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'Hacking Justice': un recorrido por la defensa de la libertad de Julian Assange

Clara López Rubio, periodista, con la colaboración de Amnistía Internacional Andalucía.

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Hace un mes en respuesta a la tan anhelada liberación de Julian Assange de Belmarsh, una prisión de alta seguridad de Reino Unido, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, declaró:

 “Amnistía Internacional acoge con satisfacción la noticia positiva de que Julian Assange, que se encontraba bajo custodia del Estado británico, haya quedado por fin en libertad tras cinco años de prisión, y de que esta terrible experiencia se acabe para él y su familia. Creemos firmemente que Julian Assange nunca debió haber sido encarcelado y hemos pedido continuamente que se retiren los cargos.

 El espectáculo que durante años han mostrado al mundo las autoridades estadounidenses, empeñadas en violar la libertad de prensa y la libertad de expresión al usar a Assange como ejemplo por revelar presuntos crímenes de guerra cometidos por Estados Unidos ha causado sin duda un daño histórico“.

En Amnistía Andalucía tuvimos la suerte de haber presentado también justo hace un mes en la Corrala de Santiago de la Universidad de Granada, el documental de las periodistas Clara López Rubio y Juan Pancorbo en torno al periodista Julian Asange y la defensa de éste que estába llevando a cabo el equipo jurídico de Baltasar Garzón, una historia tan interesante que detalla los entramados de una historia que merecía ser contada.

Clara recuerda así su experiencia:

“En 2012 establecimos contacto con el juez Garzón para llevar a cabo el rodaje de un documental sobre su trayectoria en el ámbito de la Jurisdicción Universal, fuimos a visitarlo ese verano a Torres, su pueblo natal en Andalucía. El juez acababa de ser inhabilitado y estaba en proceso de reinventarse como abogado.

Fue en esos mismos días cuando recibió la llamada de Julian Assange y después de unas conversaciones aceptó coordinar su defensa probono. Así que ahí había una historia que empezaba y merecía ser contada.

De repente, teníamos un caso de suma actualidad que despertaba gran interés internacional. Como narradores enseguida nos sedujo el encuentro de estas dos personalidades en apariencia tan distintas. Luego, el propio Baltasar Garzón nos explicó que él entendía la defensa de Julian Assange como la defensa de un principio fundamental en democracia: la libertad de expresión y el derecho al acceso a la información. Desde esa perspectiva, este caso global encajaba en nuestra visión inicial del proyecto. Decidimos contar un Garzón inédito, trabajando ahora del otro lado del sistema judicial, no ya como juez instructor, sino como abogado“.

Queda claro que cuando la justicia choca con la política, esta última tiene todas las de ganar

“Hacking Justice” muestra su trabajo al frente del equipo legal internacional que defiende al editor jefe de WikiLeaks, Julian Assange. Él y su equipo ejercen como abogados de derechos humanos inmersos en un caso plagado de irregularidades, que implica a varios Estados, en el que queda claro que cuando la justicia choca con la política, esta última tiene todas las de ganar.

En términos visuales, mi codirector Juan Pancorbo y yo planteábamos el documental de esta forma: un hombre encerrado en una habitación y otro que viaja por todo el mundo con la misión de sacarlo de ella. Pero de fondo estaban los grandes temas: el futuro de Internet, la importancia de la transparencia para Gobiernos y corporaciones, la necesidad de proteger a los whistleblowers y la gran influencia de los servicios de inteligencia en nuestras vidas…

Desafíos no nos faltaron. De hecho, inicialmente el título original de nuestra película era “The Challenge”, el desafío: todas las dificultades que conlleva hacer una película sobre abogados que están trabajando en un caso secreto; un caso todavía abierto en aquel momento y de alto voltaje político en el que todos los actores tienen que ser extremadamente cautos, cualquier interferencia nuestra con la cámara podía perjudicar el proceso en marcha.

Muchas veces hicimos viajes en vano, ya que nos negaron los permisos de rodaje por la confidencialidad de los encuentros y nos quedamos sin poder filmar

Muchas veces hicimos viajes en vano, ya que nos negaron los permisos de rodaje por la confidencialidad de los encuentros y nos quedamos sin poder filmar. Multitud de circunstancias complicadas ocasionaron un gran desafío para la producción.

