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Chaves avala a Espadas como candidato en 2026 frente al avance de críticos en el PSOE andaluz: “Lo veo. Creo que será él”

El expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves (c), junto al secretario general de PSOE-A, Juan Espadas (i); y el presidente del PSOE-A, Manuel Pezzi (d); durante una rueda de prensa que ha ofrecido en la sede del PSOE-A, a 18 de julio de 2024 en Sevilla (Andalucía, España).

Daniel Cela

Sevilla —

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Manuel Chaves ha dado su apoyo público a Juan Espadas para que repita como candidato del PSOE andaluz a la presidencia de la Junta en las elecciones autonómicas de 2026. “Lo veo. Creo que va a ser él el candidato, aunque no soy yo quien tiene que determinarlo”, ha respondido este martes cuando le han preguntado por las dudas que suscita en su partido el liderazgo de su actual secretario general.

El respaldo público de Chaves a Espadas tiene lugar apenas unos días después de que aflorasen las primeras críticas abiertas al líder socialista por su estrategia de oposición al Gobierno de Juan Manuel Moreno y por no contar con todo el partido en la toma de decisiones.

Esas críticas emergieron, con nombres y apellidos, durante el comité director del PSOE andaluz del pasado jueves, pocas horas después de la reaparición del expresidente en una comparecencia ante los medios. El rearme de una corriente díscola con Espadas ha dado un paso adelante, pero aún está lejos de cristalizar en una candidatura alternativa a las primarias que deben convocarse para elegir al próximo candidato socialista a las elecciones de 2026.

Durante el cónclave de la semana pasada, el líder del PSOE-A hizo una encendida defensa de sus antecesores y animó a los más de 200 asistentes a replicar, “por todas las casas del pueblo”, que el PP pilotó una “operación política, mediática y judicial” para tumbar al Gobierno socialista. “Recuperad la autoestima, el orgullo de ser socialistas”, dijo. Pero acto seguido se enredó en un largo discurso, quejándose de la falta de participación en las europeas -un 49%- que lastran las posibilidades del PSOE de ganar terreno a la derecha, y conminó a los suyos a hacer “más pedagogía”.

Los críticos, entre el público, tomaron la palabra para cuestionar el diagnóstico de Espadas. Esta vez, además, escuchó quejas de dirigentes que no pertenecían a la órbita de Susana Díaz, su rival en las primarias, sino de personas que le respaldaron frente a la expresidenta andaluza, incluidos secretarios provinciales en los que hasta ahora se había apoyado para esquivar las críticas.

“El partido no está bien, necesita más que esto”; “Vamos a ciegas, no hay un proyecto claro o, al menos, no es un proyecto compartido”, advirtieron algunas voces, que describen a un “PSOE desdibujado” en la oposición. “Nos dicen a diario que el Gobierno de Moreno tiene la sanidad destrozada, le dedicamos muchas horas a ese discurso, pero lo cierto es que el PSOE no está liderando ni rentabiliza el malestar social por la falta de médicos. Y no hay una pensada ni autocrítica en esto”, explicaba uno de los intervinientes.

“Un espacio de oportunidad”

El que fuera presidente de la Junta de Andalucía durante 19 años -entre 1990 y 2009- ha irrumpido estos días en la política andaluza, después de que el Tribunal Constitucional (TC) anulase su condena por prevaricación en la llamada pieza política del caso ERE. Chaves reapareció el pasado jueves en la sede del PSOE-A, tras 14 años de ostracismo público, con una declarada intención de guiar a su partido hacia un nuevo escenario político, al contraataque, proclamando “el principio del fin del ciclo de Gobierno del PP en Andalucía”.

El regreso de Chaves se topa con dos realidades evidentes: un Gobierno sólido de mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno, con 58 diputados, y un PSOE en la oposición con el peor resultado de su historia, y poco acierto en los últimos seis años para hacer mella a los populares. Sin embargo, Chaves está convencido de que las sentencias del TC que han anulado total o parcialmente las condenas a diez exdirigentes de la Junta -incluido él mismo y el expresidente José Antonio Griñán- suponen “un punto de inflexión” en la política andaluza.

“Los ERE han representado un desgaste muy fuerte para el PSOE entre sus electores”, ha dicho el exmandatario, convencido de que la larga instrucción del caso -durante más de diez años- contribuyó esencialmente al descrédito de los socialistas y finalmente a ser desalojados del poder en las elecciones de 2018, tras un pacto de investidura a Moreno suscrito por PP, Ciudadanos y Vox.

El nuevo escenario judicial, dice Chaves, permite al PSOE recuperar fortaleza y autoestima, y salir en tromba contra el PP denunciando una “operación política y mediática, con ropaje judicial, para tumbar al Gobierno socialista”. “Las sentencias de los ERE abren un espacio de oportunidad para el PSOE, que lo aproveche o no ya es otra cosa”, ha manifestado durante la entrevista.

La “leyenda política” sobre Susana Díaz

El expresidente andaluz ha reconocido su “responsabilidad política” en el caso ERE -“por eso dimití y dejé el partido”-, pero ha negado que hubiera “un gran fraude”, como lo definió Griñán a las puertas del Tribunal Supremo, tras declarar que “no hubo un gran plan”. “Si hubo un gran fraude, como dijo Pepe Griñán, el Constitucional ya ha dicho que no hubo un gran fraude, no hubo trama política”.

Chaves, que había hablado con Griñán el día antes, ha explicado que le notó “contento, preocupado por su enfermedad” [el expresidente padece un cáncer de próstata que le mantuvo fuera de prisión, pese a ser condenado a seis años de cárcel]. “Nunca he perdido la amistad con Pepe Griñán, hemos tenido diferencias, pero con el tiempo se van limando las asperezas”.

También ha aclarado una de las frases que le atribuyen las crónicas, desde hace diez años, por sus desavenencias con la expresidenta Susana Díaz. En 2015, la entonces líder del PSOE-A pidió públicamente que todos los cargos públicos imputados por delitos de corrupción dimitiesen, antes de la apertura de juicio oral, como establece el código ético del partido.

Se entendió entonces que Díaz precipitaba la salida de los expresidentes, que dimitieron meses después, y que lo hizo en respuesta a la exigencia de Ciudadanos a cambio de apoyar su investidura tras las elecciones de aquel año, en la que los socialistas lograron una mayoría simple. “En esto hay una leyenda...a mí ni a Pepe nos obligaron a dejar el acta. Yo en esa época no hablé con la presidenta de la Junta. Lo hicimos nosotros, éramos conscientes de nuestra responsabilidad política. Nadie nos obligó. Eso de que Ciudadanos exigió nuestra renuncia... eso era una leyenda política, eso es falso”, concluyó.

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