Gestión del agua y desarrollo sostenible

Hermelindo Castro Nogueira

Profesor Titular de Ecología. Director del Centro Andaluz de Evaluación y Seguimiento del Cambio Global. Universidad de Almería —

0

El sudeste de la península ibérica constituye uno de los vértices de aridez más extremos de Europa. La geografía andaluza de la aridez se corresponde con los paisajes subdesérticos que rodean la gran montaña mediterránea de Sierra Nevada afectando, puntualmente, a las provincias de Granada, Málaga y Jaén, y de forma muy extensa a la de Almería.

La reconversión de nuestros paisajes semiáridos orientales en una de las áreas agrícolas más productivas de Europa ha sido calificada como el milagro almeriense. La clave del éxito radica en factores climáticos como la ausencia de invierno térmico, lo que permite más de una cosecha anual; la elevada insolación y la alta frecuencia de los vientos; el uso de suelos artificiales, enarenados y cultivos hidropónicos; y, sobre todo, el almacenaje natural del agua a largo plazo en sistemas acuíferos subterráneos que permiten amortiguar las variaciones de pluviometría en el corto plazo.

En Andalucía el agua constituye un factor limitante para la sostenibilidad del paisaje agrícola. En la parte occidental, una de las claves de la sostenibilidad consiste en planificar la gestión del agua embalsada en escalas temporales más amplias que los ciclos mediterráneos recurrentes de sequía-pluviometría. En Andalucía oriental, las demandas agrícolas y urbanas exceden con mucho las escasas reservas de agua de los embalses y el volumen medio de la recarga de acuíferos. Vivimos del capital natural, consumiendo agua fósil almacenada en nuestros sistemas subterráneos que no se recupera ni se restaura. Las unidades hidrogeológicas más sobreexplotadas coinciden con las áreas de agricultura intensiva de invernadero. A pesar de los trasvases (Negratín y Tajo-Segura) y del uso creciente del agua desalada (seis grandes desaladoras a rendimiento muy parcial debido al alto precio del metro cúbico), el nivel de consumo de recursos es muy superior a la recarga de los acuíferos. Es necesario por lo tanto disminuir las tasas de sobreexplotación y de contaminación de origen agrícola de los acuíferos subterráneos, que son nuestras auténticas fábricas de agua, de las que depende el futuro agrícola y turístico.

Las contradicciones de insostenibilidad en la planificación y gestión del agua que planean sobre nuestras andalucías se van a agudizar a lo largo del siglo XXI en los escenarios previsibles del cambio climático y del cambio global. En los países que basan su desarrollo en la gestión sostenible de los recursos naturales y muy especialmente en aquellos de climas áridos y semiáridos se va imponiendo el trabajo en la interfaz ciencia-gestión. Se trata de agilizar la transferencia de conocimiento desde los investigadores a los gestores para apoyar la toma de decisiones y de la creación de nuevo conocimiento compartido como producto del trabajo en colaboración

En este contexto se ha desarrollado el proyecto CAMP (Gestión integrada de zonas costeras Levante Almería). Se trata de un proyecto piloto del Plan de Acción del Mediterráneo de Naciones Unidas (Convenio de Barcelona) desarrollado sobre una franja del litoral del sudeste ibérico de la provincia de Almería. A lo largo de más de dos años (2011/2013) se ha constituido una plataforma de encuentro entre científicos, gestores del medio natural y sociedad civil que ha desarrollado la tarea colectiva de imaginar, de cara al futuro, un socioecosistema costero sostenible, compartiendo métodos, documentos y herramientas hasta alcanzar una propuesta integrada y consensuada entre todos (triálogo) denominada Marco de Referencia de Desarrollo Sostenible.

La dinámica de funcionamiento ha permitido aglutinar el centenar largo de medidas de sostenibilidad consensuadas entre investigadores, gestores y sociedad civil en cuatro grandes objetivos estratégicos: implantar un modelo de gestión sostenible del agua, impulsar la integración territorial de usos y actividades productivas, favorecer la adopción de prácticas sostenibles y consolidar un sistema de gobernanza con participación activa de la sociedad civil.

Respecto al objetivo de implantar una gestión sostenible del agua, el Marco de Referencia contempla dos grandes programas sobre la gestión integral del ciclo del agua, con participación activa de la sociedad civil a través de las juntas centrales de usuarios, y sobre la restauración de los ecosistemas acuáticos continentales y, muy especialmente, focalizado a los sistemas acuíferos subterráneos, como garantía de sostenibilidad para el futuro de nuestro socioecosistema.