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Sobre este blog

ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

Raíces de Andalucía: mi abuelo Manolo

"Mi abuelo Manolo"
26 de septiembre de 2022 22:09 h

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Como decía Unamuno en la intrahistoria silenciada, “los periódicos nada dicen de la vida silenciosa de los millones de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana y eterna, esa labor que, como la de las madréporas suboceánicas, echa las bases sobre que se alzan los islotes de la historia”. Quizás por la falta de reinas y reyes, esta sea la historia misma de Andalucía.

Mi abuelo Manolo es uno de esos reyes andaluces, esos que siempre han estado arraigados a sus tierras y que, como la mayoría, su labor pasa desapercibida y minusvalorada. Como la historia de los andaluces olvidados y silenciados. Nació en el año 35, con una infancia marcada por la posguerra, como la de todos los abuelos de esa edad, y es hasta irónico que, con tan pocos recursos, tan poca voz y tanta miseria, hayan construido la historia e identidad andaluza que hoy en día nos representa: la resistencia, la dignidad y lo más importante, la verdad. Con la verdad se llega a todos lados. Por eso creo que mi abuelo tiene un don, y es el de relatar la historia común del campo andaluz desde la sabiduría del tiempo con honestidad, nobleza y honra.

Me siento privilegiada. Por poder escribir sobre mi abuelo y darle voz, pero por lo que más me siento privilegiada es porque él sea mi abuelo y yo ser su nieta. Porque, aunque él sea un hombre de 87 años, analfabeto, que no ha ido a la escuela nunca y que solo sabe firmar, me ha (nos han) enseñado todos los valores que tengo (tenemos). Las cosas que te enseñan en la escuela se pueden olvidar, pero los valores es de lo que estamos hechos hasta que te mueres. Te los dan, se aferran dentro y ya no puedes cambiarlos, se convierten en tu forma de ser. Y, además, mi abuelo Manolo sabe sumar con los dedos, así que, como él dice, nunca se quedan con él.

De cerca

Yo soy Eva Mena Pozo, soy comunicadora audiovisual, mujer, andaluza, y tengo casi 26 años. De siempre me han gustado las personas mayores. Siendo de un pueblo de apenas 5.500 habitantes, Prado del Rey, es lo que he visto y con lo que me he criado. Hoy en día se reniega de dónde se viene, del acento, y de las costumbres. Yo creo que hasta está de moda, al igual que el campo. No puedo no hablar del vídeo viral del Hormiguero, vídeo lleno de estereotipos, etiquetas y tópicos del campo, que nos sigue perpetuando como andaluces. Estamos en el siglo XXI y todavía hay gente que piensa que vivimos aislados del mundo y que somos unos analfabetos. Yo me he criado con el monte al lado, comiendo calostros con los casetes de Rocío Jurado, Manolo Caracol y la ‘patacabra’ de fondo al compás, porque mi madre hacía carteras por cuatro duros. Pero también me he criado en la escuela, con tecnología y con una buena educación.

Cuando llegó la hora de irme a estudiar, me fui a Sevilla a hacer Comunicación Audiovisual, y tuve que volverme de la ciudad que me vio crecer y madurar en 2020, cuando estalló la COVID. La única salida y escapatoria que tenía era irme al huerto con mi abuelo, y allá que iba yo todos los días con mi cámara, a desconectar del mundo, de las noticias y de la ansiedad genérica que nos comía el estómago. Él me contaba sus historias, sus batallitas de cuando era mozo, de cómo conoció a mi abuela, de cuando estuvo en la guerra de Sidi Ifni, y yo ‘embelesá perdía’ escuchándolo y retratándolo. Sin darme cuenta, ir al huerto y hacerle fotos era como ir a terapia, y encima gratis. Gracias a ello me redescubrí a mí misma a través de la fotografía, supe que lo mío era la fotografía documental, y que mi abuelo era el mejor modelo que tenía. No puedo no hacerle fotos; mientras viva, será la fuente de mi inspiración. 

Él es mi referente, al igual que todos los abuelos deberían serlo. Yo quiero darle voz y espacio a lo que en su tiempo no ha tenido. Homenajear y dar voz a esos abuelos que trabajan el campo, a los que están en peligro de extinción

Comencé a subir las fotos que le hacía a Instagram, y de pie de foto, alguna frase que dijo en el momento, porque será analfabeto, pero tiene una sabiduría que ya quisieran algunos letrados. Poco a poco fue naciendo un proyecto fotográfico que, sin buscarlo ni esperarlo, dio pie a un libro llamado Pureza, de la editorial Lemendu. Mi abuelo Manolo, ¡saliendo en un libro de fotografía de su nieta! Paraos a pensar lo que supone para un abuelo que, a sus 87 años, la gente del pueblo lo pare y le diga que ‘se está poniendo famoso’. Que, teniendo en cuenta la soledad que en general rodea a nuestros mayores y la poca escucha activa que se les da, salga en el Diario de Cádiz con su rucha. O que vaya a Cádiz de nuevo, que no iba desde que hizo la mili en el 1956, para presentar y firmar el libro con su nieta. Por cierto, fue la primera vez que le pedían un autógrafo, y lo feliz que fue no está pagado.

A finales del año pasado, su compañera de vida, mi abuela, se nos fue repentinamente por Covid. Ese fue el punto de inflexión que me hizo unirme a mi abuelo más de lo que estaba. Él dijo: ‘¿Y ahora a quién le hago el café por las mañanas? ' Y tuvo que pasar dos duelos: el de la muerte y el de estar encerrado sin ir al campo durante dos semanas.

El testigo

Por eso mi voz es su voz, mi espacio es su espacio y mis oídos viven por y para escuchar sus vivencias, empatizar con él, mostrar una mirada horizontal y darle lugar al duelo, a las alegrías y recuerdos de una vida pasada, a la sabiduría popular que tienen todos los abuelos andaluces, y al fin y al cabo, a la resistencia a la vida. Él dice que yo le estoy dando vida, pero él también me la da a mí. Porque es fuerte como un roble, porque me enseña a relativizar los problemas, a ser paciente, constante y buena. A que me den miedo las personas malas. Él es mi referente, al igual que todos los abuelos deberían serlo. Yo quiero darle voz y espacio a lo que en su tiempo no ha tenido. Homenajear y dar voz a esos abuelos que trabajan el campo, a los que están en peligro de extinción. A la relación con la tierra y los vínculos de sangre.

Esto va para todos esos abuelos andaluces que con sus manos nos han abierto caminos, dado las herramientas para navegar un futuro incierto, menos que el de ellos, sembrado olivos que nos dan las sombras, dado vida a lo natural. Por los que son ricos siendo pobres, los que nunca han dejado de compartir su sabiduría, aunque fuera silenciada por regímenes y otras sabandijas del poder. Por todos aquellos que han luchado y siguen luchando por sus tierras, que nos han dejado como herencia un paisaje lleno cultura, de riqueza y de amnistía natural, que hoy nos debería tocar proteger con lo que tengamos.

Ojalá vivir no fuera una contrarreloj. Pero como ellos se van, qué menos que hacerle homenajes y retratarlos en vida, hacer memoria, hacer historia, y hacer Andalucía.

 

Instagram: @Eviiitame

 

Twitter: @Eviiitame

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ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

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