Juan Clavero responde al otro lado de la línea de teléfono aunque bien podría estar ahora en la cárcel. De haber triunfado la emboscada que le tendieron, este histórico ecologista, antiguo director del parque natural de la Sierra de Grazalema, hubiera ido a dar con sus huesos en una celda. Ese era el destino que tenían pensado para él los cuatro individuos que, de forma concertada, colocaron en su coche una bolsa con 47 gramos de cocaína, según cree el fiscal del juicio que acaba de concluir en Jerez ante la Audiencia Provincial.
Ocurrió el 26 de agosto de 2017.Al terminar una manifestación por la recuperación de un camino público que atraviesa la finca La Breña del Agua, entre Grazalema y Zahara de la Sierra, Clavero accedió a trasladar a un manifestante desconocido en su furgoneta. Al poco, aquel hombre pidió bajar; metros más adelante, una patrulla de la Guardia Civil dio el alto a Clavero y registró el auto. Los agentes no encontraron nada, pero tras una llamada a un informador, bajo el asiento del copiloto apareció una bolsa con la droga.
Clavero pasó la noche en vela, deslumbrado por los focos de la celda, y los siguientes diez días investigado por un delito contra la salud pública. Pero ya entonces él y el juez encargado del caso tenían claro que las piezas no encajaban. En apenas dos meses la Guardia Civil descubrió la farsa, que también era una fenomenal chapuza: los presuntos autores habían dejado un reguero de pistas que son las que ahora han servido a la Fiscalía para acusarlos de denuncia falsa y pedir para ellos una condena de un año y seis meses de prisión, 12.000 euros de multa y una indemnización de 20.000 euros al activista; Clavero cree que además son culpables de simulación de delitos, detención ilegal y grupo criminal. El miércoles se celebró la segunda y última sesión del juicio.
¿Qué sensación tiene?
Agridulce: el juicio empezó con mal pie, porque impugnaron dos de los cuatro delitos y alegaron que los más graves [detención ilegal y organización criminal] eran “sorpresivos”. No es cierto. En numerosos autos previos y en el escrito de acusación nuestro ya estaban. El tribunal lo aceptó y ha limitado el juicio. Vamos a estudiar lo que diga la sentencia y quizás a recurrir.
¿Y la parte dulce?
Que ha quedado el tema clarísimo. Estos cuatro no han querido declarar nunca, no sabíamos por dónde iban a salir. Y han salido con una historia, y lo dice el fiscal, absolutamente inverosímil. Se han conchabado para un relato en el que quien metió la droga lo reconoce, exculpa a los demás, y para exculparse él argumenta que es drogodependiente. Dice que lo llevaba para consumo propio. ¡47 gramos! Y que se asustó porque la Guardia Civil podía pararnos, la escondió debajo del asiento del coche y se le olvidó allí. No tiene ni pies ni cabeza.
¿Qué han dicho los demás acusados?
El administrador de la finca llamó a la Guardia Civil para avisar de que había droga en el coche. La explicación que dan es que el otro se lo había dicho y que la había visto, aunque estaba tan escondida que los agentes al principio no la vieron. Y que para ganar puntos ante el administrador se lo dice, porque tenía mala relación con los ecologistas. Y entonces él llama a la Guardia Civil diciendo que es cocaína. Una cosa increíble. Lo despidieron con una generosísima indemnización, 37.000 euros por tres años trabajando, parece que para que no hable...
También ha habido sorpresa, porque de los cuatro imputados tres son de la Breña del Agua, que es del multimillonario belga Marnix Galle. Al que la metió, un macarra, lo habrán convencido para que diga que ha sido él. Nosotros no teníamos pruebas de su relación con los otros tres, hasta que una testigo dijo que venía los fines de semana a El Bosque y se iban todos a la finca del belga invitados. Intentaron desacreditar a esta mujer, pero han visto que no podían. Entonces el administrador ha contado que sí lo conoce, y que lo contrató para infiltrarse en la manifestación. El colmo. Con lo cual incrimina a la empresa. Pero que no sabía que llevaba droga.
Previeron meter la droga, que otro llamara por teléfono, y el administrador es el que ha montado todo esto
¿Qué cree que va a pasar?