Vivimos por aquel tiempo en una continua incertidumbre. Durante los primeros meses creímos que el caso podía tener una resolución inminente, que Julian Assange podría salir en cualquier momento de la Embajada; trabajábamos con una sensación de urgencia que nos hizo, como documentalistas, tomar decisiones apresuradas. Luego pasamos justamente a vivir la situación contraria: muchos meses y algunos años de aparente bloqueo del caso, en los que parecía que el equipo de defensa no estaba logrando ningún avance y que la situación podía prolongarse eternamente.

El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU consideró que la situación de Assange debía calificarse de “detención arbitraria” y que tenía derecho a una compensación

Pero ante nuestra sorpresa el equipo de defensa consiguió eficazmente  pronunciamientos favorables de diversos organismos internacionales. La más importante fue la resolución del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU, que consideró que la situación a la que se había llevado a Assange en su persecución debía calificarse de “detención arbitraria” y que éste tenía derecho a una compensación.

 Estuvimos nueve años acompañando con la cámara el caso de cerca, los viajes constantes de Baltasar Garzón, no sólo a Londres, sino también a Estados Unidos, Ecuador, Ginebra, allá donde fuera necesario actuar para liberar a Julian Assange. Aún sabiendo que el equipo legal de diversas nacionalidades y distintas especialidades era brillante, finalizamos la película en 2021 con la frustración de que Assange no estaba aún libre.

Sorprendente, para bien, fue su liberación el pasado 25 de junio, sin duda fruto tanto del trabajo legal como de la enorme presión internacional que se creó alrededor del caso. En todos los lugares del mundo se habían creado grupos de activistas “Free Assange”, muchas organizaciones no gubernamentales, como Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras, exigieron la liberación del periodista.

 Mandatarios internacionales se dirigieron personalmente a la administración norteamericana para solicitar el cierre del caso, como por ejemplo, los presidentes Andrés Manuel López Obrador o Lula Da Silva. El primer ministro australiano Anthony Albanese y sus diplomáticos entablaron durante meses conversaciones con políticos norteamericanos para buscar posibles vías de negociación.

El proceso que ha padecido Assange no solo ha sido un calvario judicial determinado por intereses políticos

El proceso que ha padecido Assange no solo ha sido un calvario judicial determinado por intereses políticos, como se ha señalado más arriba: el choque entre la justicia y la política, o la justicia y los supuestos intereses de Estado.

En el denominado “caso Pinochet”, al Reino Unido no le interesó políticamente retener a un dictador responsable de horrendos crímenes contra la Humanidad. Sin embargo, en el referido a Assange, al mismo Reino Unido  le pareció oportuno mantener privado de libertad, en una especie de limbo jurídico, a un editor que publicó crímenes de guerra cometidos por el Gobierno de Estados Unidos contra civiles y periodistas. Aquellos criminales de guerra no han sido aún perseguidos. En cambio, Julian Assange ha pasado 14 años privado de libertad, los cinco últimos aislado en una celda de 2x3 metros, sólo por publicar estos crímenes.

Aparte de las ingentes dificultades que tuvo que superar la cámara, lo que ésta muestra en la voz de sus personajes es que hay que seguir trabajando muy duro para garantizar la libertad de prensa en nuestras sociedades. Los periodistas no pueden ser perseguidos como espías cuando publiquen información incómoda para los gobiernos“.

 Amnistía Internacional felicita por el trabajo realizado a la familia de Julián Assange, a activistas, profesionales de la abogacía y otros más, organizaciones de defensa de la libertad de prensa y a muchas personas de los medios de comunicación y de otros ámbitos que lo han apoyado a él y han defendido los principios fundamentales que deben regir el derecho y el acceso de la sociedad a la información y la justicia.

Hace un mes en respuesta a la tan anhelada liberación de Julian Assange de Belmarsh, una prisión de alta seguridad de Reino Unido, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, declaró:

 “Amnistía Internacional acoge con satisfacción la noticia positiva de que Julian Assange, que se encontraba bajo custodia del Estado británico, haya quedado por fin en libertad tras cinco años de prisión, y de que esta terrible experiencia se acabe para él y su familia. Creemos firmemente que Julian Assange nunca debió haber sido encarcelado y hemos pedido continuamente que se retiren los cargos.