Pedro Pacheco y la justicia, del “cachondeo” a prototipo de la ejemplaridad
El 24 de octubre de 2014 entró en la cárcel y acaba de disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios. Desde hace ya varios años, para Pedro Pacheco (alcalde de Jerez de la Frontera entre 1979 y 2003) la justicia dejó de ser un cachondeo, como él mismo dijo en 1985. Aquella famosa frase la pronunció cuando la entonces Audiencia Territorial anuló la demolición de un chalé de Bertín Osborne. Fue otra cantante, Isabel Pantoja, que entró un prisión un mes más tarde que Pacheco, la primera en sufrir el carácter “ejempar” de una condena, como argumentó la Audiencia de Málaga. Pacheco quizás sea el mayor ejemplo de esa ejemplaridad: cinco años y medio de cárcel por, dicho mal y pronto, 'enchufar' como asesores a dos compañeros del PSA en empresas municipales en enero de 2005 cuando era teniente de alcalde.
El Tribunal Supremo, cuando aumentó en un año la condena sobre Pacheco por el llamado 'caso asesores', ya argumentó que además de la conducta ilícita existió “un daño no por inmaterial menos efectivo y de claro contenido demoledor, constituido por la pérdida de confianza de la ciudadanía en sus instituciones”. Es decir, que Pacheco debía ser ejemplo del buen hacer, que su acto de contratación irregular resultó “demoledor” y que la desafección ciudadana con la política mucho podría tener que ver con él.
“No he matado ni he robado a nadie” dijo Pacheco en 2013 al conocer la sentencia de la Audiencia de Cádiz, quejándose de que se querían cargar sobre él casos como Gürtel, Bárcenas o el Urdangarín. Puede que los casos nombrados por el exalcalde hayan provocado en mayor medida esa “pérdida de confianza” en las instituciones, de gobierno o monárquicas, en los últimos años. De momento, para los que tuvieron altas responsabilidades en los dos primeros casos citados se piden contundentes penas mientras que para el tercero, ya juzgado, se ha solicitado un aumento de la condena.
Con los años, quizás estos acusados sean notificados igualmente de sentencias ejemplarizantes pero Pedro Pacheco, casi septuagenario por cierto, podría haber sido pionero en ese sentido, tanto por la duración de la pena como por las características del hecho condenado, de corrupción política sí pero a un nivel bastante menor que el de los asuntos mencionados. El Supremo le consideró culpable de delitos de prevaricación administrativa, malversación de fondos públicos y falsificación de documentos oficiales. El antiguo líder del Partido Socialista de Andalucía argumentó que no hay asesores solamente en los ayuntamientos sino también en las empresas públicas.
Dos condenas más
Pese a beneficiarse de su primer permiso penitenciario en el arranque de julio, la ejemplaridad de la condena también le ha venido a Pacheco en forma de dificultades para salir temporalmente de la cárcel. De hecho, el exalcalde solo había salido de prisión hasta ahora para volver a sentarse en los banquillos para ser juzgados por los casos de la Estación de Autobuses (un año y medio de cárcel ratificado por el Supremo en febrero de 2017), y por el de la Casa del Rocío (un año y diez meses de cárcel ratificado por el Supremo en marzo de 2017).
El popular exprimer edil presentó incluso en marzo un recurso de queja ante el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 10 de El Puerto tras denegársele un permiso que el pasado mes de diciembre le fue favorable. Para su concesión debían de acreditarse una serie de requisitos legales que considera había superado, como por ejemplo haber extinguido una cuarta parte de su condena, cumplida en julio de 2016, estar clasificado en segundo grado penitenciario y desarrollar una buena conducta.
A Pacheco, que no ha sido ni el único exalcalde de Jerez en pasar por el banquillo ni en entrar en prisión, le había salido hasta una plataforma ciudadana que exigía que se le aplicasen cuantas medidas de gracia le correspondieran para disfrutar de permisos penitenciarios que consideraban “de justicia su aplicación”. A juicio de este foro, a Pacheco “no se le está tratando correctamente conforme a otros casos, donde obviamente implican mayor agravamiento que su situación contractual”, lamentando que existan “agravios comparativos” respeto a “otros casos conocidos por toda la opinión pública”.
Los permisos penitenciarios de fines de semana (uno en julio y otro en agosto) llegaron igual que, suponemos, rápidamente se esfumaron. Pacheco, además de esta condena, tiene las otras dos penas citadas por cumplir, que suman casi tres años y medio de cárcel. Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos penitenciarios para saber cuánto tiempo la falta en la cárcel a Pacheco, un político particular en sus formas y pionero en sentir la ejemplaridad de la justicia.