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El sector augura fuertes subidas en los precios del aceite de oliva

Con los últimos datos disponibles, el consenso en el mundo del aceite de oliva es total, los precios, inevitablemente subirán. Según el Consejo Oleícola Internacional, organismo intergubernamental en el que están representados todos los países productores del aceite, a final de febrero, cuarto mes de una campaña prácticamente ya finalizada, la producción española iba muy por debajo de lo habitual: 543.600 toneladas, lo que sigfica un 62% menos que la campaña anterior.

“Siendo el principal productor mundial”, explica el COI, “el impacto sobre la producción mundial será muy significativo”. Prevé que esta campaña la producción en la Unión Europea se quedará en 1.250.000 toneladas, y la de todo el 2.500.000. Para comprender el impacto de la mala cosecha española de este año, basta fijarse en el hecho de que la producción media de las últimas tres campañas fue de 1.469.000 toneladas de aceite al año, superior por tanto a la que se espera para toda la Unión Europea, que incluye a Francia, Italia y Grecia.

Antonio Luque, responsable de Hojiblanca, que agrupa al mayor grupo de productores del país, es contundente. “No va a haber aceite para todo el mundo, por lo tanto el consumo tiene que caer al menos un 8% este año, y eso sólo sucederá por una vía, subida de precios. No hay más narices”.

De hecho, los precios en origen ya están subiendo, aunque como dice el COI, hasta ahora esa subida es “lógica y razonable”. El aceite de oliva lampante, que se destina a la refinación y es la gran mayoría, ronda los 2,7 euros por kilo frente a los 1,6 de 2012. En el de mayor calidad, el virgen extra, que ya está entre 3 y 3,1 euros el kilo, la subida ronda el 25%.

Una opinión que comparte plenamente Miguel Gallego, responsable de Migasa, que con una facturación de 700 millones de euros es una de las principales aceiteras españolas: “No es que a final de campaña no vayamos a tener aceite, es que ahora aceite hay poquísimo. En cualquier momento los precios van a subir”. Gallego se refiere a que a pesar de que en origen los precios estén ya al alza, aún no se ha notado en las estanterías de los supermercados. “El aceite sigue siendo oferta de reclamo en Mercadona, Carrefour...” dice.

Gallego y Luque también coinciden en que para el sector es malo que la distribución no traslade ya la subida en origen a sus estanterías. Porque cuanto más se tarde, más brusca será la subida y, asegura Gallego, “en ningún caso la caída de producción será compensada por la subida de precios”. Al final, si los precios suben mucho se producirá un trasvase de los consumidores hacia otros aceites (girasol), y se tardará en poderlos recuperar.

Luque lo explica muy gráficamente. Al final de año, el consumo tiene que caer al menos un 8%, porque no hay aceite para más: “Si esperamos seis meses en subir precios, significa que en ese periodo habrá que reducir el consumo un 16%, y si se espera al último trimestre un 36%. Lo que la distribución está haciendo es una barbaridad”.

En cualquier caso, la opinión del sector es unánime, el precio final del aceite, antes que después, subirá.