Andalucía tiene uno de los peores niveles de inglés de Europa, según un estudio de la Comisión Europea. Para paliar este problema, la comunidad exige a sus estudiantes un grado de idiomas mínimo para concederle el título universitario. Es, junto a Cataluña, una de las pocas que lo hace. Ahora además será la primera comunidad en financiarlo con una beca.
Dado que las pruebas de idiomas se realizan a lo largo de junio, la aprobación de las ayudas ha sido, junto al paquete antidesahucios, una de las primeras medidas que ha tomado el nuevo gobierno de Susana Díaz. Tal y como ya se señalaba en el borrador, las becas cubrirán con efecto retroactivo las tasas de matriculación del examen, el curso o ambos, según el caso, “con el fin de que dichos estudios no supongan ninguna carga adicional para ese alumnado con dificultades económicas”. La ayuda no superará en ningún caso los 300 euros.
De momento, la podrán solicitar aquellos estudiantes que se hayan examinado entre septiembre de 2014 y septiembre de 2015 y hayan aprobado el examen. De los 17.000 estudiantes que se han presentado, la Junta calcula que aproximadamente el 50%, unos 8.500, podrán reclamar la devolución de las tasas del examen y/o el curso de idiomas a final de mes a través de la web de la Consejería de Economía y Conocimiento. La administración insiste en que se trata de un primer paso y que para el próximo curso se confeccionará un plan más completo y ambicioso.
Positivo pero “un parche”
Los representantes de estudiantes consideran un logro que se hayan escuchado sus reivindicaciones aunque se muestran prudentes a la hora de valorar su impacto. Aunque no sea una medida universal y gratuita para todos los estudiantes, Fabricio Saquilán, portavoz de la Coordinadora Andaluza de representantes de Estudiantes, valora positivamente que se haya satisfecho, al menos en parte, la reivindicación estudiantil. Aunque lo considera un “parche”, entiende que se trata de una primera medida cuyo impacto hay que valorar aún. “El objetivo es garantizar que todo el mundo tenga su título. Si no es así, seguiremos reivindicando más medidas”, afirma Saquilán.
Hoy en día el nivel de idiomas se puede acreditar mediante un certificado oficial o, en caso contrario, mediante una prueba de idiomas de la propia universidad, cuyas tasas se han incrementado en los últimos años hasta los 50-60 euros. Casi el triple, según denuncian los estudiantes. En cuanto al precio del curso de idiomas, dos ejemplos: la Universidad de Sevilla cobra por él 168 euros y la Pablo de Olavide, 295 euros.
Desde que el nivel de idiomas se convirtió en un requisito imprescindible para aprobar la carrera, el movimiento estudiantil ha reivindicado que el B1 (o superior, según la carrera) sea gratuito. Universidades como la de Cádiz ofrecen desde 2012 una primera matrícula de examen gratuita, mientras que la de Sevilla se ha comprometido a devolver la tasa si el estudiante aprueba el examen de cara al próximo curso.
Requisitos económicos y académicos
Al contrario de lo que se señaló en un primer momento, la concesión de la ayuda sí dependerá de requisitos académicos y no sólo económicos, ya que sólo podrán solicitarla aquellos estudiantes que sean beneficiarios del Plan General de Becas del Ministerio de Educación. Si, según el borrador anterior, solo había dos condiciones, aprobar el examen y que se “acredite que no supera el ciento diez por ciento del extremo superior del intervalo correspondiente establecido para el umbral 3 de renta y patrimonio familiar”, ahora las condiciones económicas se endurecen y se añaden los requisitos académicos propios de las becas estatales.
Desde la nueva Consejería de Economía y Conocimiento, con el exrector de la Universidad de Sevilla Antonio Ramírez de Arellano al frente, insisten en que estos cambios se han llevado a cabo para agilizar los trámites y permitir que los estudiantes puedan solicitar la ayuda lo antes posible, pero remarcan que el compromiso de cara al próximo curso es mejorar las condiciones y que haya un número mayor de alumnos que puedan solicitar dichas becas. “Es solo un primer paso”, subrayan.
El Gobierno andaluz recurrirá finalmente a fondos propios, en vez de europeos, tal y como se indicaba en el primer borrado. Para el próximo curso, la Junta podrá recurrir al Fondo Social Europeo para cofinanciar en un 80% las subvenciones, ya que, dentro de los objetivos del programa operativo del FSE, entra “consolidar la formación de excelencia y la competencia lingüística en inglés: superar la media europea en porcentaje de población en edad de trabajar con educación superior y lograr que la competencia lingüística en inglés en el sistema educativo alcance la media europea”.
El presupuesto global ascenderá finalmente a los 3 millones de euros, uno menos de lo previsto inicialmente. La financiación procederá del programa de universidades de este año, cuyo presupuesto se eleva para 2015 a los 1.152 millones de euros.