No va de John Keating ni quiere ser considerado un profesor rebelde. José Antonio Lucero (27 años) es, simplemente, un profesor que intenta sacar lo mejor de sus alumnos y alumnas usando las herramientas que más les llegan. Su secreto, el método de la clase invertida, que rompe con el sistema tradicional de dar clase. Pero detrás de esa innovación hay una vocación formativa y literaria en una misma persona. En el Colegio de las Salesianas de Rota (Cádiz) ya están notando el cambio. Y es para mejor.
¿Se le puede catalogar como un profesor que se sale de lo habitual? -
Intento salirme porque es la obligación de un profesor joven de hoy en día. Creo que un profesor del siglo XXI no puede dar clases como uno del siglo XIX.
Se ha dado a conocer por el uso de la clase invertida. ¿En qué consiste?
Es un método que he llevado a cabo en la asignatura de Ciencias Sociales en 2º de ESO. Este verano, cuando estaba planificando las clases, descubrí un libro que se llama Dale la vuelta a tu clase (Jonathan Bergmann y Aaron Sams)y hablaba de la clase invertida. En una clase tradicional la explicación se da en el aula y en la clase invertida el niño la da en la casa a través de Youtube o de Podcasts. Lo que hacemos en la clase es la tarea, por lo que se invierte lo habitual. En la clase hacemos rutinas de pensamientos interesantes, ejercicios o teatro. De este modo, el tiempo que le dedicas al niño sabes que está aprendiendo. En una clase convencional, cuando estás dando un tema, no sabes si el niño está atendiendo o en las musarañas. Esto invierte el papel del profesor, ya que en una clase normal es difusor de conocimientos y ahora eres un guía y el niño es el protagonista del aprendizaje. Es un método que parece sencillo, pero es una pequeña revolución en sí y me está repercutiendo muy positivamente con los niños.
¿Está bien vista la innovación en la enseñanza, sobre todo si parte de un modo individual?
Yo pedí permiso al director de mi colegio, que me dio autonomía para que innovara. Desde las administraciones nos están exprimiendo mucho para que hagamos esto. Ahora mismo hay un problema con los chavales de secundaria, y es que son alumnos del siglo XXI y a muchos profesores les cuesta entenderlo. Hay una brecha generacional muy grande entre los docentes y los chavales. No se trata de innovar por innovar porque sería un error, sino entender las necesidades de tu curso y ver cómo puedes solucionarlo con herramientas como Youtube, en mi caso.
¿Qué conclusiones saca después de haberse lanzado con el experimento?
Yo me lancé a la aventura y me fue bien, pero me podría haber salido mal. Las conclusiones de este trimestre han sido muy positivas con respecto a años anteriores. He notado que los alumnos han aprendido más y mejor, han asimilado mejor los conocimientos, se han divertido mucho más. Están más motivados. Mis vídeos empiezan siempre con un gag y eso siempre lo esperan con ganas y les lleva a abrir el vídeo y tomar apuntes. Eso tiene beneficios grandes porque cuando el niño no entiende algo lo rebobina y lo escucha de nuevo, algo que no es fácil en la clase. También pasa que los niños repasan junto a sus padres viendo el vídeo y eso me encanta porque los está implicando también y ven lo que sus hijos están haciendo.
Viendo el resultado, ¿se plantea usarlo en otras asignaturas?
Los que inventaron ese sistema, dos profesores estadounidenses, son de física y de matemáticas, por lo que se puede extrapolar sin ningún problema. De todas formas, creo que la revolución hay que hacerla poco a poco y ya el año que viene lo veremos en otra asignatura. Ahora voy sobre seguro.
Un profesor joven que habla el idioma de sus alumnos... ¿Le respetan como si fuera un docente convencional?
A veces tengo problemos con algunos alumnos porque me ven joven. Yo me divierto con ellos y a veces me ven como uno más y eso puede llevar al colegueo y hay que poner unos límites porque soy su profesor. No me gusta el profesor autoritario, pero la autoridad la tienes que tener. Hay que hacerlo, pero no con gritos, sino sabiendo ganarte el cariño de tus alumnos.
¿Y cómo es la relación de los padres con un profesor que se sale de lo habitual?
Soy tutor de 1º de ESO y con los padres me llevo genial, me ven como un hijo mayor. No puedo tener ninguna queja.
¿Qué repercusión está teniendo la experiencia en el círculo educativo?
Mucha más de la que me habría imaginado. Me llegan comentarios de gente que vuelve a estudiar gracias a mis vídeos y chavales que, por inicia propia, de otros colegios y de otros países buscan un vídeo mío. Un niño de Argentina me dijo que estaba esperando un vídeo mío para estudiar y eso no es más que el poder de las redes sociales y de internet de poder llegar a una cantidad de personas que no puedes esperar.
¿Qué opina sobre la necesidad de mandar tareas a casa? Es un debate que no cesa...
No soy partidario de mandar tarea en exceso, sino de racionalizarla. Hace más una buena tarea que haga pensar que algo mecánico. Ahora hay mucha polémica con esto y no soy partidario de quitarla porque tienes que preparar a los niños para un Bachillerato y si allí hay una exigencia y un método de siempre, no puedes romper con eso. Hay teorías que dicen que se puede evaluar sin exámenes, pero si después tienen que hacer una Selectividad no le puedes quitar eso completamente. Con la tarea pasa lo mismo porque debes hacer que el niño refuerce los conocimientos de algún modo y en casa tienen que hacer algo.
