El uso previo de la violencia para que la mujer obedezca, la elección del momento preciso en que ella no espera ser atacada de manera definitiva y no puede defenderse, y la confesión del crimen para justificar el acto del que no se lamenta son algunas de las circunstancias que mayoritariamente rodean los asesinatos por violencia de género, según un estudio presentado este jueves en Sevilla y que dibuja el perfil más habitual de los hombres que matan a sus parejas o exparejas.
El estudio se ha basado en 81 sentencias judiciales dictadas en Andalucía entre 2005 y 2015 relativas a las 150 víctimas mortales por violencia machista, recogiendo que la alevosía concurre en el 91% de los casos analizados. El patrón de conducta más habitual también se sitúa en la existencia de una violencia previa (amenazas de muerte, denunciadas o no) y en un hecho que actúa como detonante, si bien el agresor deja pasar un tiempo para que la víctima baje la guardia, siga coviviendo con él y, sin previo aviso, ataca mortalmente.
En ese sentido, uno de los datos del estudio elaborado por la abogada Aurora Genovés, presentada este jueves por la consejera de Justicia e Interior, Rosa Aguilar, dice que el 66% de las 150 víctimas (25 extranjeras) convivía con su agresor en el momento de los hechos. Incluso en el 49% de los casos, el asesinato se produjo en el dormitorio. La edad media de las vícitmas es de entre 40 y 50 años, y en el 37% de los casos los hechos se produjeron en poblaciones de menos de 20.000 habitantes. Rosa Aguilar ve necesario intensificar la labor informativa y preventiva de las administraciones públicas en el medio rural.
Se trata, según ha explicado la autora, de un tipo de violencia consciente (agravante) y pública (atenuante de confesión). De hecho, el 79% de los casos se le ha condenado al hombre por delito de asesinato. La cifra se contrapone con los datos entre 1999 y 2004 en los que homicidio y asesinato se repartían en un 50%. Las sentencias, en ese sentido, van recogiendo un mayor grado de formación y sensibilización con la violencia de género. 87 de las víctimas tenían hijos.
Entre los datos aportados también destaca que en 99 de los 150 casos mortales no constaba violencia previa, según la sentencia. Genovés ha constatado que, en esos casos, o no se había denunciado. De los 51 casos en que sí se había constatado violencia previa es porque se había denunciado, de los cuales en diez de ellos no existía orden de protección o alejamiento del agresor. La autora y la consejera han hecho hincapié en la necesidad de denunciar la violencia de género.
La condena media para los agresores es de 16 años y siete meses de prisión. El agresor usa mayoritariamente un arma blanca para la comisión del crimen (51% de los casos). Los meses de septiembre y octubre, en contra de la creencia popular de que los asesinatos machistas se producen en verano, son los que más crímenes tienen (17 cada uno). La provincia andaluza donde más asesinatos hubo fue Málaga (37 en estos once años de estudio).
La consejera ha señalado que este estudio, hecho con “todo el rigor”, le va a servir a la Junta de Andalucía para avanzar y tomar nuevas iniciativas en la lucha contra la violencia de género. Así, Aguilar ha anunciado que una de las primeras medidas que se llevará a cabo será una campaña de sensibilización para incidir en la necesidad de que las mujeres víctimas de esta violencia y su entorno familiar y social denuncien esa situación para así poder protegerlas.
El estudio formará parte del VIII Congreso para el Estudio de la Violencia contra las Mujeres, que se celebra en Sevilla los próximos 23 y 24 de octubre bajo el título 'Del riesgo a la prevención' y en el que está prevista la participación de más de 1.500 personas entre profesionales, investigadores y público en general.