Carmen Molina, exportavoz federal de Equo: “A Errejón le he escuchado declaraciones no muy ecologistas”

Además de Juantxo López de Uralde, su fundador y miembro más visible, y de otros cuatro miembros de la Ejecutiva, la decisión tomada por las bases de concurrir a las elecciones con Más País ha provocado bajas significativas en Equo, como la de Carmen Molina.

Molina fue diputada del Parlamento Andaluz la pasada legislatura, integrada en el grupo de Adelante Andalucía. La cohabitación no fue fácil, hasta el punto de que Equo acabó concurriendo en solitario en las elecciones andaluzas de diciembre. Sin embargo, Molina insiste en que ese era, por ahora, el mejor espacio para el partido verde, y que han sido los movimientos en clave territorial y una “deriva” de consultas no ajustadas a los reglamentos lo que han acabado provocando su salida.

¿Por qué abandona Equo?

Lo he dejado en los días previos a la última votación. Fui elegida coportavoz federal en la asamblea de octubre de 2018, y allí se decidió la estrategia a seguir en el siguiente este año, que era este, lleno de citas electorales. A raíz de los vaivenes, cambios de estrategia sin debates previos, en relación a cómo hemos concurrido en las distintas citas electorales, he ido alejándome más. De hecho, denuncié en el partido la ilegalidad de plantear algunas votaciones. Se me ha expedientado por lo que sucedió en las Europeas. Estos movimientos y el planteamiento de la última votación me parecieron fuera de lugar. También la penúltima, cuando se pretendió presionar a Juantxo López de Uralde [fundador y exportavoz de Equo, y diputado de Unidas Podemos] para que votara una cosa por la que no estaba el grupo parlamentario [se refiere a la abstención en la investidura de Pedro Sánchez]. Así que antes incluso de que se llevara a efecto la votación decidí irme. Solicité mi baja y me fui, como han hecho Juantxo y otros cuatro compañeros de la Ejecutiva.

¿Es una decisión conjunta?

Sí. Lo hemos debatido en conversaciones internas. Ha habido una deriva con consultas que no han sido procedentes ni ajustadas a los reglamentos del partido. De hecho, el resultado es que muchos territorios se están desmarcando, porque la propuesta de Más País no es homogénea y hay territorios que se quedan desasistidos. Tenemos compañeros en territorios que se quedan sin opciones. En la votación han pesado los territorios con más afiliación, Madrid y Valencia, donde están Más Madrid y Compromís. Son los que han cargado las tintas.

¿Desde cuándo se produce esa deriva, según usted?

En unas reuniones de la mesa federal, en enero, el candidato a las Europeas Florent Marcellesi, me contaba que el espacio nuestro era Unidas Podemos, y un mes más tarde cambió de opinión. Y fue cuando empezó a cambiar todo. La estrategia decidida en la asamblea era seguir en el espacio de Unidas Podemos, al convocarse las Europeas registramos la coalición con Unidas Podemos, y plantearon la consulta, que no era pertinente, y en todo caso tenía que haberse consultado a los territorios que salían perjudicados.

¿Cuáles?

En la coalición Compromiso por Europa, con Compromis, CHA, el Partido Castellano, todos regionalistas, el único estatal era Equo, que era un aglutinante. Eso perjudicaba en Galicia, porque no llevaba la papeleta el nombre de Equo (iba con en Marea), eclipsaba en Castilla y León porque aparecía el Partido Castellano, y daban unos porcentajes muy raros. Había que haber hecho una consulta previa a los territorios para ver qué opinaban sobre concurrir, y eso viene en los reglamentos. Tampoco se respetaron los tiempos, ni se dio la información adecuada. No por votarlo todo se es más democrático si no hay debate previo y elementos de juicios para saber lo que se vota. Yo presenté al comité de votaciones una impugnación, y de hecho no voté. Salió un resultado, de simpatizantes más que afiliados, que me dejó desautorizada. Por eso dimití de la coportavocía.

¿El problema ha sido entonces de configuración territorial?

Sí, y de estrategia. Aparte de otras componentes que tienen que ver con que a mí no me convencía la opción de Más País como propuesta electoral. Hay un clarísimo interés de Íñigo Errejón, que lidera esa propuesta, de aprovechar el tirón de los movimientos verdes y la Semana por el Clima, que ha sido muy intensa y ha culminado con manifestaciones masivas. Electoralmente le interesaba por la marca de ser representante del partido verde europeo, y es lo que le ha llevado a tirar de Equo.

¿Usted cree que no tiene un interés ecologista?

Desde mi punto de vista, no. Recuerdo haber escuchado ideas de Errejón que no comparto. De políticas neoliberales o más cercanas al PSOE, que no es precisamente de izquierdas. Una propuesta verde sí tiene que ver con la izquierda y la derecha. Equo nació con la premisa de la equidad y la ecología. Y al problema de equidad no va a ser la derecha la que le ponga remedio. Si queremos ponerlo en un eje, lo verde está en la izquierda. A Errejón no lo veo defendiendo muchas cosas. Está por el crecimiento y le he escuchado declaraciones no muy ecologistas.

