al crecimiento de la extrema derecha. La unidad de la izquierda para defraudar no tiene sentido”, explicó en una reciente entrevista con este periódico.

Una coalición, un partido

Que la izquierda andaluza estaba inmersa en una guerra fría se sabía desde el fracaso electoral del 2 de diciembre de 2018. Que los socios fundadores de Adelante –Podemos e IU– habían entrado en fase de guerra civil es más reciente, prácticamente ha ocurrido durante la pandemia y con todo el país confinado en sus casas. Rodríguez anuncia en febrero que abandona Podemos Andalucía, pero durante su interinidad facilita la entra de Anticapitalistas en Adelante, y luego se hace con una mayoría para impulsar un documento político que propone esta marca para las generales.

El ultimátum que el coordinador regional de IU, Toni Valero, ha lanzado esta semana a Teresa Rodríguez y los Anticapitalistas, avanzado por este periódico, anticipa una ruptura de la confluencia, si una negociación inminente no lo evita. Pero las versiones de los socios están muy polarizadas. IU exige que retiren el nombre de Adelante del registro de partidos políticos, que controlan en exclusiva los Anticapitalistas. La marca se registró el pasado diciembre con el pretexto de evitar que se la quedaran los errejonistas. Entonces la dirección de IU aseguró a este periódico que la propiedad era compartida, aunque como representante legal sólo aparecía una militante de Anticapitalistas-.

Ahora, reconocen que lo dijeron “por lealtad” a sus socios, y admiten que están en minoría, que firmaron como “testigos”, y que llevan ocho meses pidiéndole a Rodríguez que dé de baja ese partido instrumental porque temen que vaya a usarlo en las próximas generales en contra de Unidas Podemos. IU quiere que Adelante sea una propiedad “mancomunada”, de todos, y no controlada en exclusiva por los Anticapis.

Este es el punto de no retorno de muchos desencuentros entre los socios, que pueden sintetizarse en tres momentos: los anticapitalistas monopolizan el discurso y la acción política de Podemos Andalucía y, por extensión, de Adelante Andalucía en el Parlamento. Ángela Aguilera, coportavoz del grupo, empieza a usar el atril de la coalición para defender planteamientos no consensuados con IU: primero defiende que Adelante concurra con marca propia a las últimas elecciones generales –en lugar de Unidas Podemos– y que tenga grupo propio en el Congreso; y segundo, su rechazo visceral a que Unidas Podemos forme gobierno con el PSOE.

Teresa Rodríguez y su equipo llevan formalmente ambas propuestas a la reunión del grupo motor de Adelante. IU las rechaza. En las elecciones generales de noviembre de 2019, la marca de la confluencia en Andalucía es Unidas Podemos. La lista de candidatos andaluces se confecciona desde Madrid. Sin embargo, Alberto Garzón, líder federal de IU, elige a los suyos contando con la ejecutiva andaluza, la de mayor peso político dentro de la federación, y sus candidatos son elegidos por primarias en Andalucía; Iglesias, en cambio, no busca a nadie del entorno de Teresa Rodríguez, y coloca a candidatos de su confianza. Tras los comicios, PSOE y Unidas Podemos pactan un Gobierno, avalado por el 91% de la militancia de IU en Andalucía y el 96,4% de Podemos Andalucía.

Rodríguez y los suyos abandonan el partido morado y aceleran una hoja de ruta pseudo nacionalista con el nombre de Adelante Andalucía ya registrado como partido. A partir de aquí, IU viaja como polizón en un barco que se aleja de su proyecto, ligado a Unidas Podemos y más proclive a recuperar puentes con el PSOE andaluz. En esa línea está también la nueva líder andaluza de Podemos, Martina Velarde, próxima a las tesis de Iglesias. Velarde trabajará con Valero para reforzar la marca de Unidas Podemos en Andalucía y buscar líneas de entendimiento con el PSOE, aunque admiten que la gran dificultad para recuperar la confianza con los socialistas tiene un nombre propio: Susana Díaz.

