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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“No más muertes sociales”, en memoria de Piotr Piskozub

Que no se vuelva a repetir. Ha sido el deseo generalizado que ha reunido este miércoles en Sevilla a decenas de personas junto al centro de acogida municipal en el que murió la pasada semana, mientras esperaba el almuerzo, el joven de nacionalidad polaca Piotr Piskozub, quien pocas horas antes había sido dado de alta por el Hospital Virgen del Rocío con síntomas de malnutrición. La rabia y la tristeza por las circunstancias que han rodeado la muerte de este chico de 23 años han hecho levantar la voz de varios colectivos sociales y ciudadanos en contra de la escasa atención por parte de las administraciones hacia las personas sin hogar y, en el ámbito sanitario, hacia los inmigrantes.

Miembros de Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, 15M, Sindicato Andaluz de Trabajadores, Marea Naranja, Amuradi, CNT, Mujeres Gitanas Universitarias de Andalucía, Plataforma Multicultural Por Una Sanidad Universal, Observatorio del Derecho Social o Plataforma por el Derecho a la Sanidad han participado en la concentración en memoria del joven y han mostrado su “indignación” y “preocupación” por las situaciones por las que cada día unas 3.000 personas sin hogar pasan en la capital hispalense. Pablo Fernández, del Área de Marginación de APDHA, ha leído el manifiesto en el que resume las consecuencias sociales de la escasa atención a las personas sin hogar:

Uno a uno, varios portavoces y vecinos han lamentado la actitud de los gobernantes o los “recortes municipales”, exigiendo “que la sanidad tenga en cuenta a todas las personas” y que las instituciones “asuman sus responsabilidades” hacia estos colectivos. Sobre todos los testimonios ha destacado el de Antonio, un camionero habitual del albergue hasta que, justo el pasado miércoles, quiso recoger con su móvil la muerte en soledad del joven polaco mientras esperaba para comer. Antonio ha relatado cómo tapó el rostro de Piotr y la fuerte impresión que le produjo verlo “tirado”. “Le faltaba el pijama de rayas”, ha enfatizado, “era todo hueso”. Desde que fuera expulsado, Antonio ha vuelto a dormir en la calle. Llevaba desde agosto en el albergue.

Ha sido la única decisión del Ayuntamiento respecto al desgraciado suceso, la expulsión de la persona que grabó el momento de la muerte de Piotr por “vulnerar la intimidad” de usuarios y trabajadores, según ha explicado Antonio. Él sólo quiso “denunciar” lo que estaba viviendo. Los comentarios, tanto de él como de varios de los concentrados, respecto al funcionamiento del albergue de la calle Perafán de Ribera no han sido nada elogiosos. Antonio dice que es el primer día que ha comido caliente desde el miércoles. Y le coincide con que no dormirá al raso, “porque hay una persona que me quiere ayudar”.

Custodiados por dos furgonetas de la Policía Nacional y al menos una decena de agentes, un hombre de avanzada edad ha querido poner en verso las sensaciones de los allí reunidos, y ha elegido una elegía de Miguel Hernández: “No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos, y siento más tu muerte que mi vida...”. El largo minuto de silencio que precedió a sus palabras se alargó mientras todos escuchaban.

El caso, en manos del juzgado

Este miércoles ha trascendido que la Fiscalía del TSJA ha archivado las diligencias inicialmente incoadas tras la denuncia de la Asociación del Defensor del Paciente, si bien se trata de una cuestión formal ya el asunto ya están en manos del Juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla, que investiga de lo sucedido.

Quien también ha estado concentrada en la distancia ha sido la Federación Española de Personas Sin Hogar, que este mismo miércoles ha mostrado en un comunicado su “indignación y profunda tristeza” por la muerte del joven, “víctima de una situación de no acceso a sus derechos humanos que, en España, muchas mujeres y hombres viven cada día”.

“En este caso es aún más dolorosa su muerte, no sólo por su juventud, sino también porque tuvo la oportunidad de ser acompañado en su enfermedad y no recibió la asistencia a la que tenía pleno derecho”, añade la organización, que viene reclamando a las administraciones públicas “medidas concretas que puedan prevenir y enfrentar la situación de invisibilidad de más de treinta mil personas que viven en las calles en España.

La federación ha puesto de manifiesto “la absoluta y urgente necesidad de un plan estatal de prevención y lucha contra el 'sinhogarismo' que contemple y garantice una coordinación adecuada y un enfoque integral en el desarrollo del mismo entre vivienda, trabajo, política social y salud”.