El cisma en el PSOE provincial de Cádiz terminó con la derrota de Irene García, a la que le ha dado la espalda el partido después de nueve años de control absoluto. Las elecciones para elegir a los 31 delegados de Cádiz en el Congreso federal acabaron con un resultado que le da un vuelco al socialismo de la provincia: la candidatura de Juan Carlos Ruiz Boix alcanzó un porcentaje del 54 por ciento de los votos y la candidatura encabezada por Irene García se quedó en un 46 por ciento.
Los casi 300 votos de diferencia ponen en entredicho el mandato de la actual presidenta de la Diputación gaditana, rodeada ahora de rumores sobre una posible retirada de cara al congreso provincial de diciembre. La lista alternativa se ha impuesto claramente a la oficial después de casi una década de mandato en la provincia.
Para entender el desenlace de una votación histórica hay que conocer la intrahistoria de la familia socialista de la provincia y cómo se llegaron a conformar las dos listas. Con Irene García estaba lo que se pueden llamar el irenismo puro. Por un lado, agrupaciones compuestas por cargos de confianza y también alcaldes y alcaldesas del mundo rural que dependen en buena medida de las inversiones de la Diputación. En este grupo se encuentran, entre otros, algunos pueblos de la sierra y pedanías de Jerez.
Otro gran apoyo de Irene García era José María Román, que junto a su hermano Rafael forma la familia romanista. García se alió con ellos y en ese proceso fue acusada por algunos militantes cercanos de incumplir acuerdos internos para su reelección como presidenta de la Diputación. Eso provocó una fractura que trajo consecuencias.
La lista alternativa estaba formada por varias fuerzas que han confluido por diferentes motivos. De un lado estaba el pizarrismo histórico, con las cabezas visibles de Javier Pizarro (alcalde de Alcalá de los Gazules) y de Alfonso Moscoso (alcalde de Villaluenga). Pero el gran triunfador en esta nueva situación ha sido Juan Carlos Ruiz Boix, alcalde de San Roque, que había perdido el feeling con Irene García tras dejar en 2019 la vicepresidencia de la Diputación. No formaba parte de los pizarristas, pero fue aglutinando a militantes que se quejan de los incumplimientos de la secretaría general. Aúna una buena parte del Campo de Gibraltar y cuenta también con el apoyo de Mamen Sánchez, alcaldesa de Jerez.
A este grupo alternativo hay que sumar a los susanistas Fernando López Gil, Manuel Jiménez Barrios y Ana Carrera, diputada provincial de Arcos. Quedaron muy desencantados con Irene García cuando ésta dio el paso de abandonar a Susana Díaz y apoyar a Juan Espadas en la carrera por presidir la Junta de Andalucía. Por ello le dieron su apoyo a Ruiz Boix y a los pizarristas, formando una coalición improvisada que se ha terminado imponiendo en unas elecciones que marcan el futuro a corto plazo del PSOE en la provincia.
Irene García no aclara su futuro
La derrota en estas votaciones deja en el aire el futuro de la secretaria general del PSOE de Cádiz, Irene García. Cuando se le pregunta sobre si se presentará a la reelección en el congreso provincial, que tendrá lugar en diciembre. “Yo tengo muy claro lo que voy a hacer, pero no lo voy a desvelar porque ese congreso ni siquiera ha sido convocado y porque hablar de eso no toca ahora. Mi responsabilidad como secretaria general siempre ha sido trabajar por la unidad de este partido y eso es lo que voy a seguir haciendo”, dice al respecto.
La secretaria de Organización del PSOE de Cádiz, Araceli Maese, afirma que “ahora lo que toca es trabajar por la unidad del partido tal y como siempre ha defendido esta dirección provincial del PSOE en la provincia, primero en torno a Pedro Sánchez y mantener el cerco a la ultraderecha y también para brindar el apoyo sin fisuras a Juan Espadas como secretario general del PSOE de Andalucía”.