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Sobre este blog

ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

Retornar a Andalucía, un acto de amor a las raíces

Web Un Relato Andaluz (1)

Rocío Rodríguez

16 de mayo de 2024 19:00 h

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Mucho se habla de la emigración de los jóvenes andaluces al extranjero y también a otras partes de España con más oportunidades laborales. En cambio, poco se oye de los emigrantes que retornan a Andalucía, será porque se les considera unos ilusos. 

Investigando para escribir este relato, contacté con el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, para saber cuántos han sido los retornados a nuestra comunidad autónoma. Son 7683 los que volvieron en el 2021, último año que han registrado.

También descubrí un acuerdo del consejo de gobierno que aprueba la formulación del plan de acción para el retorno de la población andaluza en el exterior 2020-2022. Yo, sorprendida al encontrarlo -ya que como retornada nadie me había informado de su existencia-, escribí a la Dirección General de Andalucía Global para saber si se llegó a aplicar, dado que estamos en 2024. Aún estoy esperando su respuesta con cierta esperanza. Teniendo en cuenta que esta aprobación de la formulación -que no del plan- se hizo el 19 de mayo de 2019, me temo que se haya quedado ahí la cosa.  

Yo volví cuando sentí el arraigo de mi tierra durante el confinamiento por COVID-19, en mi séptimo año en Berlín. Toda esa soledad me hizo aislarme del país de acogida y conectarme con el flamenco, que canalizaba mi sentir. Lo vi claro, era mi hora de retornar, algo que no me había planteado hasta entonces y que era ahora una alarma que no podía ignorar ni apagar.

Todos los migrantes somos conscientes hasta cierto punto, antes de volver, de lo que vamos a ganar y también perder con la vuelta a casa

Cuando se lo comuniqué a mi familia, nadie me dijo “qué bien que te vuelves”. De hecho no hubo palabras, sólo un silencio acompañado de miradas de asombro y de preocupación. 

Se dice que como emigrante se romantiza el lugar de origen y que en las vacaciones con la familia, el buen tiempo, la comida de la abuela y la disposición para el disfrute, se produce el enamoramiento que te llevas contigo y te acompaña en los momentos más oscuros.

Al aterrizar de vuelta, te sientes de vacaciones prolongadas; aunque poco a poco ese recuerdo, esa idealización, comienza a desaparecer. Yo me aferré a lo que anhelaba viviendo fuera: espectáculos de flamenco, obras de teatro, presentaciones de libros, arte, cultura y humor en mi idioma y con mi acento. Bastante mal se pasa siendo emigrante en otro país intentando hablar un idioma ajeno, como para volver al tuyo y que también te hagan sentir mal porque dicen no entenderte al hablar. 

Todos los migrantes somos conscientes hasta cierto punto, antes de volver, de lo que vamos a ganar y también perder con la vuelta a casa. El trabajo, o más bien la falta de él, adquiere un protagonismo en el proceso de retorno, otorgado por el entorno y también por la familia.

Mi mayor satisfacción al volver ha sido crear conscientemente una vida de barrio, conocer y ser clienta de las tiendas de mi alrededor, pues son vecinos y amigos

¿Para qué te vuelves a Andalucía si ya sabes cómo está aquí el panorama? Como si nosotros tuviésemos la culpa de no encontrar trabajo, cuando en realidad nos sentimos a veces en desventaja, al desarrollar nuestras carreras profesionales en el extranjero y no ser colega de Pepe, que se conoce a media ciudad y nos podría avisar de que en algún lado necesitan personal. Ese networking laboral que a menudo se hace a pie de calle y hablando con la gente, no en tu casa, conectada al LinkedIn. Son aprendizajes que no llegan ni en un día ni en dos y se combinan con la necesidad de crear un espacio propio en el que sentirte cómodo, intentar reconectar con amigos con los que ya poco o casi nada se tiene en común y establecer nuevos lazos con personas que también sientan que no son ni de aquí ni de allí.  

Mi mayor satisfacción al volver ha sido crear conscientemente una vida de barrio, conocer y ser clienta de las tiendas de mi alrededor, pues son vecinos y amigos: la librera argentina que comparte mi fanatismo por Mafalda, la pareja que ha venido de Madrid para montar su pequeño local de donuts, la chica catalana de padre andaluz que conciencia con su tienda de productos biológicos a granel, el chef italiano que después de muchos años de esfuerzo aquí, ha montado su negocio de comida casera vegetariana y ofrece cursos para cocinar pasta en la tienda que he mencionado antes, ….  

Como retornada tengo un afán de lucha que ya desarrollé como migrante y que ahora quiero mostrar aquí. Todos los obstáculos que superé en tierra extraña y que ahora se me presentan en Granada, tierra soñada por mí. Me pesan la gentrificación y la progresiva pérdida de identidad, las dificultades de la salud pública y la falta de oportunidades laborales.

Me quedo con la Alhambra iluminada de noche, el camarero del bar de abajo que siempre me saluda con una sonrisa, el sol de invierno y los paseos con mi madre.

Soy una andaluza ilusa, pero ¡a mucha honra!

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ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/

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