Una de las imágenes de este frenético cierre del curso político es la de Manuel Chaves con el logotipo del PSOE andaluz de fondo y el busto de Pablo Iglesias a sus espaldas, el pasado 18 de julio. Hacía 14 años que no se veía una imagen así. El partido que hoy dirige Juan Espadas se preparó para el momento como quien espera el regreso de los Rolling Stones a los escenarios. Su activo político de más peso, rehabilitado por el Tribunal Constitucional tras diez años de procesamiento del caso ERE. Ahora la Audiencia de Sevilla tendrá que reconsiderar y rebajar su condena de nueve años de inhabilitación por un delito de prevaricación.
La reaparición de Chaves supuso invertir las tornas del relato político que ha dominado Andalucía en la última década: el expresidente denunció una cacería política comandada por el PP, con ayuda de jueces y medios de comunicación, para hundir a un partido que llevaba 37 años gobernando ininterrumpidamente en la comunidad más poblada de España. No lo llamó lawfare, pero tampoco hizo falta más.
La contraofensiva fue de tal calibre que, en los primeros días, el hoy todopoderoso PP andaluz y el Gobierno de Juan Manuel Moreno no supieron bien cómo reaccionar. Por primera vez en muchos años iban a rebufo de los socialistas: “un montaje”, “una cacería política”, “una confabulación”, “una gran mentira”...
Al terminar la rueda de prensa, algunos trabajadores del PSOE-A, eufóricos, rompieron a aplaudir y el expresidente les hizo callar al segundo con un leve gesto de brazo. Auctoritas y potestas. Chaves no había terminado. No ha hecho más que empezar. “Esto es un punto de inflexión en la política andaluza”, avisó.
El PSOE emocional
El socialismo andaluz, el más ciclotímico de todos, llevaba años aplastado por el sentimiento de culpa y vergüenza del fraude de los ERE y por la condena de sus grandes referentes. No es raro que se haya encomendado a Chaves con tanto fervor y esté viviendo, por primera vez en una década, cierto éxtasis y sensación de victoria moral. Aunque arrastre cuatro derrotas electorales en dos años y su situación interna es crítica, el PSOE-A se ha levantado.
El PP andaluz y el entorno de presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, asisten, incrédulos, a esta especie de resurrección de sus rivales. “Pero, ¿qué esperan conseguir echándose en brazos de Chaves ahora? Chaves es un hombre octogenario, los 450.000 andaluces que votaron por primera vez en las últimas elecciones ni siquiera saben que fue presidente de la Junta”, dicen en el entorno de Moreno.
El líder del PP andaluz cree que es un “catastrófico error” que el PSOE agite el caso ERE para “sacar pecho”, sus consejeros se han esforzado en enfriar los ánimos socialistas, recordándoles que el Constitucional no les ha declarado negado que hubiera fraude ni les ha declarado inocentes, y que la Audiencia de Sevilla y el Supremo aún deben dictar nuevas sentencias.
Pero incluso ellos son conscientes de que el escenario ha cambiado. “Los socialistas ya no agachan la cabeza, ahora les basta con responder: todo era mentira, todo era un montaje. Ellos se lo creen, les sirve para animar a la tropa, y para nosotros es un riesgo que antes no existía, claro”, admite una fuente próxima al presidente andaluz.
14 años en regresar al partido
Manuel Chaves salió por la puerta de la sede del partido en Sevilla en 2012, el año que el PP ganó por primera vez las elecciones andaluzas con 50 diputados, pero los socialistas siguieron gobernando en coalición con IU. Ha regresado estos días a la misma sede cuando el PSOE andaluz lleva seis años en la oposición, con 30 diputados frente a una mayoría absoluta de Moreno.
Un jueves de finales de julio, el presidente de la Junta que más tiempo ha gobernado Andalucía -19 años entre 1990 y 2009- celebró su resurrección política, tras la sentencia del Tribunal Constitucional que ha anulado su condena por prevaricación: nueve años de inhabilitación para cargo público en la llamada pieza política del caso ERE. Pero más lo ha celebrado el PSOE de Espadas. “Os pido que volváis a llamar presidentes a Chaves y a Griñán”, anunció el secretario general a los más de 200 asistentes al comité director, máximo órgano de decisión entre congresos, programado para horas después de la reaparición del expresidente
El PSOE ha recuperado a Manolo Chaves, y Chaves al PSOE ¿Quién necesita más a quién? El expresidente andaluz, exvicepresidente segundo del Gobierno de España con José Luis Rodríguez Zapatero, exdiputado en el Congreso, y presidente federal del PSOE entre 2000 y 2012 llevaba 14 años preparándose para su regreso a la primera línea política, convencido desde el principio de su inocencia.
