El PP-A se ha cuadrado a disgusto después de que Mariano Rajoy haya parado la elección de su candidato para las próximas elecciones autonómicas. En Andalucía no se ha encajado nada bien este golpe sobre la mesa, tras haber incluso comenzado a trabajar en la organización del cónclave para mediados de diciembre con el secretario general del PP-A, José Luis Sanz, como candidato. En apenas 72 horas, el PP-A ha pasado de preparar el anuncio a tener que reconocer que no habrá congreso hasta enero, en principio la última semana.
El fin de semana estaba confirmado desde la dirección regional que la presentación del candidato era “inminente” y horas después salió Mariano Rajoy desmintiéndolo a través de su secretaria general, María Dolores de Cospedal. ¿Qué pasó para esta marcha atrás? En lo único en lo que coinciden todos los populares al intentar explicarlo es que en Madrid no ha gustado que desde Andalucía se haya precipitado el anuncio sin tener todas las bendiciones. Es más, ha hecho peligrar la posibilidad de que José Luis Sanz se convierta en el elegido, y dentro de partido señalan que incluso José Antonio Nieto, el alcalde Córdoba y segundo mejor posicionado para el cometido, se ha frotado las manos.
De fondo, una cuestión clave para explicar la nueva realidad del PP-A. Desde el paso atrás de Javier Arenas, artífice de la mayor victoria lograda en las urnas por los populares en Andalucía y que ahora sigue este espectáculo desde segunda fila más preocupado por la justicia, no tienen un perfil que genere la unanimidad necesaria, que haga equipo, que mande, y sobre todo, que ilusione. Es más, el partido ha ido pasando de saber cómo funcionar en una estructura vertical a vérselas en otra más horizontal, e incómoda para ellos, donde ya todo el mundo quiere opinar y tomar decisiones. Hay incluso quien está planteando que se cambien las maneras de hacer las cosas en el partido, que se avance hacia una mayor democracia en detrimento del dedazo.
La decisión corresponde a Mariano Rajoy y a María Dolores de Cospedal, pero los presidentes provinciales del PP-A reclaman cada vez más participación. Es que menos se corta a la hora de hacerlo es el de Málaga, Elías Bendodo, que incluso entre los suyos se ha aventurado a posicionarse para la candidatura. “Tendremos que que sentarnos los presidentes provinciales con la dirección nacional y regional para buscar al mejor candidato”, ha avisado.
“Está cerca”, dice el presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido. O lo que es lo mismo: “Más pronto que tarde”, si el que habla en José Luis Sanz. El PP-A se remite permanentemente a su “hoja de ruta”, un calendario que oculta con celo porque jamás revela cuáles son esos plazos. Entretanto, pasan los días y las semanas, y los populares se han convertido en blanco fácil para unos rivales políticos que se mofan de la “interinidad” en su liderazgo e incluso hablan de su condición de “pollo sin cabeza”. Un parlamentario del PP-A comentaba este jueves con visible enojo que en Andalucia están ya “cansados” de la rantelización del proceso. “Desde Génova pueden que no tengan ninguna prisa, pero ellos no están aquí”, subrayaba.
En el PP-A entienden que se ha hecho bien en consumir este año sin cabeza de cartel, para haberle ahorrado que se quemara -o “achicharrara” que es lo que ha dicho su secretario general- antes de tiempo como foco de las críticas de políticas del Gobierno de la Nación que han causado especial enfado en Andalucía, pero creen que ya se ha agotado ese margen de prudencia y comienza a ser contraproducente.
Nervios en la sesión de control
El desconcierto se ha notado incluso en el cara a cara de Juan Ignacio Zoido con Susana Díaz en el pleno del Parlamento de Andalucía este jueves, con un presidente del PP-A que se ha tenido que tragar, una vez más, que está sin querer estar: “Usted creía iba a ser su última intervención, y ahora no lo sabe, porque se lo dirá Madrid”. El también alcalde de Sevilla se ha defendido con golpes bajos, como que Susana Díaz “vive de la política” y de “escalar en el partido”, lo que la ha obligado a replicarle con un: “Yo estoy aquí porque quiero, en cambio usted cobra de una institución en la que no quiere estar”. El cruce ha sido bronco. “Prefiero ser noticia por una falta polémica que por tapar a los corruptos”, ha llegado a espetarle el líder de la oposición.
Y es que pese a que el PP-A dice que está “preparado para tener ya” un candidato, incluso con el adelanto electoral que demanda, tiene sobre todo una tropa inquieta. Unos se descartan: el propio Juan Ignacio Zoido y el secretario de Estado de Sanidad y Asuntos Sociales Juan Manuel Moreno Bonilla. Otros son descartados: el presidente del PP-A tachó de la lista a los ministros que tiene Andalucía: Fátima Bañez, Cristóbal Montoro y Miguel Arias Cañete. Y los hay que incluso se “casi descartan”: el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto. En este banquillo que conforme pasa los días se amplía en lugar de vaciarse (Carlos Rojas ha vuelto a las quinielas), hay también mujeres que empujan fuerte y que son vistas como la mejor forma de plantarle cara a la rutilante jefa del PSOE-A, como Carmen Crespo, Carolina España, Esperanza Oña.
En este contexto, la elección que concita más consenso sigue siendo José Luis Sanz, pese al inconveniente de que no es parlamentario -tampoco sería el primero en estas circunstancias- y a contar con un perfil hierático. Pero tiene la ventaja de que conoce bien el partido, se ha pateado Andalucía y, además, ya manda.