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Agricultores almerienses denuncian la venta de frutas y verduras marroquíes con etiqueta española sin controles

Tomates

Iñigo Mas

Almería —

“Hay un clamor en el campo, ya no nacional, sino europeo, con todo lo que está pasando con estos fraudes precisamente, que cambian los envases y los reetiquetan. En esto no se sabe si algún día saltará el sector Primario y entonces dirán ¡hasta aquí hemos llegado!, que puede ser que sí, porque todo tiene un aguante”, vaticina el vicepresidente de Agricultura Viva en Acción, el agricultor almeriense Antonio Expósito, dando a entender que el campo puede explotar en cualquier momento si continúan estas malas prácticas durante años.

Agricultores de Almería han denunciado a organizaciones como COAG y Agricultura Viva en Acción que desde hace muchos años se está produciendo en el campo un grave fraude que ataca a la producción de la huerta de Europa. Se hacen pasar por frutas y hortalizas españolas cultivos que realmente vienen de Marruecos. Después, bien en el norte de África o en España, se les cambia de envase y de etiqueta para hacer creer al consumidor que tienen la garantía de la Unión Europea, cuando en realidad proceden de terceros países donde las condiciones higiénicas y los controles de salubridad no son tan estrictos como en España.

Un reportaje de investigación de unos 30 minutos de duración, “Campos vivos, campos muertos” grabado a instancias de Agricultura Viva en Acción y al que ha tenido acceso eldiario.es/andalucia, con la intención de mostrarlo ante las autoridades europeas y españolas. El reportaje ha seguido la ruta de los camiones que transportan los productos hortofrutícolas desde el puerto de Algeciras, principalmente, hasta los puntos de venta del sur, mostrando las imágenes de la ruptura de los precintos, el escaso control en las aduanas y los vestigios del cambio de envases y etiquetas.

Por la frontera francesa entran, sin embargo, la mayoría de productos marroquíes a España, según señala el secretario provincial de Coag (Coordinadora de Agricultores y Ganaderos) en Almería, Andrés Góngora, uno de los líderes sindicales agrarios más activos en las denuncias en este sentido. Por su parte, Pascual Soler, presidente provincial de Asaja Almería (Asociación Agraria Jóvenes Agricultores), se muestra partidario de que sea la Unión Europea quien tome cartas en el asunto.

El asunto, en estudio por la Administración

Los autores del reportaje acudieron a la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, para que su titular, la almeriense Carmen Crespo, realizara alguna declaración sobre la situación. Pero la Administración Andaluza ha declinado hacer declaraciones. Según afirmaban en una nota oficial, “los nuevos responsables quieren estudiar el asunto y ver qué opciones puede adoptar la Consejería como Administración.”

El campo acusa en el reportaje a los sucesivos gobiernos autonómicos de mirar para otro lado durante las dos últimas décadas en este asunto. En este sentido, un conocido empresario agrícola almeriense, Gabriel Barranco Hijo, afirmaba que “ha habido una inacción del gobierno socialista de la Junta de Andalucía que es increíble, pero lo más preocupante es que el reetiquetado contenga residuos y luego lleve una etiqueta española arruinando todo el trabajo que hacen los agricultores de Almería en el tema de los fitosanitarios. Eso es lo más preocupante”, mantiene este empresario buen conocedor del sector hortofrutícola.

Otra voz anónima asegura que la Junta hace “caso omiso. O dicen que todo está bien y correcto en los almacenes, o que cuando llegan con las inspecciones ya han hecho los cambiazos y que sólo puede actuar si les pillan in fraganti. Y la calidad no es la misma porque esos productos marroquíes ya llegan aquí con cuatro días de diferencia, y luego viajan a Madrid y toda Europa. Pero como todo el mundo gana dinero…”, se lamenta.

“¿Queremos campos vivos o muertos?”

Los productores del documental afirman que su objetivo es “presentar ante la opinión pública el sentimiento de abandono de los agricultores (…) poniéndose en peligro la seguridad y la salud de todos los consumidores. La causa de esta situación de peligro es una falta de control en las importaciones de terceros países y una dejación en las obligaciones que competen a nuestros políticos nacionales y europeos, que se han olvidado de unos principales pilares estratégicos de toda sociedad, y del principio de Preferencia Comunitaria. Nos encontramos hoy ante el siguiente dilema: ¿Queremos campos vivos o queremos campos y pueblos muertos?”

“Lo he oído y sé que es verdad”, confirmaba un agricultor almeriense a la espera de vender su producción legal en la subasta de uno de los muchos almacenes existentes. “Utilizan cajas en las que no pone ningún nombre, de cartón negro o marrón, vienen de Marruecos así y luego ponen producto de aquí. Lo meten en los almacenes a medianoche, allí lo arreglan y tira…y lo hacen no solo con tomates, con calabacines, con todo”.

