ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/
iAlguien que me explique qué es Andalucía, por favor!
Dicen que Andalucía es inspiración. Dicen que Andalucía son raíces y acento. Dice que es arte, es flamenco. Es sol, es agua, es viento. Es energía. Dicen que salud, relax y playas. Es riqueza. Por supuesto, dicen que es turismo y muchas más cosas, todas fenomenales, estupendas y maravillosas.
Dicen en la web Andalucía.org, que es vértice entre Europa y África y punto de encuentro del Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo; ha sido codiciada a lo largo de los siglos por numerosas culturas desde que la historia es historia y aún mucho antes. Que su territorio representa el 17,3 % de España, con 87.268 km2 de superficie y de extensión superior a países como Bélgica, Holanda, Dinamarca, Austria o Suiza.
Dicen también que la diversidad de paisajes va desde el cálido valle del Guadalquivir, a las frondosas sierras de media montaña, pasando por paisajes volcánicos como el desierto de Tabernas o por los de las blancas cumbres de Sierra Nevada. El río de Andalucía, el Guadalquivir, es fuente de vida en su cruce transversal del territorio andaluz y en su desembocadura, Doñana, el paraíso en la tierra con permiso del Egipto de los faraones. Y el litoral andaluz, ya la duodécima maravilla de la galaxia, con sus casi 900 km de longitud, alberga gran número de poblaciones y playas que son la delicia de cuantos las visitan. Por eso, en Andalucía también se hacen casi 1.500 rodajes al año.
Dicen que la gastronomía andaluza es… vamos, se me cae la baba. Y que la agricultura, ganadería y pesca que la nutren... ni palabras hay. Andalucía es un sitio que, además de ser precioso, su producción alimentaría da de comer a 118 millones de personas al año con una población de 8 millones (aunque esta noticia la leí en algún sitio no soy capaz de localizarla).
En cualquier caso, con noticia y sin noticia, millón arriba o millón abajo, lo mismo hay que relajarse con todo esto. Empezando por el afán filantrópico de los “andaluces” nacidos en Madrid, como el resto de señoritos, de alimentar a la humanidad de la Casa de Alba o del El Litri -ese prohombre bendecido por las musas andaluzas de un arte que nunca fue andaluz más allá de cuando hizo falta sentirse español por supervivencia- lo mismo deberían dejar de robar filantropar con los 8 pozos ilegales y 305.851 metros cúbicos de unos y 2.000 millones de “litris” de otros. Que para dar de comer a los europeos, y a la polvorienta y rentista aristocracia que okupa las tierras de esta bella Andalucía, no seque Doñana.
Dicen también los turistas que es un sitio fetén para las vacaciones, con unos campos de golf maravillosos, unas duchas de menos de 5 minutos estupendas, unos aires acondicionados que dejar puestos en sus airbnbs durante 6 meses seguidos y unas tapitas que no veas. Que a Andalucía da gusto venir, con su parque infinito de viviendas turísticas con encanto y un sector hotelero impresionante para disfrute del visitante y el amante de los grammys.
Y ya dice Cruzcamo que es tierra de acentos. Que el acento andaluz nos marca, nos influye y nos inspira. A ese “nos” impersonal que quiere vivir Andalucía en noviembre y que vive en Madrid. Un frasquito de Andalucía embotellada que va a parar a los bolsillos de los holandeses. Que el acento está en las raíces de Lolita Flores (nacida en Madrid de nuevo), en lo diverso, en lo singular. Que el acento no entiende de razas, es pa’ganar dinero, el acento es de tol mundo, como el Flamenco, cuya capital reside en Madrid oootra vez. Acento… como si no se hablara bien. Como si el centro de Andalucía fuese de verdad Madrid o Valladolid, y Andalucía una caricatura de sí misma contada por otros. ¿Alguien más, por favor, que me quiera decir lo que es Andalucía se habla por allí? ¿Casa Tarradella quizás?
Abuela, entonces, ¿de dónde salen los andaluces?
Y no está clara la relación entre un pueblo nómada que existe por el mundo según Canal Sur, que se hacen llamar andaluces. Y eso que Madrid, Barcelona o Londres está lleno de ellos, se los han encontrao hasta en Nueva Zelanda, aunque yo me encontré uno una vez en un zapato. No se puede saber de dónde salen, pero existir parece que existen.
Dicen que los andaluces son seres mágicos y traslúcidos, de la rama de los gamusinos o los trabubus, que ni necesitan agua para beber, ni dinero para comprar los alimentos. Se generan en Andalucía no gracias precisamente a su trabajo, pues gozan de tocar la guitarra con sombrero mexicano a la sombra en horario laboral, sino gracias a los extractores y muy trabajadores capitales extranjeros que expolian minas en Huelva, mares en Cádiz, campos en Córdoba o Jaén, Invernaderos en Almería, camareros en Sevilla o valles frondosos a base de aguacates en Málaga. Que, además, a los andaluces, por alguna extraña razón no les gusta el golf (que se le seque la yerbabuena) y que extrañamente tampoco son turistas allí en Andalucía. ¿Cómo es esto posible?
¿Españisplainning?
No hay que ser un experto en análisis crítico del discurso (Van Dijk, 2015 😉) para advertir cierto “españisplaining”, “guirisplaining” o “cervezahechaconperritosmojoaosplainning”. Algo no cuadra. Parece que, en realidad, los andaluces, que no son más que la realidad andaluza, estorban. Que es un sitio en el que, para desgracia de todo el mundo, vive gente y no sabemos qué hacer para quitárnoslos de en medio, quedarnos con las riquezas naturales de la tierra, su mano de obra, su cultura y hasta el agua que beben. Parece que el andaluz que riega el campo de golf, el que se queda sin agua para regar aguacates y mangos o la chavalita que por fin puede jugar al fútbol y empieza a jugar con 10 años y que no sabe todavía que tendrá que emigrar, no existen. Gente que compra el melón, la sandía o el aceite que produce más barato que en Holanda o Portugal. Nada, no los queremos aquí. No queremos escuchar sus historias y tan pronto voten a Ayuso, la faraona 3000, mejor que mejor.
Una vez alguien me dijo, “pues vaya mierda de andaluz eres”, no recuerdo muy bien por qué. Andaluz será lo que sea yo, no lo que tú digas. Hoy que estoy vivo, no hace 200 años, ni 50, ni 10. Andaluzas y andaluces, gente sufría, pero de buen ánimo, hoy, pedid tierra y libertad. En esta tierra que disfrutamos y sufrimos, que llevamos dentro y fuera, y por las gentes que viven en ella tenemos la responsabilidad de pelearnos hasta con el apuntaor, sin hacerle daño al poresito, por nosotros mismos, los pueblos y la humanidad.
Que no nos diga nadie quienes somos, porque de eso se aprovecharán. Debemos reclamar nuestro sitio en la guerra de los relatos, por nosotros y los que tenemos alrededor, antes de que nos lleve el levante. Es nuestra responsabilidad el llevar nuestra palabra cual apostol a los confines del mundo, empezando por la puerta de vuestra casa. Decidle a todo el mundo que queremos ser lo que somos, no lo que fuimos ni lo que nos dicen que seamos.
Empezamos la temporada 😊
Sobre este blog
ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/
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