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Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de siete millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

En este blog intentaremos acercar nuestro trabajo en Andalucía, conjuntamente con las acciones de sus grupos, pero también los acontecimientos más relevantes en materia de derechos humanos en España.

Síguenos en Instagram @amnistianadalucia. Twitter @Ai andalucia

Apartheid de género

Daniela Torres y Cristina Granados

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Amnistía Internacional es un movimiento global de más de siete millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

En este blog intentaremos acercar nuestro trabajo en Andalucía, conjuntamente con las acciones de sus grupos, pero también los acontecimientos más relevantes en materia de derechos humanos en España.

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Hoy fue un día extraño, me contaba Laila con la mirada perdida. “¿Qué pasó?”, le pregunté intrigada. Con un tono de incredulidad, me respondió: “Fui al trabajo como todos los días, y al llegar me dijeron que ya no podía seguir allí. Solo me pidieron que recogiera mis cosas y me marchara, sin darme ninguna explicación”.

Con la mirada perdida, continuó: “Al principio pensé en ir a la biblioteca a estudiar, pero para mi sorpresa, tampoco me dejaron entrar. Me dijeron que las mujeres ya no podíamos acceder a esos espacios, ni mucho menos asistir a las clases de la universidad”.

En ese momento sentía como su confusión y desconcierto se transmitía también en mí. “Es como si quisieran borrar mi presencia, la de todas nosotras”, añadió. “Intentando buscar algo de normalidad, decidí salir a hacer deporte, pero incluso en la calle me frenaron”. Le dijeron que no podía estar sola en la calle. “Cuando llegué a casa, decidí hacer algo de ejercicio, porque el sol estaba demasiado fuerte. Abrí las cortinas para que entrara aire, y de pronto, tocaron la puerta. Me dijeron que no podía estar visible desde la ventana”.