El PP andaluz ha observado como un espectador algo molesto el cruce de reproches entre el entorno de la secretaria general del partido, Dolores de Cospedal, y del vicesecretario de Política Autonómica y Local, Javier Arenas, a cuenta del fracaso en las elecciones andaluzas (el PP ha perdido 17 escaños). Este enfrentamiento, que viene de lejos, entre las dos personas de confianza de Mariano Rajoy en Génova apenas ha tenido repercusión ni se ha reeditado en el PP-A. “Aquí no hay una lucha entre los de Cospedal y los de Arenas porque básicamente aquí nadie es de Cospedal y todos han sido alguna vez de Arenas”, explica muy gráficamente un dirigente del PP-A.“Más bien parece una batalla de poder por el control del partido y para posicionarse sobre una posible sucesión de Rajoy”, añade. Los populares andaluces están inmersos en su propia batalla interna que ha aflorado tímidamente tras el decepcionante resultado de las autonómicas pero que seguirá 'contenida' hasta las municipales.
El partido está dividido entre los que han aceptado sin rechistar el resultado de las autonómicas y la ausencia de autocrítica por parte de la dirección andaluza, y aquéllos que exigen cambios de calado para poder remontar. “Si Juanma no se rodea de un equipo más potente, lo vamos a tener complicado”, lamenta otro dirigente. En una formación acostumbrada a cuadrarse ante las decisiones de los jefes y a no airear sus problemas, los partidarios de dar un golpe de timón en la dirección popular e, incluso, de pedir cuentas al presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla, eluden pronunciarse públicamente.
Pero lo tienen claro: “Esto no se sostiene ya”, apunta un peso pesado de la formación en Andalucía. Pero Moreno Bonilla, que se ha estrenado en las urnas cosechando el peor resultado para sus siglas, gozará de una breve tregua o prórroga hasta las municipales del 24 de mayo. El PP se lo juega todo en estas elecciones, de ahí que no pueda permitirse una crisis interna abierta en estos momentos. Parte de una victoria histórica en la comunidad en 2011 que ahora será muy difícil reeditar, pero si pierde alguna o algunas de sus capitales más emblemáticas (gobierna por mayoría absoluta en las ocho) y las cinco diputaciones, el hundimiento será incontestable.
Los alcaldes, “están intentando salvar sus muebles”
“El runrún de congreso extraordinario está ahí, pero nadie lo dice. Si las municipales no estuvieran a la vuelta de la esquina, el 23 de marzo, el día después de las andaluzas, muchos habríamos pedido un congreso extraordinario”, asegura un dirigente de la formación. Todos los esfuerzos del PP-A se dirigen a salvar el resultado de los comicios locales. Hay una “preocupación” extendida en las filas populares pero todos coinciden en vaticinar un mejor resultado que en las autonómicas. “La gestión de los alcaldes es el mejor aval y tienen mucha fuerza”, sostiene un alto cargo popular. El relato de un alcalde de la provincia de Sevilla es esclarecedor: “Ahora cada uno está intentando salvar sus muebles y hacerse fuerte en su territorio, pero cuando pasen las municipales otro gallo cantará”. Lo que parece claro es que los regidores van a tratar de aperecer lo menos posible junto a Moreno Bonilla o líderes nacionales durante la campaña. “No lo va a querer nadie al lado”, afirma otro alcalde.
Los populares andaluces están intentando digerir el trago electoral, pero son muchas las voces que reprochan a la dirección la nula autocrítica. “Lo peor no es el resultado, sino la estrategia que se ha seguido, que se resume en esperar sentado a que la gente se dé cuenta de que se equivocó votando a Ciudadanos o Podemos”, subraya una fuente del partido. Prácticamente nadie tomó la palabra en la junta directiva regional celebrada tras el 22 de marzo para decir alto y claro que en algo había fallado el partido. Sólo Esperanza Oña lo hizo. Hablaron Moreno Bonilla, la secretaria general, Loles López, Javier Arenas, Celia Villalobos y la ministra de Empleo, Fátima Báñez. Todos alabaron la campaña del PP-A, el papel del candidato y cerraron filas con la dirección andaluza. “No reconocer nada tiene las patas muy cortas”, advierte un miembro del PP-A.
No hay consenso, sin embargo, a la hora de señalar las causas de la histórica derrota. Algunas de las fuentes consultadas por este periódico piden directamente la cabeza de Moreno Bonilla porque ha demostrado que “no funciona”. “Los tiempos en que uno perdía y seguía presentándose diez años ya han pasado”, aclara un exdirigente andaluz. Otras fuentes apuntan al daño colateral de las políticas de Rajoy. “Es verdad que Juanma no ha resultado un revulsivo, pero el problema viene de la mala comunicación del Gobierno central y de su debilidad”, sostienen. El resultado del 22 de marzo es producto, dicen, de los “dos años perdidos por culpa de Rajoy”. Se refieren a la situación de interinidad que soportó el PP andaluz tras la marcha de Arenas y la desastrosa sucesión, donde se pudo ver un nuevo capítulo del enfrentamiento entre Cospedal -que apostó por aupar a José Luis Sanz- y de Arenas -quien maniobró para colocar a Moreno Bonilla-.
Precisamente son muchos en el PP-A los que se quejan de que la sombra de Arenas en Andalucía sigue siendo muy alargada y advierten del “tutelaje” que ejerce sobre Moreno Bonilla. “Sigue mangoneando todo”, critica uno de sus detractores. Otro parlamentario dice que “nadie entiende que siga en la Cámara” y que debería “apartarse”. Una persona muy cercana a Arenas niega la mayor y asegura que el expresidente del PP andaluz está “absolutamente centrado en Madrid”, en su cargo en la dirección nacional, y que su continuidad en el Parlamento es “formal, un gesto con Almería”. “No va a tener ningún papel aquí”, niega tajante.
En este escenario, la decisión más inmediata que tiene que tomar el PP-A es fijar su postura en el debate de investidura. De momento ya han dejado claro que no van a facilitar que Susana Díaz sea presidenta en la primera votación, pero aún toca negociar. La estrategia se “hablará” con Madrid pero todos se muestran convencidos de que el partido en Andalucía tendrá “autonomía” para decidir, a pesar de que el posicionamiento pueda influir en futuros escenarios electorales.