El uso de Internet por parte de los niños es un tema espinoso. ¿Cómo maneja esa relación tan complicada?
Me llegan padres muy preocupados con las redes sociales y una cosa está muy clara: nosotros no podemos luchar contra los tiempos, es imposible. Tenemos que dotar a los niños de herramientas para que le den un buen uso. Con la clase invertida han visto que en Youtube no sólo se ven vídeos de palabrotas o de bromas que ellos ven. Ahora ven que ahí también puede haber contenidos académicos con los que pueden aprender. En casi todos mis vídeos pongo enlaces para que los niños acudan a otros y aprendan que el conocimiento está ahí. El conocimiento está ya muy expandido, no sólo en papel. No podemos controlar lo que un niño escribe en un whatsapp en su casa, pero sí intentar que le den un buen uso en las redes sociales. Yo utilizo Instagram por ellos, porque la usan mucho. No me da miedo tener relaciones con los alumnos a través de las redes porque están ahí.
¿Y cómo aceptan los profesores más veteranos que llegue uno joven y proponga planes inhabituales?
En los colegios se mira bien la innovación porque es una necesidad. Hay que estar acordes con los alumnos que tenemos. No puede haber una brecha para que los niños tengan una motivación. Lo ideal es que el claustro esté unido y vaya en la misma dirección. Tiene que haber experiencia y juventud.
Tendrá que tener cuidado con no excederse en las redes sociales ahora que es un espejo para sus alumnos...
Por supuesto. Antes tenía una cuenta de Twitter de mi época de estudiante y ahora tengo otra y está claro que hay que moderarse. Tengo un Facebook privado y no lo comparto con alumnos. Hay que separar la vida privada de la pública porque un profesor es un personaje público que tiene detrás a un alumnado y unas familias.
¿Es cierto que los niños de ahora no son tan inquietos intelectualmente como los de otras épocas por las nuevas tecnologías?
No. Creo que no son inquietos del modo en que lo fueron otros niños en otros tiempos. Ellos ya no son inquietos por leer un libro. Les interesa la cultura, pero adaptada al medio donde ellos se mueven. Me hablan de vídeos que ven en Youtube y en Internet. El papel del profesor es conseguir que los niños aprendan a distinguir un buen contenido de uno malo. Hoy tienen más herramientas y muchos de ellos se interesan.
¿Son conscientes de cómo está el panorama laboral? ¿Hay algún modo de prepararlos para afrontar la realidad?
Los de 1º y 2ª de ESO son todavía pequeños para eso, pero doy clase a cuarto de ESO y ellos ya están preocupados con la crisis laboral porque lo ven en casa. Hay que transmitirles que no todo es pesimismo, que deben esforzarse mucho. Si nosotros tuvimos que hacerlo, ellos más. Les digo que tienen que ser creativos porque, seguramente, trabajarán en trabajos que hoy no existen.
¿Es partidario de fomentar más la Formación Profesional viendo lo que pide el mercado laboral?
Sí. Hace poco vi el dato que es uno de los países con mayor índice de titulados en relación a su población y a sus jóvenes. En otros países fomentan más la Formación Profesional, pero aquí ha habido una titulitis tremenda. Ahora hay gente muy preparada, pero la educación no está enfocada al mercado laboral y nos encontramos con un país que no puede asumir a tantos titulados. Yo intentaré que los alumnos que no tengan muy clara una vocación, que se decanten por la Formación Profesional. Es complicado convencer a los padres porque parece que si el niño no estudia una carrera es como si no hiciera nada.
Su caso no es el más normal hoy en día. Acabar la carrera y encontrar pronto trabajo...
Cierto. Considero que he tenido mucha suerte. He enlazado bien el final de mis estudios con el trabajo. También digo que hay que intentar estar en el mundo y ser creativo.
Por eso también se atreve con la literatura y tiene una novela publicada y otra en camino...
La escritura es mi gran pasión. La educación me la he encontrado casi de casualidad, nunca pensé en ser profesor y ahora me ha encandilado. Pero la escritura es mi pasión oculta y hoy en día hago escribir a mis alumnos y me siento reflejado en algunos porque también tienen esa pasión. Mariela, 1972, un asesinato en Rota la publiqué en 2012 a través de la autopublicación. El libro fue atractivo en Rota porque habla del pueblo en los años 70, la Base Naval... Es una novela policiaca que deriva en ciencia ficción y tuvo muy buena acogida. Ahora estoy moviendo una nueva novela y la quiero relanzar de otro modo. Está terminada y pendiente de su publicación. Las editoriales sólo quieren autores consagrados. Hace unos años se habrían peleado por el último diamante en bruto, pero ahora no quieren riesgos porque es un sector que está en el aire.
¿De qué se trata la próxima novela?
Es una novela histórica. Parto de un hecho real para contar una historia de ficción. En el año 1944 ocurrió el accidente de tren más grave de la historia de España en León. El franquismo intentó ocultarlo y va sobre el accidente, con una historia de amor de fondo.