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“Analfabetos”, “indolentes” o “pitas, pitas”: la lista de desprecios del PP a Andalucía no para de crecer

Las palabras de la vicesecretaria de Acción Social del PP, Isabel García Tejerina, diciendo que “en Andalucía te dicen que lo que sabe un niño de diez años es lo que sabe un niño de ocho en Castilla y León”, que horas más tarde ha querido aclarar señalando que se refería a “40 años de pésima gestión” del PSOE, son solo las últimas de una serie de manifestaciones políticas en las que, principalmente desde el Partido Popular, se utiliza Andalucía y sus tópicos históricos como argumento de campaña.

La crítica de Tejerina a los alumnos andaluces ha incendiado en esta ocasión a todos los partidos en campaña electoral, incluido el PP en Andalucía. Todos los candidatos andaluces en campaña, también el líder del PP andaluz, Juanma Moreno, han rechazado las palabras de la exministra y le han exigido respeto. El presidente del PP nacional, Pablo Casado, pese a todo, ha denunciado el “victimismo” del PSOE y Teodoro García ha ido un paso más allá señalando que “los andaluces no tienen culpa de tener un Gobierno de Susana Díaz que se gasta más en prostitución que en becas”.

No ha sido la única ocasión en que los agravios hacia Andalucía se han colado en las declaraciones políticas de Despeñaperros hacia arriba, levantando ampollas en la comunidad autónoma y poniendo palos en la rueda del candidato popular, en este caso.

No hace ni un par de años, entonces sin elecciones a la vista, que los andaluces dijeron #GraciasCifuentes por Twitter a la presidenta de la Comunidad de Madrid después de que Cristina Cifuentes dijera que los madrileños “están pagando” la sanidad y la educación de los andaluces.

“Hay que sacar a Andalucía del pelotón de los torpes” fue la declaración que Rafael Hernando, diputado por Almería y portavoz del grupo parlamentario popular en el Congreso, utilizó en marzo de 2015 para animar la campaña andaluza.

Hernando, que ya en otras ocasiones se ha hecho famoso por sus declaraciones salidas de tono como cuando dijo que “Andalucía es como Etiopía”, ni siquiera fue el primero en salpicar aquella cita electoral de manifestaciones de este tipo.

El compañero de partido de Hernando, José Antonio Monago, presidente de Extremadura, puso en la red un vídeo cargado de tópicos y burlas hacia los andaluces donde comparaba “los dos sures”. Ante el reproche incluso dentro de su propio partido (“Andalucía no está para bromas”, dijo Juan Manuel Moreno; “espero que lo retire”, dijo Cospedal), Monago manifestó que “hay que tener más sentido del humor”. Eso sí, no se retractó ni él ni el PP extremeño.

También Ciudadanos, en la campaña de 2015, quiso “enseñar a pescar” a los andaluces, como dijo Albert Rivera. O Durán i Lleida, que colocó a todos los jornaleros recibiendo el PER y “todo el día en el bar de su pueblo”. O Joan Puigcercós que afirmaba sin sonrojo que  “en Andalucía no paga impuestos ni Dios”. Se trata de un argumento que algunos partidos catalanes se empeñan en utilizar para demostrar lo que llaman “agravios” contra su región.

Anteriormente, el exministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, ante una pregunta sobre la reforma de la ley del aborto, respondió a Elena Valenciano (PSOE) en el Congreso en marzo de 2014: “usted quiere para Europa una tasa de paro del 35 por ciento, un fracaso escolar como el de Andalucía o que Europa tenga un sistema de expedientes de regulación de empleo (ERE) falsos, que es lo que caracteriza y define a Andalucía”.

El PP andaluz salió rápidamente al paso a rectificar y matizar las palabras de Gallardón asegurando que no se refería a Andalucía en su conjunto sino a la gestión del PSOE andaluz. El mismo argumento que utilizó Monago para justificar su vídeo de mal gusto y el mismo que ha usado ahora el PP nacional después de las consideraciones de Tejerina sobre los alumnos andaluces.

También Feijoó (presidente de Galicia) pronunció la siguiente frase ( 2014): “La Transición española se completará cuando en Andalucía gobierne un partido distinto al que ha gobernado siempre”. Las “pitas, pitas” de Esperanza Aguirre en 2010, a propósito de la decisión del Gobierno de reducir a un mínimo histórico las jornadas que tienen que trabajar los agricultores para recibir el subsidio de desempleo.

Montserrat Nebrera, diputada por el Partido Popular por Catalunya, en 2009, aparte de denominar “cosa” a la entonces ministra de Fomento Magdalena Álvarez, aludió a su acento andaluz como “de chiste”. Acento que también fue objeto de mofa en la cámara de Madrid en relación a Trinidad Jiménez cuando era candidata a la comunidad de Madrid: “Es floja, le falta cuajo y su acento la hace más apta para Dos Hermanas o Vélez-Málaga”, palabras de Juan Soler, portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid. Aunque en esta ocasión, el PP le obligó a pedir perdón y rectificar sus palabras.

Ana Mato, exministra de Sanidad, aseguró en 2008 que “los niños andaluces son prácticamente analfabetos”. Pidió disculpas pero repitió discurso en 2011, en plena campaña electoral, afirmando que “los niños andaluces dan clase en el suelo”.

A vueltas con el Estatuto

El Estatuto de Autonomía andaluz en 2006 también se convirtió en una buena ocasión para pronunciar frases poco afortunadas sobre la región. Ahí estuvieron las palabras del eurodiputado del PP catalán Alejo Vidal-Cuadras que se refirió a Blas Infante, considerado como padre de la patria andaluza, como“cretino integral” o las de Jaime Mayor Oreja, convencido de que el nuevo Estatuto de autonomía daba “pretensiones al islamismo”. “A los andaluces, la realidad nacional les suena más a chirigota, no tiene la seriedad necesaria que tiene que tener una reforma estatutaria”, afirmó María San Gil, expresidenta del Partido Popular en el País Vasco, y Mariano Rajoy, ahora presidente del Gobierno, aseguró que el Estatuto le sonaba a “cachondeo”.

Y mirando más hacia atrás, en 2002, las palabras de Juan Carlos Aparicio, exministro de Trabajo: “El peor favor que podemos hacerle a Andalucía es dejarla sumida en la indolencia”.

De la “indolencia” a las declaraciones de Tejerina, distan ya 18 años y parece seguir sin funcionar como estrategia electoral. En una cita con las urnas en la que las encuestas no dan su mejor resultado al PP andaluz, los palos en la rueda con este tipo de declaraciones no son la mejor ayuda de campaña. Por eso Juanma Moreno ha reaccionado en esta ocasión con rapidez, aunque el historial que llueve sobre mojado será utilizado sin duda por sus adversarios en la contienda política del 2 de diciembre.