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El cierre en falso de la huelga del sector del manipulado y envasado de Almería

La huelga indefinida prevista en el sector del manipulado y envasado de frutas, hortalizas y flores de Almería ha sido desconvocada tras un pacto entre la patronal y los principales sindicatos, que supone la bajada ordinaria de 50 a 48 horas laborales para los trabajadores, una reducción de jornada a 45 para las mujeres que quieran conciliar la vida familiar y laboral y una garantía de 160 mensuales en cómputo trimestral para un colectivo compuesto por más de 20.000 personas, en su gran mayoría trabajadoras. Según datos oficiales, en los primeros seis meses de 2015, la provincia lideró la clasificación de ventas hortofrutícolas de Andalucía al exterior, con 1.395,4 millones de euros (43,8% del total) y Alemania fue el primer destino.

Este territorio es toda una potencia mundial según estas cifras, pero el llamado “milagro Almería” depende de las piernas agotadas de miles de mujeres de cientos de nacionalidades que en muchos casos permanecen de pie más horas de lo saludable en jornadas demoledoras. Hay almacenes que parecen grandes cadenas de fabricación, con máquinas de las que salen cientos de flores, frutas y verduras por minuto llegadas de los invernaderos, manipuladores como peones poniendo pieza a pieza de un coche, realizando movimientos repetititvos y encargados exigiendo más rápidez, con pequeños descansos, entrando muy temprano la plantilla y saliendo muy tarde, con una eventualidad altísima y gran parte de inmigración, para evitar trabajadores fijos. En Almería es muy usual la figura del trabajador fijo discontinuo. Es decir, se es fijo en una empresa, pero sólo se trabaja dependiendo de la temporada.

En estas labores de manipulado trabajan entre 20.000 y 30.000 personas según los meses del año. Son quienes en los almacenes, grandes o pequeños, reciben la mercancía, la clasifican por categorías, apartan la baja calidad, pesan las piezas, las miden y distribuyen según estos criterios. Tras manipularla y envasarla en diferentes tipos de cajas, son distribuidas en los camiones que las van a servir en transportes internacionales a la clientela final. Es por lo tanto un trabajo especializado, en el que se invierten muchas horas diarias de tarea monótona y repetitiva, con máquinas que transportan miles de piezas diarias de verduras, frutas o flores. Con riesgo de provocar lesiones musculares y mucho cansancio, si no se respetan los descansos pertinentes. Hay miles de personas que se levantan cada noche incluso a las cuatro de la madrugada para comenzar la manipulación de los productos y que estén listos para cargar en los camiones, frigoríficos o no, que les deben transportar a todos los mercados del mundo.

Los sindicatos UGT y CCOO, y la patronal, formada por la Confederación de Exportadores y Productores Hortofrutícolas de Almería Coexphal, Ecohal y Asempal, alcanzaban un acuerdo in extremis tras varios días de infructuosa negociación bajo la amenaza de una convocatoria de huelga indefinida a partir del 21 de marzo. Posiblemente la intensa presión de las fuertes pérdidas que iba a suponer para la provincia un cese de actividad tan importante hizo a ambas partes ceder en sus iniciales posturas inamovibles. Quizá nadie se atrevía a romper la baraja.

El pacto incluye también el incremento del 2,5% del salario, con entrada en vigor desde el pasado 1 de marzo, una nueva subida del 1,5% para septiembre de 2017, y, además, la obligatoriedad para la empresa de tener un cupo del 60% de la plantilla de trabajadores fijos o fijos discontinuos.

No todos estaban de acuerdo sin embargo con la suspensión de la movilización. Por ejemplo, el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) ha informado de que, “según testimonio de las propias trabajadoras del sector, este preacuerdo se ha firmado sin consenso y de espaldas a las negociaciones previas que se habían realizado para un convenio colectivo digno”. En su opinión, “una vez más los sindicatos mayoritarios se han vendido a los intereses de la patronal sin defender los derechos de los trabajadores”. Lo califican de “traición histórica a la clase trabajadora más golpeada y sensible, que afecta a casi 30.000 personas, donde la mayoría del personal son mujeres y muchas inmigrantes”.

