La Fundación Franz Weber ha denunciado la participación de niños de muy corta edad en un tentadero taurino, una actividad que se anunciaba con “paella gratis” en la plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. Los naturalistas han obtenido las imágenes a través de una conocida red social, donde se difundió la participación de varios menores, advirtiendo que además se refuerza el ejercicio y exposición a la violencia a los niños.
La Escuela de Tauromaquia El Volapié, de Sanlúcar, anunciaba con un cartel un “tentadero en clase práctica” a finales del mes de octubre, donde se tentaban cuatro vacas y pregonaban la “actuación” de los alumnos de las escuelas de Sanlúcar y de Chiclana.
El colectivo animalista asegura que, al revés que en las “clases prácticas” organizadas por instituciones públicas y escuelas taurinas y donde la participación mínima se establece en los 14 años, en el caso de los tentaderos, el control de la implicación de personas menores de edad “brilla por su ausencia” y supone una “grave vulneración” de las objeciones realizadas por el Comité de los Derechos del Niño al respecto de la tauromaquia.
Rubén Pérez, portavoz de la Fundación, explica a este periódico que “hay un reglamento en Andalucía desde 2022 que dice que en los tentaderos públicos y en las clases prácticas pueden participar niños a partir de los 14 años. Luego entramos en la nebulosa de los eventos a puerta cerrada, que pueden ser tentaderos o cualquier otra actividad que ellos consideren formativa dentro de la actividad regular de la escuela taurina. Ahí es donde nosotros constatamos que no hay un control real de la edad. Hay casos en los que ponen al hijo del dueño de la finca con cuatro años a dar capotazos con el riesgo que eso puede tener y sin ninguna medida de control sobre ello”.
Reglamentos “a medida” de los empresarios o las escuelas
“Muchas veces los reglamentos están hechos a medida de lo que piden los empresarios o las escuelas taurinas, que reciben subvenciones importantes. Muy pocas escuelas en Andalucía o en el resto de España no tienen algún tipo de subsidio público. Salvo alguna excepción, están cumpliendo la ley. El problema es que las administraciones públicas, teniendo competencia en materia de protección de la infancia y de la adolescencia, no toman medidas más allá de lo que siempre se ha hecho. Lo ven como una actividad cultural e incluso formativa y no hay una medida adicional, que sería prohibir la presencia y la participación de menores de edad”, añade Rubén Pérez.
Los responsables de la escuela taurina de Sanlúcar se han mostrado remisos a hablar sobre lo acontecido en este tentadero y sobre la actividad con niños en general. Manuel Soto, que ha sido profesor durante cinco años en la escuela, sí ha hablado con transparencia. “Esto es una historia de política porque los alumnos tienen un seguro y actúan con el profesor. Es verdad que había niños menores de 14 años en ese tentadero, pero siempre con un profesor por delante y lo que hay enfrente es una becerrita que es una añoja, con menos de un año, y que tiene más orejas que pitones. En el toreo siempre hay un riesgo, pero se hace con animales acordes a la edad del niño y con profesores que están al lado. Yo cogía a los niños en brazos y si la becerrita le daba a alguien era a mí, porque me ponía delante”, explica.
“Para ser profesor me han pedido ir a la policía para ver si estaba fichado”
Sobre los efectos nocivos para los niños del espectáculo de los toros, Soto desea aclarar que “en la escuela ni se pica, no se pincha, no hay sangre por ningún lado. Las escuelas tienen unos seguros para que los niños estén atendidos. Para montar una escuela, la Junta de Andalucía pide muchísimos papeles. A mí para ser profesor me han pedido ir a la policía para ver si estaba fichado o si era pederasta”.
Rubén Pérez dice sobre el tamaño de las vaquillas que “ellos siempre usan la excusa de que tienen que ser animales de hasta determinada edad, como fija el reglamento de festejos y que no hay riesgo. Pero no se puede saber si hay riesgo o no porque no puedes prever la reacción que puede tener un animal. Es una vía de acceso muy temprana a un contexto de violencia sobre los animales con comentarios positivos y los chavales consideran que eso es lo correcto porque es lo que les dicen los padres o los profesores”.
José Antonio Sumariva es el padre de un niño que ha estado en la escuela sanluqueña hasta hace poco tiempo y ha intervenido en eventos como el que ha denunciado la Fundación Franz Weber. “Los niños están sobradamente preparados para saber desenvolverse delante de ese tipo de animales. Además, tienen a los profesores todo el tiempo pendientes de los chicos. Me parecen más peligrosos los videojuegos de armas, el internet y sus derivados y los propios telediarios”, señala.
“Ellos no ejercen ninguna violencia”
Sumariva cree que “no se puede jugar con la ilusión de unos niños que tienen los mismos derechos que cualquier otro a desarrollar sus inquietudes y aficiones. Ellos no molestan a nadie, ellos no ejercen violencia ninguna. No ponen banderillas, no se le hace la suerte de varas, no se le da muerte al animal, solo se utiliza el capote y la muleta”. Y sobre las ayudas públicas replica diciendo “¿acaso no se subvenciona el fútbol de base por los ayuntamientos y las instituciones? Pues también tenemos el mismo derecho a recibir alguna ayuda, aunque tengo que matizar que en esa escuela todo funciona con la ayuda de los padres”.
La Junta, en contra de los “ataques políticos” al toreo
La Junta de Andalucía impulsa su apoyo a la tauromaquia a través del Consejo de Asuntos Taurinos de Andalucía (CATA). El Gobierno andaluz ha impulsado un reglamento taurino común para todas las provincias y ha creado la Red de Municipios Taurinos con el objetivo de blindar y proteger a la fiesta de “los ataques políticos e institucionales que sufre”, según señala en su web oficial.
En 2022, aprobó la Junta de Andalucía un nuevo reglamento para escuelas taurinas en el que hacía hincapié para que se incidiera sobre los aprendices en el conocimiento sobre la historia de la tauromaquia, la legislación taurina, la morfología y los diferentes encastes del toro de lidia.
Desde la Fundación Franz Weber se busca abrir el debate sobre diferentes escuelas taurinas y sobre estos tentaderos. “Aunque sean privados, muchos los difunden en redes sociales y pierden también ese carácter familiar.”