La ex presidenta de la Junta despierta muchos recelos y desconfianza en IU y también en Podemos, donde la sitúan “a la derecha del PSOE”. Los comunistas esperan que antes de las próximas generales hayan cambiado a la candidata para facilitar así el deshielo con sus antiguos rivales. Todo este escenario futurible, Rodríguez lo contempla desde la barrera con media sonrisa: “Quien ha cambiado de opinión ahora es IU, nosotros seguimos diciendo lo mismo”.

Dos condiciones y una oferta

Para reconstruir la confianza entre los socios, IU exige una “rectificación” de los Anticapitalistas con dos exigencias y una oferta sobre la mesa: uno, desactivar el partido instrumental de Adelante; y dos, que el futuro reglamento de organización de Adelante no incluya ninguna cláusula política, como el rechazo a pactar gobiernos con el PSOE.

El gran problema interno de la coalición es que en dos años no se ha dotado de unos estatutos que establezcan cómo se toman las decisiones. IU presentó un borrador a Teresa Rodríguez, y ésta lo aceptó con algunas incorporaciones. Una de ellas era el veto al PSOE, algo que los comunistas consideraron “fuera de lugar” en un reglamento de organización. En todo caso, esa decisión quedaría en manos de las bases. A cambio, se buscará un acuerdo con la dirección de Unidas Podemos para que los diputados andaluces en el Congreso formen un subgrupo con cierta autonomía dentro de la coalición.

Es difícil imaginar que Teresa Rodríguez vaya a aceptar ninguno de los tres puntos de Toni Valero y Ernesto Alba, secretario general del PCA. Al contrario: su intención es que, en el mejor de los casos, Adelante siga siendo la marca que represente a todas las fuerzas a la izquierda del PSOE en los próximos procesos electorales. Pero en el peor de los casos, Adelante se enfrentará en las urnas a Unidas Podemos, consolidándose así la fractura de la izquierda. Respecto a la idea de delegar en las bases la posibilidad de pactar con el PSOE, la gaditana se cortaría una mano antes que aceptar un hipotético Gobierno de coalición con los socialistas. “Por esa razón me fui de Podemos”, recuerda.

En relación a la oferta de IU de tener un subgrupo andaluz dentro de Unidas Podemos, tampoco colmará las expectativas de los Anticapis. Teresa Rodríguez y los dos grupos andalucistas de Adelante –Izquierda Andalucista y Primavera Andaluza– quieren un grupo propio en el Congreso, no como los gallegos, que carecen de autonomía orgánica y política, sino como lo es En Comú Podem, la marca donde está integrado Podemos en Catalunya. Claro que este es un espacio que existía antes de la formación morada, y donde los de Iglesias ocupan una parte mínima. Los gallegos dentro de Unidas Podemos tienen disciplina de voto, los comunes no.

Teresa Rodríguez quiere un partido independiente, cuasi nacionalista, que defienda los intereses de Andalucía con el mismo peso específico que el PNV para Euskadi, ERC para Catalunya, Compromís para la Comunidad Valenciana, Coalición Canaria para Canarias o Teruel Existe para Teruel. Quieren condicionar con su voto al Gobierno de turno en la Cámara Baja, obligarle a sentarse a negociar de forma bilateral con un puñado de diputados andaluces medidas que beneficien a su territorio. Quieren un partido confederal, menos centralista que Unidas Podemos, mientras que sus socios de IU defienden una estructura federalista.

Hasta ahora en Adelante se habían adoptado las decisiones importantes por unanimidad de todas las fuerzas, pero tras el fracaso de las elecciones andaluzas, las discrepancias se ponen de manifiesto y se impone la mayoría aritmética. Los dos partidos andalucistas suman fuerzas con Rodríguez, la entrada de Anticapitalistas afianza ese poder, e IU queda definitivamente desplazada. Adelante se diseñó bajo la presunción de que las izquierdas preservarían su unidad, y nadie revisó en ese momento las hemerotecas.

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