Su comparecencia en el patio interior de la sede socialista de la calle San Vicente, acompañado de Espadas, destiló la melancolía justa: “Tengo 79 años, tenía proyectos, he perdido muchos años”, dijo, visiblemente nervioso. Pero enseguida se lanzó de lleno a ejercer de militante, sin haber recuperado aún el carné que le retiraron cuando fue imputado por los ERE. “Hoy es el principio del fin del ciclo de gobierno del PP en Andalucía”, fue el misil dirigido al inquilino del Palacio de San Telmo, sede de la Junta.
Es la primera vez que Chaves confronta públicamente con Moreno en todos estos años. Cuando el socialista abandonó la presidencia, en 2009, Moreno era un diputado de 39 años en el Congreso por Málaga. Manuel Chaves tiene tres años menos que Joe Biden, pero el ánimo que ha mostrado en su regreso a la vida pública es rejuvenecido, tensionado, acelerado. “Quiere hacer cosas, está pidiendo hacer cosas”, explican desde la ejecutiva regional.
El expresidente no tiene vocación de jarrón chino, de convidado de piedra, de cuadro colgado en la pared del salón, de busto conmemorativo en el pasillo... Su plan es sencillo: volverá a su agrupación, en Cádiz, para pedir el carné del partido en el que ha militado desde el tardofranquismo y que tuvo que entregar tras ser imputado por corrupción: “Siempre me he sentido socialista, con o sin carné”, dejó dicho, para acto seguido “ponerse a disposición de Espadas para lo que me pida”.
Salir de una crisis y entrar en otra
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar él y hasta dónde lo necesita el PSOE andaluz? Chaves ha dejado abierta la puerta a todo excepto a ocupar un puesto orgánico. Es decir, se ofreció a remar hasta la campaña electoral de 2026 para recuperar el gobierno de la Junta o, al menos, minar la mayoría absoluta de Moreno. “Él viene a pelear, no a que le homenajeen. Han manchado su legado y su único objetivo ahora es que sus nietos no crezcan en una Andalucía gobernada por el PP. A eso se va a dedicar”, explica uno de los dirigentes que ha tratado con él estos días.
El regreso de Chaves ha dado la vuelta al partido como un calcetín, y lo ha hecho dos veces seguidas en menos de 24 horas: la primera virando el foco de presión hacia Moreno y el PP andaluz. El expresidente promociona una nueva estrategia de confrontación con sus rivales sustentada en los fallos del Constitucional. “La trama política, el plan para defraudar 680 millones de euros, era una jodida mentira”, dice, indignado, un diputado socialista, como saliendo disparado de una olla a presión en la que llevaba diez años encerrado.
La segunda vuelta al calcetín la ha protagonizado Espadas, devolviendo el foco de presión al PSOE andaluz. El líder socialista, cuestionado internamente tras los cuatro derrotas electorales desde que pilota la mayor federación socialista, ha acusado públicamente a su antecesora, la expresidenta andaluza y exsecretaria general Susana Díaz, de haber comprado el relato del PP sobre los ERE, asumiendo una “causa general” contra el PSOE y los 23 años de gobiernos de Chaves y José Antonio Griñán, a cambio del apoyo de Ciudadanos en su investidura de 2015. “Contribuyó a dañar la imagen del PSOE y la honorabilidad” de los expresidentes, dejó escrito.
El socialismo andaluz se aferra a un nuevo relato judicial que le permite salir de la “gran desolación” que le supuso el fraude de los ERE. Será así hasta que la Audiencia Provincial de Sevilla y el Supremo rehagan las sentencias anuladas por el Constitucional y determinen el nuevo alcance de su culpabilidad o inocencia. El PSOE-A juega ahora en dos pistas, por un lado se siente fortalecido y legitimado para plantar cara a Moreno y al PP; por otro, se ha abierto en canal por la disputa del liderazgo y el cartel electoral para 2026.
Chaves y el resto de dirigentes socialistas exonerados provisionalmente por el Constitucional van a ser protagonistas en ambos escenarios, a cada cual más complejo. “Los partidos son organismos vivos. Tienen corazón, pulmones, tripas, cerebro... El PSOE andaluz es ahora más ballena que delfín”, dice un veterano dirigente socialista, contento por el giro de guión que han provocado las sentencias del Constitucional, vigorizando al partido por dentro, sacándole de su depresión. Pero al mismo tiempo se alarma por la falta de reflejos de la actual dirección al haber “desaprovechado esta oportunidad”.