En este contexto, destacan que por primera vez en mucho tiempo los trabajadores del sector se habían unido y “era una oportunidad única para terminar con las condiciones de precariedad y semiesclavitud en las que se desarrolla este trabajo, que genera tanta riqueza a la provincia”. Este discordante sindicato mantiene además que “una demanda explícita de las trabajadoras era trabajo digno con planificación reflejado en el convenio colectivo, porque ellas siempre tienen que estar disponibles, y la mayoría supeditan su vida al trabajo”. Recuerdan que hay almacenes que “no tienen un servicio adecuado para que las mujeres puedan hacer sus necesidades”, y deben hacerlo “en horribles condiciones higiénicas y de salubridad, con tiempo reglamentado para ir al baño, con 20 minutos para comer y unas jornadas diarias entre 10 y 16 horas”.

Tampoco está de acuerdo la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Los anarcosindicalistas, con una escasa presencia en el sector, denuncian por su parte “jornadas de trabajo de hasta 14, 15 o 16 horas sin respetar el descanso mínimo”. Insisten en que en muchos almacenes “no se está indemnizando a las eventuales contratadas bajo la modalidad de fin de obra o servicio con los 12 días de salario por año trabajado establecidos para cuando terminan los contratos”. También que, paulatinamente, “se ha despedido personal fijo o fijo discontinuo para sustituirlo por personal eventual aumentando arbitrariamente la precariedad en el sector”.

“Es una vergüenza las condiciones denigrantes en las que trabajan tanto las envasadoras como el resto de personal en algunos almacenes. Condiciones que no son propias de países de nuestro entorno y que se explican por la cultura de nuevo rico de cooperativistas y patronos preocupados exclusivamente en aumentar sus plusvalías a costa del sufrimiento y la explotación de nativos e inmigrantes, que con su esfuerzo diario están sacando a flote un sector importantísimo de la economía sin que nadie se lo reconozca”, denuncian desde este sindicato.

Según CNT durante 2015 volvió a marcarse un récord en exportaciones agroalimentarias con un 5,5% más que en 2014, por lo que “es inaceptable que un sector económico en auge mantenga unos salarios que han perdido en los últimos años hasta un 7% de poder adquisitivo”. Tampoco olvidan que “se han aprovechado las sucesivas reformas laborales que han facilitado el despido, para amedrentar a las plantillas imponiendo unas condiciones por debajo del convenio colectivo”.

Mientras PSOE y UPyD mostraban su satisfacción por el acuerdo alcanzado, IU presentó una moción en la Diputación de Almería en la que pedía a los grupos para realizar una declaración institucional en apoyo a ese sector. Sin embargo, el presidente de la Diputación de Almería, Gabriel Amat, y el equipo de gobierno del PP “han votado en contra de ese apoyo al sector argumentando que las huelgas son malas”, en palabras de la diputada provincial María Jesús Amate. Según IU la media de temporalidad supera el 75% de las plantillas en la gran mayoría de centros de trabajo, llegando incluso a superar en algunos el 95%. “En esta provincia todos tenemos de una manera, directa o indirecta, relación con este sector, ya que todos tenemos un familiar, un amigo, un vecino o conocido que trabaja en un almacén, por lo que no entendemos la postura del PP de negarse a apoyar reivindicaciones para mejorar salarios, horarios y el tema de la eventualidad”, asevera.

Durante la negociación una iniciativa popular realizó una campaña de recogida de firmas y en apenas dos semanas logró unas 6.000, sin contabilizar las conseguidas online. “Hay muchas mujeres que están en un sin vivir mes a mes, ya que con este tipo de contratos no pueden tener una planificación de sus vidas como cualquier otro trabajador”, apostillan sus promotores.