En sólo seis meses, Ciudadanos ha pasado en Andalucía de ser la segunda fuerza política, por encima del PP, a la quinta en la comunidad autónoma, por detrás de Vox, PP y Unidas Podemos, en ese orden. Con el 82% escrutado, los de Juan Marín, cogobernando con el PP, habrían pasado de 11 diputados al Congreso para representación Andalucía, a 3.
En medio año, la fotografía electoral de Ciudadanos en Andalucía ha pasado pues del 'sorpasso' al “hundimiento”. En la noche del 28 de abril, Juan Marín, líder de Ciudadanos en Andalucía, anunciaba unos resultados históricos para la formación de Rivera en la comunidad autónoma. Tras cuatro meses de cogobierno con el PP en Andalucía, las urnas les daban más de 800.000 votos, y les colocaban como segunda fuerza política entre los votantes andaluces.
Sin embargo, en esta noche del 10 de noviembre los electores les han dado la espalda con claridad. Los de Albert Rivera, con el 97% del voto escrutado, han logrado tres diputados de los 61 que aporta la comunidad a las Cortes, frente a los 11 que lograron en la cita de abril, con 333.000 votos (medio millón menos que en abril). Sus datos habían sido ascendentes desde 2015 hasta ahora. Pero su caída ha sido radical. Y ahora, el partido está, según fuentes internas, “roto”.
De hecho, ha perdido escaños en todas las provincias andaluzas. En Almería, Córdoba, Granada, Huelva y Jaén se han quedado sin el único diputado que lograron en la cita de abril; y en Sevilla, Cádiz y Málaga han perdido también un diputado aunque han sido las provincias en las que aún mantienen representación.
Las razones hay que buscarlas en la política nacional pero no sólo. En términos nacionales, ha pesado su política de pactos tras las elecciones municipales y autonómicas que ha dado el Gobierno al Partido Popular más débil de su historia, en la radicalización de su postura en Catalunya, o en los cambios de postura y su huída del centro ubicándose en el bloque de la derecha. Algunos analistas también afirman, en esta línea, que la no abstención a un Gobierno de Pedro Sánchez en abril podría haberles pasado factura.
Pero tampoco la acción política en Andalucía parece haber empujado al votante a respaldar a Ciudadanos. El cogobierno con el PP no le ha dado más visibilidad a los de Marín. Más bien al contrario, el PP ha monopolizado la imagen de Gobierno y, pese a tener soplándoles en la nuca a Vox en la comunidad autónoma, ha mejorado sus resultados respecto a abril. De hecho, a pesar de los esfuerzos de la fuerza naranja en aparecer alejado del partido de extrema derecha con quien no se sienten cómodos, sus votos se han convertido en claves para la investidura del Gobierno y para la aprobación de los presupuestos imponiendo, por ejemplo, un discurso duro sobre la migración y los migrantes, o abriendo la puerta a la invisibilización de la violencia de género al introducir el concepto de violencia intrafamiliar. Debates en los que el Gobierno andaluz ha ofrecido una doble cara.
Ahora, Ciudadanos en Andalucía tendrá que hacer frente a la autocrítica y a las corrientes críticas internas tras el “hundimiento” del partido en esta jornada del 10 de noviembre.