Andalucía presenta un plan para reducir las listas de espera sin un presupuesto concreto ni aumento de sanitarios
Con más de un millón de pacientes esperando para una operación o una cita con un especialista, la demora asistencial es uno de los grandes problemas de la sanidad pública de Andalucía. Según los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, las listas de espera andaluzas crecieron en año y medio –hasta junio de 2023, último dato disponible– un 55%. Situación que ha llevado al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a un punto límite y a poner en el foco a quienes están gestionándolo. Sin embargo, la consejera de Salud, Catalina García, huye de las críticas y afirma que se trabaja, desde octubre, en un plan para “reorganizar” la actividad y reducir esta problemática. Un proyecto que los sindicatos no terminan de ver claro.
La “reorganización” a la que hace referencia García se sustenta básicamente en dos pilares: los autoconciertos y el aumento de la continuidad asistencial. Los autoconciertos consisten en que los sanitarios trabajan fuera de su horario laboral –percibiendo por ello un complemento por jornada extraordinaria– con el fin de llevar a cabo operaciones y consultas que aligeren las listas de espera. No es una medida pionera en el Sistema Nacional de Salud (SNS), pero Salud la está promoviendo en Andalucía. Mientras que la continuidad asistencial implica que los médicos trabajen en horario de tarde un número concreto de horas al mes, tanto en atención primaria como en hospitales, para lograr el mismo fin.
Dos claves que, según Catalina García, son los pilares sobre los que se levanta el plan que “reorganiza” la actividad del SAS para reducir las listas de espera y acallar las críticas que desde la oposición parlamentaria y los sindicatos llevan semanas produciéndose. Críticas que tuvieron su cénit con la dimisión del gerente del propio SAS, Diego Vargas, y el viceconsejero de Salud, Miguel Ángel Guzmán, a finales de diciembre. Aunque ambos cargos políticos argumentaron “motivos personales” para decir adiós, fuentes sindicales y políticas afirman que se han ido por no estar de acuerdo con la gestión que García está haciendo de la sanidad pública andaluza. Por eso, fuentes de la mesa sectorial creen que el anuncio de la reorganización busca “tapar vergüenzas” en referencia a la mala situación interna que parece haber en la Consejería de Salud.
Por ello, este plan reorganizativo al que está haciendo referencia García en los últimos días está siendo especialmente analizado por todas las partes. Según Salud, desde octubre se han aumentado las continuidades asistenciales y se han implementado los autoconciertos en los hospitales públicos. Dos decisiones que, según la misma fuente, han reducido las listas de espera desde entonces un 11,2%. Sin embargo, tal y como señalan los sindicatos, se desconoce cuál es el presupuesto que se ha asignado para tal plan ni se promueve otro para aumentar el personal disponible, uno de los grandes problemas que afectan a la demora asistencial.
Falta de concreción en las medidas
Para CCOO, UGT, Satse, CSIF y Sindicato Médico, esta propuesta, aunque positiva por pretender abordar la problemática de las listas de espera y recoger ideas de los propios agentes sociales, parece más un “parche” porque no se detallan las partidas económicas que lo sustentarán. Salud habla de que en 2024 se aspira a invertir entre 148 y 150 millones de euros en autoconciertos y continuidad asistencial, pero no aporta datos más concretos. Este medio ha solicitado la documentación que detalla las partidas, pero fuentes sanitarias de la Junta de Andalucía explican que la información está contenida en “informes internos” que tampoco han sido facilitados a los sindicatos.
Porque esa es otra de las cuestiones que genera controversias en este proyecto de reorganización. La mesa sectorial no ha tenido conocimiento del plan hasta que la propia consejera lo ha anunciado en el Parlamento de Andalucía. Sindicatos como CCOO sí admiten que algunas de las propuestas que se incluyen en él son las mismas que llevaban años ofreciendo al SAS y que no se practicaban, pero dicen no tener más información sobre cuáles son las líneas concretas sobre las que se trabaja. Es decir, los autoconciertos y la continuidad asistencial son dos ideas que los sindicatos siempre han defendido, pero no como algo general, sino acompañadas de un aumento de plantilla y con una dotación presupuestaria concreta. Dos cuestiones que el SAS no consigue aclarar.
En todo caso, Salud sí dice comprometerse a que este año no haya andaluces que superen la garantía del plazo para ser operados. Este plazo está en 30, 60 y 180 días en función de si es consulta o cirugía y, si se supera, el paciente tiene derecho a utilizar la sanidad privada y pasarle la factura al SAS. En ese sentido, el esfuerzo asistencial de esta reorganización, según Salud, ha hecho que hasta octubre se hubiesen hecho 1,8 millones horas extraordinarias para rebajar las listas de espera y que desde la puesta en marcha de la nueva actividad, estas pretenden llegar hasta los 2,5 millones.
Comparativamente, de acuerdo con los datos del SAS, la demora asistencial es mejor ahora que cuando gobernaba el PSOE en 2018. Un argumento que mantiene la Junta de Andalucía para culpar a la pandemia de la Covid-19 y a la “herencia recibida” de los problemas que afectan a la sanidad pública andaluza en la actualidad. Según las cifras oficiales, un paciente andaluz espera 64 días menos que en 2018 para una operación –de 208 días entonces a 144 días en 2023– y 55 días menos para ser visto en consultas externas que hace cinco años –de 176 días a 121 en 2023–.
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