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La futura Baviera de España: Andalucía puede y debe ser líder en las energías verdes europeas

Kilian Wirthwein Vega

23 de noviembre de 2021 20:41 h

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Durante los primeros días de septiembre, se celebró en Múnich (la capital de Baviera), la feria internacional IAA Mobility 2021 sobre la movilidad del futuro. Baviera, uno de los estados federales de Alemania, es una de las regiones más ricas de la Unión Europea, entre otros factores por la importantísima producción de automóviles que exporta al mundo entero. Siendo el origen de marcas como BMW y Audi, el motor de combustión es una de las razones por las que Baviera consiguió en su momento construir una economía que, por ejemplo, triplica a la economía de Grecia en términos de Producto Interior Bruto (PIB). Pero la inmensa riqueza económica de Baviera no ha sido siempre la misma. Antiguamente, la economía bávara se basaba casi exclusivamente en la pequeña agricultura y ganadería. Es común escuchar a los/as políticos/as hablar del éxito bávaro en estos términos: la voluntad política marcó el cambio que convirtió a la región en uno de los motores de Europa.

Sin embargo, desde hace unos años, el liderazgo político de Baviera observa con creciente preocupación los profundos cambios que se están generando en la economía global. Con la llegada de la conducción autónoma, los coches conectados a la red, el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, pronto las grandes marcas automovilísticas tendrán una fuerte dependencia de las tecnologías como los semiconductores y los microprocesadores. A esto, se le unen las crecientes presiones para crear una movilidad verde ante los objetivos acordados en el Acuerdo de París. En este contexto, Baviera esta intentando con todos los medios evitar que los cambios actuales puedan disminuir su importancia económica a largo plazo en Europa. La crisis climatológica esta siendo una prueba de fuego para Baviera: sobrevivir como motor económico o quedar desplazada por la competencia. Es época de reinventarse para bien o para mal.

Todas las crisis mundiales generan perdedores y ganadores. Con la crisis pandémica y la crisis climática se ha abierto un periodo de amenazas y oportunidades para todas las regiones de la Unión Europea. En este contexto, Andalucía debe hacer una profunda reflexión sobre sus planes como región dentro del marco de España y la Unión Europea. Con una visión clara de futuro que sepa leer las oportunidades venideras, lo que es una situación tan devastadora como una pandemia global, podría ser una oportunidad única para llevar a cabo una remodelación fundamental de la economía que, en términos económicos, la convierta en la Baviera de España. Para ello han de coincidir una acertada visión de futuro para la Comunidad Autónoma con una voluntad política inequívoca que sepa entender los valiosos recursos de Andalucía. Andalucía cuenta con recursos ideales para dar respuesta a al menos uno de los dos grandes retos de la Unión Europa del futuro: la transición verde y la digital. Especialmente en la transición verde, Andalucía podría convertirse en uno de los motores de Europa, en una superpotencia económica europea. Todo dependerá de la capacidad política para entender las oportunidades actuales, elaborar una estrategia inteligente e implementar lo prometido.         

Momento de cambio: La oportunidad única para Andalucía

Las crisis mundiales son el momento en el que las estructuras de la sociedad son más maleables. Sobre todo, es la respuesta que se le da a las crisis la que define las nuevas estructuras de poder internacional, los nuevos estándares que regirán el mundo y las nuevas tendencias que marcarán las nuevas realidades de la sociedad. En este momento coinciden dos factores muy importantes que pueden impulsar grandes cambios en Europa, sus estados miembros y sus diferentes regiones: 1) una voluntad política de impulsar grandes transformaciones en lo verde y lo digital, así como 2) una crisis global en forma de pandemia que abre un espacio para cambios sistemáticos en lo económico, político y social. En definitiva, nos encontramos en un momento histórico que definirá muchas décadas del futuro. Andalucía tiene un inmenso potencial en el ámbito de las energías verdes y debe aprovechar esta oportunidad única de cambio.

Todos los actores – públicos, privados y civiles – han incrementado su voluntad de trabajar conjuntamente en la transición ecológica. Hace tan sólo pocos años hubiera sido impensable la adopción del Pacto Verde Europeo, la explosión de empresas sostenibles con certificación B Corp o la puesta en escena de objetivos de desarrollo sostenible tan ambiciosos como alcanzar la neutralidad climática de la economía europea hasta 2050. En este contexto, la apuesta fuerte por las políticas verdes ya no es únicamente un criterio moral, también es cada vez más rentable apostar por lo verde. Si todos los actores se mueven hacia la misma dirección (la de una economía verde), las regiones como Andalucía deben pensar donde se encontrará su ventaja competitiva en la realidad verde del futuro: para Andalucía está claro que la mayor oportunidad para generar riqueza y bienestar en el futuro se encuentra en las energías renovables.   