Ha habido una serie de contradicciones que deja bastante claro que esto es un complot, como lo define el fiscal, para meterme en la cárcel. Previeron meter la droga, que otro llamara por teléfono, y el administrador es el que ha montado todo esto. Nuestros testigos han sido muy concluyentes. También los testigos de la Guardia Civil. Ha salido la cosa bien. El fiscal no se ha creído su relato y ha pedido ratificar las penas. Y nosotros nos ratificamos también en los otros delitos y nos reservamos el derecho a estudiar el acotamiento del tribunal. Su defensa ha pedido la nulidad del informe de la Guardia Civil. Hay de todo: grabaciones, testigos, whatsapps. La investigación fue magnífica y esperemos que se mantenga, porque son muy concluyentes. Y que le pongan la pena máxima por los dos delitos. Solo pido que sean rigurosos. Vamos a confiar. Espero que les metan un paquete por denuncia falsa al menos, y que en el relato se vea claro que todo fue una trama.
¿Y Galle?
No hay pruebas contra él. Podían haber pedido disculpas, porque ha sido gente de su empresa, su persona de confianza. Pero como pedimos su responsabilidad civil por los daños reputacionales, el abogado ha dicho que yo no soy ningún perjudicado, sino que me he beneficiado porque me he hecho famoso. Hay que ser miserable. Y presentó un dossier de prensa con noticias mías, ¡y las leyó para que se viera que me estoy haciendo famoso en Bélgica!
Usted pudo acabar en la cárcel si la trampa hubiese triunfado. ¿Cómo vivió aquellos días?
Hemos aportado un dossier, con todos los medios nacionales e internacionales, como Le Monde, donde se informaba de mi detención. Fueron 48 horas. Al día siguiente declaré ante el juez, que no se creyó que fuera traficante. Yo expliqué que me podían haber forzado la furgoneta o que podía ser este hombre, al que no conocía. Le expliqué quién era, que me conocía todo el mundo. Y le dijo a la Guardia Civil: “Quítale los grilletes”. Eso es tremendo, es medieval. Son fijos, de hierro, no se puede articular. Me dijo: “Te vas a ir a casa, sin medida cautelar, pero te tengo que imputar”. A los diez días se sobreseyó la causa, con un auto que no se limitó a decir que no había prueba contra mí, sino que decía que había sido víctima de una trampa de terceros. En un par de meses la Guardia Civil desveló todo lo que había pasado, con los cuatro implicados.
Este juicio se ha celebrado siete años después de los hechos. ¿Por qué? ¿Qué ha supuesto para usted esta demora?
Han recurrido todo, y cada vez que lo hacían había que ir a la Audiencia Provincial. Todos los recursos se los denegaron. Pero han conseguido siete años de dilación. De hecho, la abogada del que ha reconocido que metió la droga ha pedido que, si se le condena, se le aplique [atenuante de] dilación indebida.
Cuando me dan media vuelta, me ponen contra el coche como en las películas y me ponen los grilletes, vi que era gordo
¿Cuál fue su primera reacción cuando abrieron el maletero de su coche y encontraron aquello?
Cuando me dicen que es droga (sin abrirlo porque ya le habían dicho que era cocaína), y que es mía, les digo: “Anda ya, hombre, será una bolsa de basura que ha dejado alguien”. No me lo creía Pero cuando me dan media vuelta, me ponen contra el coche como en las películas y me ponen los grilletes, vi que era gordo. Me metieron en un cuartel vacío con un cabo de dos metros, bastante borde, y con otro más cauto. Yo tenía miedo. Pedí que llamaran a la alcaldesa, al teniente de Ubrique, que me conoce. Y ya llamaron a regañadientes al sargento de El Bosque. Cuando apareció el teniente calmó un poco los ánimos. Pero incluso pensaba que también podía haber sido la Guardia Civil, porque durante la detención vi al agente llamando y me ordenó que me alejara.
¿Qué intereses hay detrás de esto?
La inquina conmigo es también porque soy un vecino. En Benamahoma [en el municipio de Grazalema, Cádiz] hay un puentecito, muy estrecho, no caben dos coches, cerca están mi casa y mi huerta, y si sigues está la finca del belga. No lo he visto nunca porque va siempre en coches con cristales tintados. Pero a los otros sí. Estos días el administrador ha venido que parecía un dandi, pero tengo yo fotos de él con rifle en bandolera amenazando a gente. Siempre ha sido un chulo y no tuvo mejor idea… No tenemos pruebas de que no fuera por iniciativa propia, pero es posible que el jefe le dijera “arréglame lo de los ecologistas” y él para ganarse puntos, montara esto.