¿Es incompatible para usted militar en Equo con concurrir con Más País, que es una decisión que ha sido votada por las bases?

Sí, porque hay una decisión muy clara. Desde las Europeas he venido siendo acosada por parte de la ejecutiva del partido, no sólo yo sino otros compañeros. No me siento representada. La incomodidad era evidente. Cuando se hace una votación, a pesar de que no ha habido debate previo y todas las anomalías, es la que es, y hay que asumirla. Yo me he ido antes, porque sabía cuál iba a ser el resultado y he ido viendo la manipulación. La votación ha sido mayoritariamente de simpatizantes, más que de afiliados, lo que también dice algo. Ya no me sentía a gusto en ese espacio.

¿Ha sufrido acoso? ¿Cuál?

Sí. Podría usar un término más suave, pero es lo que todavía estoy viviendo. He sido reprobada junto con otros compañeros de la ejecutiva que no estábamos de acuerdo con la tendencia que estaban siguiendo. Estamos expedientados en el partido.

¿Por discrepar en la Ejecutiva?

Literalmente por eso, por discrepancias con la visión política. Lo primero que se visualizó, y por eso dimití, fue por las Europeas, pero esto empezó con Equo Madrid, que ya en las autonómicas se unió a Más Madrid en contra del espacio en el que veníamos trabajando. Empezó a visibilizarse la tensión entre unos territorios y otros. Yo me sumé a un proyecto, en los comienzos de Equo, con vocación federal, de tener una estructura en la que todos los territorios pesaran igual y una acción coordinada y homogénea en todo el Estado. Se venía de la confederación de los verdes, en la que cada uno iba por su lado. Equo nació para aglutinar y esa era la visión que yo tenía. Un partido con la misma voz en todo el Estado. No me siento cómoda con que cada territorio vaya por libre, aunque creo que desde lo local se hacen las cosas con más fundamento. 

Unidas Podemos tampoco ha sido homogéneo en sus candidaturas autonómicas, que han sido variables según el territorio.

Sí, es así. Es verdad que con Adelante Andalucía sigo discrepando. Aunque sea la representación en Andalucía con Unidas Podemos, desde lo local se hace mejor el trabajo, pero no enfrentando territorios. Ese tinte nacionalista no tiene mucho que ver con lo que opino. Veremos qué movimientos hay, pero no sé cómo se va a concurrir y articularse la relación con Más País, las provincias en las que no se presenten, y cómo Teresa Rodríguez lo va a abordar.

Usted dijo en una entrevista con eldiario.es/Andalucía que Adelante no le concedía la representación que usted entendía justa en el Parlamento. Y decidieron no sumarse a la coalición después de ayudar a preparar el programa…

Nos acusaron de que queríamos dos o tres sillones, y no era cierto. Alguna representación sí necesitábamos si queríamos defender la ecología política, pero lo tenían decidido con antelación y nos dejaron fuera de juego.

Entonces, ¿cuál era su opción para el 10-N? ¿Por qué, según usted, es mejor para el ecologismo ir con Unidas Podemos a ir con Más País?

En la situación en la que estamos, hay que ir con los mimbres que hay, que son los que teníamos. Teníamos a Juantxo López de Uralde con la continuidad garantizada en el Congreso, que ha hecho un trabajo impresionante metiendo muchas iniciativas de calado. Mantener eso y afianzarlo. Al desmarcarse de ese espacio, no sé cómo va ir la opción de Más País, pero no me siento representada en esa opción, ni me parece que vaya a sumar mucho a las opciones de progreso.

¿Corre el riesgo Equo de romperse totalmente?

Esto último lo ha medio roto, si no roto del todo. Ha quedado muy mermada con esta deriva. Juantxo era la figura más representativa a nivel nacional, y al estar fuera queda Inés Sabanés, que hizo de portavoz de Más País la semana pasada. Creo que la organización ha quedado muy tocada. No sé si se reforzará, porque en octubre está planteada una asamblea extraordinaria, y supongo que intentarán recomponerse. Ha habido bastantes bajas. Sobre todo, gente de los territorios que se quedan desarbolados, sin opciones, como Castilla y León, La Rioja, Euskadi, Baleares, Cataluña, Extremadura…

¿Se marcha con sabor amargo?

Han sido nueve años, claro que sí. He puesto mucho empeño, trabajo y esfuerzo. Y el trabajo parlamentario, que al final ha quedado en nada. Me da mucha pena. Pero la vida es así.

¿Seguirá vinculada a la política?

Posiblemente sí. Nunca me había dedicado a la política hasta que apareció Equo, pero tengo lazos fuertes con Juantxo y otros compañeros. Desde luego, la ecología política necesita apoyo. A los compañeros de Equo me los voy a seguir encontrando en los mismos sitios, porque ideológicamente coincidimos. Teníamos intención de abrir un espacio verde, vamos a ver el recorrido.

¿Un nuevo partido?

A lo mejor. De momento, un espacio.

¿Dentro de Unidas Podemos?

Quizá al principio sea lo más práctico, desde el punto de vista logístico.