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La playa es nuestra: un conflicto territorial tensa la relación entre dos pueblos de Murcia y Almería

Vista de la playa de los Cocedores | A. Cáceres (ayuntamiento de Pulpí)

Néstor Cenizo

Para que haya una disputa territorial basta que exista una frontera. Entre Pulpí (Almería) y Águilas (Región de Murcia) existe desde hace años un conflicto en el que cada municipio reclama para sí el mismo territorio. Cada pueblo ha constituido una comisión, y en Pulpí ya tienen informes de expertos universitarios que concluyen que Águilas, el vecino, viene usurpando un terreno que es de Pulpí. La cuestión podría acabar ante el Instituto Geográfico Nacional, el Consejo de Estado y, finalmente, el Tribunal Supremo.

En este asunto que se remonta un par de siglos atrás, Águilas es ahora el reclamado, y Pulpí el reclamante. El municipio almeriense pretende corregir las últimas delimitaciones del Instituto Geográfico Nacional (IGN), realizadas en 1903 y en 1990, que asignan a Águilas el territorio en disputa. “Estamos seguros de que pertenece a Almería”, dicen fuentes municipales de Pulpí.

Para sostener esta afirmación, el pasado verano el municipio encargó a la Universidad de Almería un informe de delimitación geográfica y otro jurídico. Andrés García Lorca, catedrático de Análisis Geográfico, ya ha entregado su informe y lo tiene claro. Según él, el verdadero límite está en el actual municipio de Águilas: “Los límites no están donde señala el IGN, sino donde lo señala la cartografía histórica, las descripciones de los mojones y las sentencias del tribunal del Consejo de Castilla, que deslinda y define el pleito con todas las garantías legales”.

García Lorca asegura que existe un deslinde desde el siglo XVII que se mantuvo inalterado hasta comienzos del siglo XX. Ese límite figura en la división provincial de Javier de Burgos de 1833, fue refrendado en el Atlas de España y sus posesiones de UItramar de Francisco Coello (1855) y viene marcado por un punto: el Peñón de los Reinos, que hoy en día, sin embargo, pertenece a la Región de Murcia.

Según asegura García Lorca, el informe de 1990 del IGN se limitó a reproducir la revisión catastral de 1903 cambiándole la carátula. “La prueba es que ninguna de las ediciones del mapa geográfico nacional, a escala 1:50.000, define exactamente y con rigor los límites, sino que varía según la edición. Ya me dirá usted la seguridad jurídica que tiene eso”, añade el profesor, para quien los límites quedaron “perfectamente descritos y cartografiados en su época”.

El supuesto deslinde posterior entre Águilas y Pulpí sólo sería una división “arbitraria”, realizada a efectos catastrales, con finalidad recaudatoria y sin validez técnica para establecer la separación territorial.

Para Águilas, la realidad es otra, y el documento de 1903 aclara los documentos históricos. “Las fronteras han ido evolucionando. El Reino de Murcia por momentos llegaba a Mojácar o a Águilas, depende de dónde llegaran las razzias. Cuando Carlos III concedió la nueva población de Águilas estableció, y así lo refrendó Isabel II, que los límites eran dos leguas lineales desde el castillo de San Juan”, asegura Ginés Desiderio Navarro, concejal de turismo de Águilas. Esta referencia situaría la frontera en Pozo del Esparto, más hacia el interior de Almería que donde ahora se sitúa.

Servicios compartidos e incidentes

La disputa no se limita a los papeles, sino que tiene reflejo sobre el terreno y ha ido subiendo de intensidad. Cuatro Calas, el territorio del lado murciano de la frontera, es un espacio protegido dentro de la red Natura 2000. Hace unos meses varios operarios del municipio quisieron colocar allí unos carteles pero, según cuenta Navarro, tuvieron que retranquearlos un par de metros porque así se lo requirieron agentes de la Policía Local de Pulpí. “Para evitar líos”, dice el concejal. También según el concejal, han desaparecido varios postes situados en suelo teórico de Águilas.

El meollo de la disputa es la Playa de los Cocedores, que se llama así porque hace un siglo existía en ese lugar un cocedor de esparto, donde la fibra se dejaba en remojo de agua salada. Esa playa, que recubre una cala con forma de estrecha cerradura, es tan bonita que ha aparecido en películas (Camino, Javier Fesser) y es normal que sea un reclamo turístico. Hace unos años, Pulpí y Águilas se presentaron simultáneamente en FITUR haciendo gala de la playa. Desde el ayuntamiento de Pulpí se dice que Águilas se molestó por la coincidencia.

Hasta ahora, los dos municipios venían repartiéndose la prestación de servicios en la playa: Pulpí realiza la limpieza y Águilas acondiciona los caminos de acceso. También está claro que el chiringuito paga sus impuestos en Pulpí, aunque según el mapa del IGN esté en territorio de Águilas. Pero en los últimos años la disputa ha creado un cierto clima de crispación entre los pueblos vecinos: en Pulpí hay quien siente que pretenden arrebatarles una playa que sienten propia, mientras que en Águilas rechazan el papel de usurpador.

Aunque la playa sea la zona caliente y más visible de la disputa, el territorio discutido se extiende hacia el interior en una franja que, según las fuentes consultadas, oscila entre los 60 y los 300 metros. La aspiración de Pulpí es volver a los límites históricos desde el mojón situado en las cumbres. Son muchos kilómetros cuadrados en juego, situados justo en el límite del paraje de Cuatro Calas. “La protección [del espacio Red Natura 2000] llega donde llega, independientemente del ámbito territorial”, asegura García Lorca; “el ayuntamiento de Pulpí no tiene más interés que les dejen tranquilos”.

“Cuanto más antiguo sea el documento, más valor tiene”

Si no hay acuerdo entre los municipios, el Decreto 3426/2000 prevé que trasladen su disputa al IGN, y que este y el Consejo de Estado resuelvan la cuestión. El Instituto de Cartografía de Andalucía no tiene competencia porque la disputa afecta a dos comunidades autónomas, pero el catedrático García Lorca denuncia que ha empeorado el problema, reproduciendo el error de confundir los límites catastrales con los territoriales. “Un desastre técnico, que evidencia un desconocimiento total y absoluto”, dice. En este nuevo mapa, el instituto andaluz habría restado incluso más terreno a Pulpí.

En el IGN aún no se ha registrado ninguna solicitud, según asegura Elena Camacho, jefa de servicio de delimitaciones territoriales del IGN, que admite que conoce el asunto. Camacho explica que, con carácter general, en asuntos de lindes “cuanto más antiguos sean los documentos, más valor tienen”. “Se intenta que el término sea estable, porque así lo dice la jurisprudencia del Tribunal Supremo, a no ser que haya un procedimiento de alteración del término municipal, que es otro proceso distinto al deslinde. Si el deslinde ya se hizo, no cabe levantar uno nuevo”. Sin embargo, advierte que a veces se ejecutan nuevos deslindes por desconocimiento del preexistente.

“Si ellos no presentan nada nosotros vamos a seguir haciendo vida normal. Al fin y al cabo, es una playa a la que vamos a bañarnos todos. Es un absurdo todo esto”, dice el concejal Navarro. Pero en Pulpí están convencidos de que tienen razón, y que la Historia está de su parte. “Cuando haces el estudio, los resultados son científicos, no políticos”, señala el catedrático García Lorca: “La realidad es objetiva y se apoya en documentos. Quien los tenga y se evidencia que son correctos, tendrá razón”.

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