La noche es moderadamente fresca a las ocho de la tarde. Un grupo de treinteañeros brinda con latas de Cruzcampo, mientras desde el escenario un grupo de 'flamenquito' toca ‘Quién te va a querer, así como yo’ de El Mani. El fin de campaña de Ciudadanos se presenta muy diferente del de aquel marzo de 2015, cuando el partido liderado por Albert Rivera solo tenía escaños en el Parlament de Catalunya. Ahora tiene 9 en el Parlamento andaluz y las encuestan vaticinan que, al menos, los doblará este domingo 2 de diciembre, en estas nuevas elecciones andaluzas.
Unas 3.800 personas (más de 4.000, según estimaciones del partido naranja), esperan la llegada de los líderes nacionales, Inés Arrimada y Albert Rivera, al presidenciable Juan Marín y al candidato por Málaga, el ex entrenador de baloncesto Javier Imbroda. Hace poco menos de cuatro años, apenas asistieron 300 militantes y simpatizantes a un banquete de 30 euros el menú a base de salmorejo y salteado de ternera. El ambiente que se respira en este cierre de campaña no es sólo diez veces más numeroso, sino más popular. Las latas de cerveza han sustituido a las copas de vino y las banderas de plástico, a los abrigos de piel.
“Estamos a un puñado de votos de hacer historia. Que nadie se quede en casa, que todo el mundo salga a votar y el próximo domingo sea la fiesta de las urnas”, exhorta la presentadora del mitin, Desiré García Escribano. Sus palabras se repiten como un mantra: salir a votar, porque solo un 1%, afirman, les separa de la ilusión y el cambio. El partido naranja responde así, en este fin de campaña, al ‘empate técnico’ que las encuestas vaticinan entre Partido Popular, Adelante Andalucía (Podemos e Izquierda Unida) y Ciudadanos.
“5 escaños lo cambian todo”
Al igual en la cuña publicitaria que han emitido las estaciones de radio durante esta campaña, Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos en Cataluña, ha insistido: “Un 1% más de voto pueden suponer 5 escaños más que lo cambian todo”. Y Juan Marín también: “Un punto en las ocho provincias significa acabar con la pesadilla del partido socialista. Vamos a salir a ganar el partido. No os podéis quedar en casa. Levantaos, desayunad con vuestra familia, daos un paseíto y depositad la ilusión en la urna”.
Se ha repetido, en fin, el guión del que hablaba el diario de campaña de este periódico sobre Ciudadanos: regeneración, movilización y el problema territorial. Por su parte, Arrimadas, la líder del partido naranja en Cataluña, ha hablado de la fuga de cerebros, falta de oportunidades en Andalucía, educación pública, corrupción y, por supuesto, del asunto territorial.
“PP y PSOE, nostálgicos del siglo XX”
Juan Marín ha prometido “trabajar con humildad y honestidad” y se ha revuelto a izquierda y a derecha, para arrancar votos en el centro, que es donde, dicen los expertos, se encuentra el gran caladero de votos español. Rivera ha insistido en lo mismo: luchar “dese el centro, no desde el extremo. Partido Popular y PSOE son nostálgicos del siglo XX”, hablando de “rojos y azules”, mientras que Ciudadanos, ha asegurado el presidente del partido, “hemos roto con la izquierda y la derecha”.
“Queremos un gobierno limpio. Estamos hartos del conformismo del Partido Popular, llenando las vitrinas de trofeos consolación. Y (hartos de) un Partido Socialista que ha estado viviendo de la corrupción. Que salgan y vivan de su trabajo, como el resto de andaluces”, ha clamado por su parte el candidato a la presidencia, Juan Marín .
Con los deberes hechos. Así cree Albert Rivera que ha llegado al fin de campaña: exigiendo que José Antonio Griñán y Manuel Chaves se sienten en el banquillo, se revise el impuesto de sucesiones, se baje el IRPF y una tarifa plana para autónomos.
Los simpatizantes sevillanos han recibido a Albert Rivera al grito de “presidente”. Rivera ha sido el encargado de darle la clave más nacional al mitin de cierre de campaña, refiriéndose a Pedro Sánchez como una “estafa”, por no cumplir con sus compromisos para reformar la educación, la sanidad, la justicia y la televisión público. El presidente de Ciudadanos ha cargado también contra el Partido Popular, del que ha recordado sus problemas de corrupción con el caso Gürtel.
Ya en clave autonómica, Rivera ha declarado estar “tranquilo, porque hemos hecho los deberes. Ciudadanos crece de manera imparable, porque ha hecho los deberes”. Como en 2015, ha insistido en que “no pedimos sillones, ni consejerías, ni gente colocada en los ERES. Pedimos cambios en la oposición y tenemos la conciencia tranquila”.
Un presidente sin casos de corrupción
Sobre la corrupción, ha insistido en que “tiene que haber un gobierno que nadie le pueda reprochar la corrupción. Andalucía se merece un presidente que no esté con un ojo en las urnas y otra en los juzgados, como el Partido Socialista y el Partido Popular”.
Javier Imbroda, por su parte, el primero en saltar al escenario y arenga a los militantes como si estuviera animando a sus antiguos jugadores del Caja San Fernando o el Unicaja. Combina las palabras de ilusión, con las de emoción. Abundan los términos deportivos, como ha ocurrido a lo largo de toda la campaña: “¡Salimos a ganar”, a lo que los militantes responden ondeando sus banderas y gritando: “Este partido lo vamos a ganar”.
“En un segundo se ganan o se pierden finales. Y el 2 de diciembre tenemos la gran final, seguid hasta el último segundo luchando por ello. No le pongáis límites a los sueños. Vamos a seguir luchando hasta el final. Hasta el último momento. He vivido muchas situaciones que parecían imposibles. Hace dos años yo entraba en un quirófano a luchar a vida a muerte. Eso es una señal”, exclama Imbroda desde un escenario concéntrico, a la misma altura que la de los simpatizantes y los militantes.
“Un solo escaño puede cambiar el futuro de vuestros hijos”, ha subrayado por enésima Albert Rivera.