No tiene sentido que se especialicen en energías renovables otras regiones con condiciones más desfavorables. Andalucía cuenta con recursos ideales y debe apostar por un liderazgo claro para llevar a cabo grandes inversiones en las energías renovables, no solo para hacer de Andalucía una región verde, sino también para crear una nueva fuente de riqueza a través de la exportación masiva hacia Europa de sus energías limpias. Con más de 300 días de sol al año y grandes terrenos planos idóneos para la construcción de grandes infraestructuras de placas solares, Andalucía podría ser la sede de un gran proyecto de energía solar para Europa, creando una ciudad similar a la que están construyendo países como Emiratos Árabes con el proyecto Masdar City. Es más, el interés europeo en un proyecto de tal envergadura debería ser inmenso debido al objetivo de reducir la dependencia energética del petróleo por la doble motivación de aumentar su seguridad energética y construir una economía verde. Andalucía y otras regiones del mediterráneo podrían abastecer con energía solar a una gran parte de los países de la Unión Europea, ofreciendo soluciones al paro juvenil, promoviendo un modelo de riqueza moderno e inclusivo y capaz de competir en el exterior. Del mismo modo, son pensables grandes infraestructuras de energías eólicas y marítimas, debido a la presencia de importantes corrientes de viento y agua en Andalucía.

¿Cuáles serán las Bavieras del futuro?

Tomando prestado el concepto de “great spurt” (gran salto) de Alexander Gerschenkron, antiguo profesor de historia económica de la Universidad de Harvard durante 25 años y especialista en la creación de la economía moderna europea, la transición hacia las energías renovables representa una oportunidad única en Andalucía para organizar un great spurt, es decir, un crecimiento económico inusualmente acelerado. Una oportunidad poco habitual para concentrar grandes inversiones de manera coherente. La cuestión no es solo que necesitamos ser más verdes por razones medioambientales. La cuestión también es que ser verdes será muy rentable. De los 1.8 billones de euros de los planes de recuperación y resiliencia de la Unión Europea, el 37 por cien de la inversión está garantizado para proyectos que contribuyan a la transición ecológica. Teniendo estas cifras en mente y pensando en que la transición ecológica no hace más que empezar, los fondos disponibles para la transición verde serán cada vez más amplios y las oportunidades más importantes. Con la firma del Acuerdo de París, la puesta en marcha del Pacto Verde Europeo y la reciente publicación del informe del IPCC, se está generando un consenso importante sobre la economía del futuro. Ahora cabe decidir qué regiones saben aprovechar el nuevo modelo económico que está surgiendo en torno a lo verde y qué regiones están a punto de perder su estatus como potencias económicas.

Uno de los principales factores que decidieron la riqueza de Baviera – el motor de combustión – dejará de existir pronto. Toda la economía se va a transformar y los aspectos verdes son una de las principales fuentes de ese cambio. Es decir, nos encontramos en un momento donde se decidirán cuáles serán “las Bavieras del futuro”, un momento de muchísima incertidumbre sobre los ganadores y los perdedores de la economía del futuro. Está en las manos de Andalucía convertirse en una de las regiones más importantes para la economía de Europa, apostando por grandes inversiones verdes.      

Durante los primeros días de septiembre, se celebró en Múnich (la capital de Baviera), la feria internacional IAA Mobility 2021 sobre la movilidad del futuro. Baviera, uno de los estados federales de Alemania, es una de las regiones más ricas de la Unión Europea, entre otros factores por la importantísima producción de automóviles que exporta al mundo entero. Siendo el origen de marcas como BMW y Audi, el motor de combustión es una de las razones por las que Baviera consiguió en su momento construir una economía que, por ejemplo, triplica a la economía de Grecia en términos de Producto Interior Bruto (PIB). Pero la inmensa riqueza económica de Baviera no ha sido siempre la misma. Antiguamente, la economía bávara se basaba casi exclusivamente en la pequeña agricultura y ganadería. Es común escuchar a los/as políticos/as hablar del éxito bávaro en estos términos: la voluntad política marcó el cambio que convirtió a la región en uno de los motores de Europa.

Sin embargo, desde hace unos años, el liderazgo político de Baviera observa con creciente preocupación los profundos cambios que se están generando en la economía global. Con la llegada de la conducción autónoma, los coches conectados a la red, el Internet de las Cosas, la Inteligencia Artificial, pronto las grandes marcas automovilísticas tendrán una fuerte dependencia de las tecnologías como los semiconductores y los microprocesadores. A esto, se le unen las crecientes presiones para crear una movilidad verde ante los objetivos acordados en el Acuerdo de París. En este contexto, Baviera esta intentando con todos los medios evitar que los cambios actuales puedan disminuir su importancia económica a largo plazo en Europa. La crisis climatológica esta siendo una prueba de fuego para Baviera: sobrevivir como motor económico o quedar desplazada por la competencia. Es época de reinventarse para bien o para mal.