De Alemania a Sevilla pasando por Estados Unidos, la experiencia que marcó la carrera (y la vida) de la científica Elena Ceballos

Elena Ceballos acaba de regresar a la Universidad de Sevilla (US) después de pasar casi tres años en Estados Unidos buscando en los océanos soluciones para combatir el cambio climático. Pero la experiencia que “marcó un antes y un después” en la vida de esta investigadora del departamento de Física Aplicada la tuvo en 2011, cuando decidió apuntarse a una beca parecida al Erasmus para cursar el último año de carrera en Alemania.

“Me cambió la vida a mejor, me abrió la mente muchísimo y me descubrió que el mundo estaba ahí por si quería ir a formarme y vivir experiencias”, recuerda ahora esta científica sevillana. Desde entonces, su carrera profesional ha estado vinculada a la internacionalización. “Le cogí el gustillo a lo internacional y no paré, me di cuenta de la riqueza que tenía en mi formación y mi persona”, asegura Ceballos, quien se acaba de incorporar a la Hispalense como docente e investigadora.

Después de volver de Alemania con la licenciatura terminada y un máster europeo (ese era el convenio que tenía entonces la US), comenzó un doctorado en la misma universidad sevillana donde había estudiado la licenciatura de Física. Durante el desarrollo de su tesis, realizó diferentes estancias en el extranjero para “enriquecer” su trabajo de investigación mediante la inmersión en otras instituciones académicas de prestigio. “Pasé dos años en Reino Unido, luego volví a Alemania y, hacia el final de la tesis, estuve en Estados Unidos”, relata Ceballos.

Así logró la mención “Doctorado Internacional” en su título y encontró la oportunidad de seguir investigando el ciclo del carbono en los océanos desde la Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), uno de los organismos dedicados al estudio de los océanos más destacados del mundo. “Encajé muy bien en el grupo de investigación y, sobre todo, me llevé muy bien tanto personal como profesionalmente con mi supervisor, Ken Buesseler, que fue quien me propuso hacer una estancia posdoctoral allí”, explica en ese sentido la científica sevillana que en 2021 se embarcó en una campaña marítima por el Atlántico.

Para esta etapa, contó con una beca de la Comisión Europea llamada Marie Curie (MSCA Global Fellowship), que compromete al investigador a retornar todo el conocimiento a una institución de Europa tras dos años de investigación en el extranjero. Ceballos eligió “casa para volver”, y por eso se ha incorporado ya a la Universidad de Sevilla, donde prevé centrarse en el proyecto DEPOCARBON, con el que va a muestrear el golfo de Cádiz y estudiar la capacidad de los océanos de absorber CO2 en esta zona concreta.

Sentirse capaz de todo

Mientras se adapta de nuevo a la vida en España, la investigadora sevillana asegura que afronta esta nueva etapa con “mucha ilusión”. “Tenía claro que quería volver a España y, sobre todo, a Sevilla”, reconoce Ceballos, valorando por encima de todo estar cerca de la familia. También en lo profesional está siendo una vuelta ilusionante porque “vuelves donde hiciste la tesis y ves que tus profesores ya no te miran como estudiante, sino como compañera y se sienten orgullosos de tu evolución”.

Aun así, se confiesa algo “nostálgica” por no tener ese “contacto físico y mental” con el mar que tenía a diario en Massachusetts, cuando formaba parte de una institución dedicada exclusivamente a la oceanografía. En España, “cuando hablamos de investigación lo más limitado es la financiación”. “Hay mentes brillantes, gente con muchas ganas, pero faltan recursos”, afirma Ceballos, quien ha encontrado en la internacionalización una forma de paliar ese déficit: “Si en cada una de tus estancias te traes contactos, los mantienes, luego puedes seguir colaborando con ellos y así tienes recursos económicos extra de manera indirecta”, apostilla.

De esta forma, Ceballos ha podido traer a la capital hispalense una nueva línea de investigación gracias a los datos que recabó durante su estancia en Woods Hole, utilizando una técnica con cámaras subacuáticas de alta resolución que “en España solo hay una institución que las usa”. “Y todo por marcharme a Alemania”, reflexiona ahora Ceballos, fijando en esa experiencia el “punto de inflexión” que determinó “mi manera de ser y de concebir el mundo y de cómo quería darle forma a mi carrera”. Tanto es así que “cuando miro atrás y establezco mi línea del tiempo, siempre pienso en mi vida antes y después del Erasmus”.

Por todo ello, Elena Ceballos recomienda a todo el mundo “marcharse a vivir esa experiencia”, explorar mundo y vivir retos porque “te hace muy resolutivo, le pierdes el miedo a las cosas y te sientes muy capaz para desarrollarte como ser independiente y adulto, no solo en lo académico”. Como ejemplo, recuerda que durante su último año de carrera en Alemania tuvo una caída y se rompió el brazo: “Fui al médico sola y me apañé con el idioma, ahí me di cuenta de que si era capaz de resolver allí, cuando volviera y tuviera mi idioma, mi red de apoyo, iba a ser capaz de cualquier cosa”.