La resaca electoral de Ciudadanos en Andalucía deja varias lecturas, pero, sobre todo, deja una pregunta: ¿Cuánto tiempo podrá resistir como formación un partido cuya estructura se está desmoronado?
Es cierto que los cargos naranjas están presentes de una u otra forma en unos 50 gobiernos locales andaluces, ya sea gobernando, en coalición o con presencia de concejales sin mando en plaza, pero perder la representación parlamentaria (y su papel en el Gobierno de la Junta) es quedarse sin el sustento en todos los sentidos para mantener su capacidad de trabajo.
Este lunes todo es un problema para el equipo de Juan Marín –ya dimitido–, hasta mantener la sede central del partido en la calle Santo Domingo de la Calzada en Sevilla, y por mucho que se coge la calculadora, las cuentas no salen. Ni siquiera salen en función de las bases del partido. Menos de 3.000 personas tienen el carnet naranja en Andalucía, y con esa escasa base es complicado sobrevivir.
Alcaldías y concejales
A día de hoy, Ciudadanos cuenta con 19 alcaldías en Andalucía, 12 de ellas con mayoría absoluta. Dos están en la provincia de Sevilla, donde una moción de censura le dio a Manuel Benjumea la alcaldía el pasado mayo.
Los naranjas suman cerca de 400 concejales en los casi 800 ayuntamientos andaluces. Aunque es una cifra aparentemente alta, solo cuentan con diez diputados provinciales.
Estos diputados se reparten por las provincias de Huelva (1), Sevilla (2), Cádiz (1), Córdoba (2), Jaén (1), Granada (2) y Almería (1). En la Diputación de Málaga, sus dos representantes (Juan Cassá y Juan Carlos Maldonado) renegaron del partido naranja a mitad de legislatura. Maldonado (que en su día fue alcalde de Mijas, el municipio con mayor población jamás gobernado por Ciudadanos) llegó a publicar una carta abierta denunciando que el partido había “ninguneado” e intentado “boicotear” su trabajo en la Diputación y Ayuntamiento. Ni Cassá ni Maldonado renunciaron a sus actas de concejales (tal y como dispone el Código Ético de Ciudadanos) ni de diputados provinciales, y pasaron al grupo de “no adscritos”.
Arrimadas anima a “reimpulsar” el partido
Ante esta situación, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, no permite que se les dé por muertos y ha llamado a los militantes de su partido a “reimpulsar” el proyecto iniciado en su día en Andalucía. Arrimadas estuvo en el cierre de campaña del viernes pero no en la noche electoral de Ciudadanos, y hubo que esperar a las dos de la madrugada para ver un mensaje suyo en Twitter.
En la red social daba las gracias a Juan Marín “y al conjunto de compañeros” de Ciudadanos en Andalucía “por su esfuerzo y gran labor, en la Junta de Andalucía y en esta campaña”. Agradecía, además, el apoyo a “los más de 120.000 andaluces que siguen confiando en el proyecto liberal, que debemos reimpulsar entre todos”.
Ahora, queda saber qué pasará en las municipales de mayo de 2023. La intención de Ciudadanos es que sus concejales intenten repetir y tener más alcaldías, pero dependerá de la fuerza de la propia marca para entonces.
Por el momento, desde la formación naranja prefieren no pensar a largo plazo, y sí digerir lo mejor posible la debacle de este domingo.
Despido de todo el personal
Una de las primeras consecuencias de la derrota de este domingo es laboral. Ciudadanos ha comunicado este lunes un despido colectivo que afecta a todos los trabajadores dependientes de este partido en el Parlamento de Andalucía. El despido, según fuentes de la formación naranja, ha sido comunicado a una veintena de trabajadores de distintas áreas, que llevaban unos siete años vinculados a sus puestos.
Un responsable del área de Personal del partido de Arrimadas en Andalucía se ha encargado de comunicarlo a los afectados.
Ahora, se abre un periodo de negociaciones hasta culminar el expediente de despido, que está previsto que culmine en la segunda quincena de julio próximo.