Desde la medianoche del 19 al 20 de diciembre Málaga empezará a acumular desperdicios en la calle. A esa hora comenzará la huelga de Limasa, la empresa mixta de recogida de basuras, si en las apenas 24 horas que quedan hasta entonces no se alcanza el acuerdo que no se ha producido en el último mes.
El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre (PP), volverá a sentarse este miércoles con los trabajadores, pero las cartas hace tiempo que están sobre la mesa: o se adopta una batería de medidas sobre los salarios y las jornadas de trabajo que ahorren unos 6,8 millones de euros o se ejecuta un ERTE, dice la empresa. Los trabajadores creen que hay margen para recortar el gasto en otras partidas.
Hace tiempo que las piezas no se mueven demasiado en el tablero de la negociación entre Limasa y sus trabajadores, y puede que al final unos y otros lleguen donde dicen no querer ir, a ejecutar un ERTE la primera, y al paro indefinido los segundos. De momento, ya se conoce el escenario hipotético a partir del 1 de enero: la empresa presentó esta semana en la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo el ERTE que aplicará a sus 1.325 trabajadores si antes no llega a un acuerdo con ellos. Según ese documento, los empleados de Limasa dejarán de trabajar un máximo de 80 días al año hasta el 17 de abril de 2017. Los trabajadores también hicieron públicas sus intenciones hace tiempo: o se retira el ERTE o hacen huelga en Navidad. Las dos partes se acusan de chantajearse mutuamente.
Con el texto del ERTE ya presentado, el alcalde, la empresa y los trabajadores volverán a encontrarse este miércoles con nocturnidad (el regidor anunció que se reunirían “a las 22.15 o las 22.30”), como el pasado sábado. Siete horas estuvieron reunidos la empresa, los trabajadores y una amplia delegación del Ayuntamiento de Málaga encabezada por su alcalde. Nada más concluir el encuentro, el consistorio publicó una nota en la que aseguraba que el comité de empresa se había negado a aceptar “la última oferta”. Esta implica, entre otras medidas, una reducción salarial del 1,65%, la congelación del complemento de antigüedad y del de productividad y la modificación de los días de descanso y de la distribución de las vacaciones para ahorrar en la contratación de eventuales. Los acuerdos se aplicarían durante los próximos tres años.
El consistorio (que tiene el 49% de las acciones de la empresa) cree que con estas medidas Limasa ahorraría lo suficiente para cuadrar las cuentas de 2014. Pero también deslizó el otro argumento al que viene acudiendo desde que comenzaron las negociaciones: los trabajadores de Limasa no deberían quejarse de los recortes, visto el panorama de alrededor. “Pese a que las cifras encajaban y el recorte salarial planteado es mínimo en comparación con otras empresas del sector, con los aplicados en la administración pública y con la situación de la economía española en general, el comité de empresa mostró una postura inamovible”, aseguraba la nota. “Ya quisieran los miles de trabajadores en paro de la provincia estar en esa situación [ante un ERTE]”, había comentado el regidor en el pleno del mes pasado.
La postura del comité de empresa
La postura del comité de empresaEn esta tesitura, los trabajadores han recogido el guante y a la apelación al ajuste han respondido haciendo suyo el argumento. “Recortes sí, pero todos”, vienen a decir. El comité de empresa de Limasa ha pedido varias veces que se revise el canon de asistencia técnica (2,2 millones de euros) que ingresan los socios privados de Limasa (FCC, Urbaser, Unicaja y Sando) y sus beneficios, y que la tijera afecte a los sueldos de los directivos, algunos de los cuales supera los 100.000 euros. También ha insistido en que la empresa puede ahorrar mucho si deja de gastar en aquello que podría obtener por sus propios medios, como la reparación de su flota de camiones, que es un servicio en gran parte externalizado.
Pero el principal desacuerdo sigue radicando en cómo valorar las medidas de ahorro, porque de esa cuantificación dependen los recortes salariales. Los trabajadores creen que no es necesario que se reduzca su poder adquisitivo si se limita la contratación de eventuales, y por eso estarían dispuestos a distribuir sus días de vacaciones a lo largo de todo el año, a trabajar un sábado de cada cuatro y a renunciar a la quinta de semana de vacaciones y a las jornadas de trabajo en los festivos. Entienden que esas medidas supondrían el ahorro necesario para cuadrar las cuentas. Pocas horas después de la reunión de la madrugada del sábado se manifestaron por el centro de Málaga con una pancarta donde se leía “No a los recortes para los trabajadores a cambio de beneficios para las empresas privadas”.
Francisco de la Torre explicó que se había producido “un proceso de acercamiento, pero no suficiente” en la postura de unos y otros. Si ese proceso culmina en acuerdo se sabrá la próxima madrugada, pero entre tanto, el escenario del disenso ya se prepara, y la Junta de Andalucía establecerá los servicios mínimos a lo largo del día. El gobierno local, la empresa y los trabajadores están a menos de 24 horas de evitar que bajo las luces de Navidad lo que más brille sean las basuras de la ciudad.