Un fotógrafo con más premios que años: de Ubrique, inmortaliza aves y tiene solo nueve años
Alberto tiene buena memoria y revive los momentos especiales de su vida con la emoción del que recita un poema. “Desde el coche de mi padre vi una joven tarabilla. Era principios de verano. Y vi que la joven tarabilla se lanzaba al suelo una y otra vez para coger un insecto en las afueras del Parque Natural de Grazalema. Saqué la cámara y conseguí la foto”. Esa foto, de la que habla Alberto, le hizo recoger a principio de este mes un prestigioso premio mundial de fotografía en Londres. Y por esa misma imagen acaba de ganar otro galardón europeo en Alemania. Tiene más premios acumulados que años. Porque con tan solo nueve, Alberto Román, de Ubrique (Cádiz) se ha convertido en el fotógrafo más laureado del momento.
La primera foto multipremiada de Alberto fue hace dos años, cuando apenas él tenía siete, y, prácticamente, acababa de estrenar una cámara Olympus M1 que le habían regalado sus padres para profundizar en su creciente afición por las fotos. Entonces tituló como ‘Equilibrista’ la serena imagen de una lavandera boyera, un pequeño pajarillo que él identificó claramente, posada en una pequeña rama de avena. Entonces se llevó premio joven de MontPhoto que estaba pensado para niños de hasta 14 años.
Y para acordarse de esta foto vuelve casi a recitar. “Una tarde de primavera, mi padre y yo salimos a fotografiar a pocos kilómetros de casa, en una zona donde hay cultivos y muchas aves. Y vi a la lavandera que hacía mucho esfuerzo para mantener el equilibrio”.
El padre de Alberto, Daniel Román, está en todos los relatos sobre sus fotos porque, gracias a él, le nació esta pasión. “Soy agente de Medio Ambiente y me empecé a aficionar a la fotografía en 2015, justo cuando nació Alberto. Es verdad que él me ha visto ir al campo, hacer fotos y, de ahí, le ha venido esta afición”. Pero Alberto ha hecho mucho más que imitar a su padre. En la pandemia, al no poder salir al exterior, su manera de escapar de las cuatro paredes de su hogar fue leerse todas las guías de aves que había en su casa. Por eso es capaz de reconocer a lo lejos y de cerca por el vuelo, los colores y el tamaño, qué pájaros está inmortalizando.
Una decena de premios fotográficos
Le apasiona la ornitología, aunque antes fue su amor por las fotos. Su primera herramienta fue una cámara compacta, que sustituyó por una Lumix con muchas más prestaciones. Luego llegó la Olympus, que cambió pronto por su actual, otra Olympus M1, pero con la función de seguimiento de aves, que le ha permitido perfeccionar las capturas de lo mejor que se le da: retratar la paz de la naturaleza, la belleza de la vida, la pausa que supone observar lo común. “Empecé haciendo fotos de alguna cabra montesa, vacas, ovejas, y gorriones y todo tipo de aves”.
Sus padres empezaron a enviar sus fotografías a concursos internacionales cuando las compartían con allegados o curiosos y todos coincidían en resaltar la alta calidad de las imágenes. Y así empezaron a llegar los premios. Ya van más de diez. Por su foto de la joven tarabilla ha ganado el Wildlife Photographer of the Year (mejor fotógrafo de naturaleza salvaje del año), organizado por el Museo de Historia Natural de Londres, que pudo recoger en persona ataviada con un esmoquin. Hasta el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, le felicitaba y mostraba el orgullo porque un andaluz tan joven demuestre tan grande talento.
Su foto la llamó ‘Libre como un pájaro’ porque la joven tarabilla, la que capturó desde el coche de su padre, está posada en una reja de hierro al lado de una cadena metálica con un candado. Es una foto tan llena de contenido que acaba de volver a ser premiada por la Sociedad Alemana de Fotógrafos de Naturaleza, que se ha entregado este fin de semana en Alemania. Alberto y su familia estaban invitados a recoger el galardón, pero la profusión de trofeos es tal que ya es imposible acudir presencialmente a cada entrega.
El ponente más joven de la historia
A su corta edad, Alberto ya ha ofrecido una conferencia. Lo hizo con ocho años en la Feria Internacional de Ornitología de Extremadura, donde se convirtió en el ponente más joven de historia. Allí contó, mientras enseñaba algunas de sus mejores creaciones, esta sencilla rutina de paseos con su padre, sus salidas al campo por Ubrique y alrededores, la capacidad para descubrir un instante de belleza y saber cuándo disparar con su objetivo. Ya se ha hablado de una exposición en su pueblo, donde tantos éxitos le han llevado a ser recibido por el alcalde y a atender muchas entrevistas.
Tras la tarabilla sueña ahora con conseguir una imagen de un frailecillo, un urogallo o un quebrantahuesos. Su padre le recuerda que la fotografía es una afición, así que Alberto compatibiliza este talento con la catequesis, porque hará la comunión el próximo año, los entrenamientos de baloncesto y las clases del cole, donde su asignatura preferida es Conocimiento del Medio. “Quiero ser maestro, porque veo que es un trabajo más o menos fácil”. En el fondo, sabe que, aunque le queda mucho por aprender, ya tiene mucho que enseñar a los demás.
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