El trasfondo es la denuncia de Ecologistas en Acción y la Plataforma en Defensa de los Caminos Públicos de la Sierra, y suya en particular, de la apropiación de caminos públicos. ¿De quién y de qué los defienden ustedes?
Hemos hecho muchas marchas, que es lo que más les jode, y han intentado por todos los medios pararnos. Ha habido broncas con los guardas con rifles, los perros ladrando. Organizamos una marcha en el camino por el que me habían detenido y vinieron 600 personas. Esa finca es la Escopeta Nacional, viven encerrados en su coto. Galle es el presidente de la patronal inmobiliaria europea. Intentó hacer helipuerto y hotel, se ha comprado esto, y se cree que todo es suyo y cierra las vías pecuarias y los caminos, y la administración lo permite. Hace monterías de alto standing, pero por ley no puede impedir que pase la gente por camino público, sino que se tiene que retranquear, y eso le supone dificultades para montar su montería, en 1.600 hectáreas de bosque maravilloso que tiene, incluido un pinsapar. Por eso ocurre esto. Afortunadamente conseguimos que el ayuntamiento lo registrara como camino público: ganó en el contencioso y luego en el Tribunal Superior de Andalucía, pero sigue cerrado.
En Grazalema hay 63 caminos públicos, la mayoría cerrados
¿Cuál es la situación en Andalucía con los caminos públicos?
Estamos consiguiendo que empiecen a registrar, que es una obligación legal, y a inventariar. En Grazalema hay 63 caminos públicos, la mayoría cerrados, este va de la puerta de mi casa hasta Zahara de la Sierra, todo el trayecto va por su finca, por Grazalema. En este caso concreto la empresa ha cedido, en mayo tuvimos una reunión con el alcalde de Grazalema, la empresa y ecologistas, y han aceptado que se abra el camino, pero como hay algunos conflictos tienen que ir los topógrafos a hacer un levantamiento, y el ayuntamiento tendría que arreglar parte del camino porque hay sitios por donde es difícil pasar. La Junta ya sabe que una vía pecuaria marcada y deslindada estaba con tres cancelas. Después de lo que se ha liado la Junta lo ha abierto, pero la gente no va porque no lo sabe. Tienes que tener las coordenadas para no salirte. Como no pasa nadie, tienen su ganado, cazan allí… La administración no actúa y cuando hay un ciudadano que pide que se cumpla la ley van a por él, y la administración no te da apoyo.
¿Es peligroso ser activista?
No tendría que serlo. La UE acaba de tramitar una directiva para blindar a los denunciantes de corrupción, porque es muy reiterado que a quien denuncia van a por él. Hemos visto casos como el de los denunciantes de la Gürtel, y a quien denuncia hay que ponerle protección policial. Yo la he tenido por una denuncia que hicimos de una urbanización en un pinar protegido. Montaron una campaña de violencia y amenazas: me llamaron porque estaba El Puerto lleno de papeles con la foto de mi casa amenazando con quemarla. Hasta en la puerta del ayuntamiento. ¿Por qué el ciudadano que denuncia ilegalidades muy gordas con temas de corrupción urbanística tiene que ser el blanco de acciones violentas? Mi defensa la ha puesto Ecologistas en Acción, porque, si no, tienes que pagar tú tu defensa contra los mafiosos que te atacan. Todavía espero el apoyo del ayuntamiento de Grazalema. Y tuve resoluciones de Pleno de muchas instituciones, como Diputación Provincial o el del Puerto, pero de Grazalema no. El Defensor del Pueblo entonces, Chamizo, fue el primero que me llamó, porque a él también le metieron droga y se libró gracias a que llamó una vecina para avisar.
¿Esto ha condicionado su manera de pensar o de actuar?
Ha condicionado, porque me he empoderado más todavía. La primera noche no pude dormir. Te meten en un calabozo con dos focos, sin gafas, sin reloj, que no ves la luz del día. Imagina la noche solo, sin poder dormir, dando vueltas, porque sabía que me la jugaba ante el juez. Gracias a que creyó lo que expliqué se pidió a la Guardia Civil que investigara. Si no, paso cuatro años en la cárcel por traficante y cualquier conflicto que tuviera Ecologista sacarían lo de la droga… Es un aviso a activistas: “Ten cuidado porque mira lo que le ha pasado a Clavero”. Pero les ha salido el tiro por la culata.