Denuncia colectiva

Según confirmaban anónimamente los propios agricultores, alrededor del Polígono La Redonda de El Ejido, hay varios lugares donde se realiza esta práctica fraudulenta, incluso 'chambaos' destartalados donde los cambiazos se hacen sin garantías sanitarias. Aunque no es una práctica generalizada, sí va en aumento por los beneficios que da comprar a bajo precio en Marruecos y vender a tarifa de la Unión Europea. Además el productor local vende menos género. Este aumento del fraude está uniendo al sector en su denuncia.

La organización agraria Coag fue la primera que llevó el tema a los tribunales en El Ejido en 2010, pero el asunto quedó archivado. Se acusó a una gran superficie comercial de vender judías verdes de Segunda categoría procedentes de Marruecos bajo etiqueta de producto español de Primera categoría. La cadena aseguró que se trataba de un error del proveedor y que ya había sido sancionado por ello.

Ahora, recientemente, la principal organización patronal agraria almeriense, Cohexphal, la Confederación de Exportadores y Productores de Productos Hortofrutícolas, ha resuelto expulsar a aquellas empresas asociadas que realicen estas prácticas fraudulentas. La decisión se tomó en una de sus últimas juntas directivas, prueba del nivel que está alcanzando el problema.

¿Controles aduaneros?

Según datos oficiales de la Agencia Española de Administración Tributaria, España importó de Marruecos en 2018 más de 452 mil toneladas de frutas, hortalizas y legumbres. En datos provisionales, en enero de 2019, se alcanzaron más de 44.500 tm, y en febrero de este año más de 48.000. ¿Cabría preguntarse qué volumen de estas cifras habría entrado fraudulentamente en España con el etiquetado cambiado?, dicen los agricultores.

Oficialmente la Agencia Tributaria informa de que “la legislación aduanera no es la que establece los controles de etiquetado/envasado. Para las mercancías procedentes de terceros países (fuera de la UE), existe un control de calidad a la importación, competencia del SOIVRE (Secretaría de Estado de Comercio), que incluye control de etiquetado y calibres entre otras cuestiones. Una vez que las mercancía ya ha sido importada, el control de etiquetado correspondería a las comunidades autónomas”. La Agencia Tributaria asegura que las organizaciones agrarias no han trasladado su preocupación sobre la situación a su Delegación en Almería, “quizá porque son conscientes de que este tipo de controles corresponden a otros organismos, no a la Agencia Tributaria”.

Coag y Agricultura Viva denuncian que no hay controles aduaneros efectivos en los puertos fronterizos españoles y de la UE que detecten el fraude 'in situ'. Los agentes se limitarían a ver la documentación que trae cada camión, pero no inspeccionan la carga, sin comprobar las etiquetas, los envases ni el origen real de los productos. Son innumerables las imágenes desperdigadas por el campo de envases, cajas, cartones, maderas, etc., con evidentes muestras de etiquetas originales marroquíes. Incluso se baraja que desde el mismo Marruecos, donde operan varias empresas hispanas, se exporta a España ya con la etiqueta y el envasado cambiado. Según denuncia el sector, que es en este caso siempre el principal denunciante, sus pérdidas son “incontables pero muy cuantiosas”.

Otro afectado, que tampoco quiere que se sepa quién es, asegura que “antes pasaba en la comarca del Levante (Níjar), donde hace una quincena de años los agricultores le pegaron fuego a un almacén. Estaban hartos, pero ahora es en el Poniente (El Ejido), se hace muy descarado y cada vez más”. Hasta tal punto se ha incrementado el fraude, que incluso en páginas de Internet se anuncian partidas de productos marroquíes para que se compren libremente en España. ¿Habrán pasado controles sanitarios y aduaneros? ¿Declaran su entrada en la Unión Europea?

También hay, sin embargo, profesionales almerienses que niegan esta situación y la achacan a una “leyenda negra”.

Los intereses del sector de la Distribución

Según Marina Alonso, vicesecretaria de Agricultura Viva en Acción, el problema radica en las estrategias del sector de la Distribución, las grandes comercializadoras, los supermercados y las grandes superficies que fijarían los precios. Actualmente habría en Marruecos aproximadamente casi un millón de hectáreas en producción hortofrutícola, con presencia entre ellas de empresas españolas o francesas.

“Traen el producto cultivado allí, en condiciones distintas sin certificaciones ni seguridad alimentaria, con costes de producción mucho más baratos. Nosotros nacimos para defendernos, porque el sector de la Distribución utiliza estrategias para hundir nuestros productos en origen. Ellos cultivan allí, se traen los productos de allí, los venden como nuestros y además los venden antes de tiempo, con lo cual llenan los supermercados, y una vez que están llenos dicen que hay superproducción, una excusa para estar un par de semanas sin comprarnos a los productores locales, lo que hunde nuestros precios en origen y nos provoca grandes pérdidas. Nosotros tenemos unos gastos de producción, mano de obra, tratamientos fitosanitarios, garantías alimentarias, etc., que debemos cumplir. Al final vamos a comer lo que la Distribución quiera al precio que la Distribución quiera. La Unión Europea sabe que esto está pasando, pero ¿por qué deja que pase? La Interprofesional tiene mecanismos para evitar esta situación, ¿por qué no actúa?”, se pregunta.

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