“Hubo varios contactos con bancos pero el momento más duro fue …perdóname que voy a echarme a llorar y va a comenzar la presentación del libro”, se excusaba Graciela Zárate acabando así de emocionada una entrevista segundos antes de dar a conocer en público su obra poética ‘A contraluz de embargo’, que rememora angustias, miedos y pasiones que sufrió durante un año desde que le comunican el embargo hasta que tiene que entregar las llaves. “No quiero decir la cifra del desahucio”, reconocía sin ganas de rememorar problemas económicos, pero dispuesta a trasladar su experiencia a la sala, rodeada de un grupo de amigos y artistas que le arropaban.
Poco a poco fue desgranando los versos bajo la música del pianista almeriense Juanma Cidrón, y ante una gran imagen de arena, sol y agua proyectada sobre el escenario. Fue presentada por el actor David del Pino, que introdujo emotivamente la figura de su compatriota a todos los presentes, reconociendo que fue descubriendo las sensaciones y el giro vital que transmitía la autora en sus lecturas nocturnas, como el “miedo que siente una persona ante el precipicio del desempleo. Un día, como el conductor de un coche, se puede tener miedo a caer en el precipicio, pero hay algo peor, que es caer al fondo del precipicio, una posibilidad real. Leyendo, he intentado ir aprehendiendo lo que nos contaba Graciela”, destacaba, afirmando que “el libro empieza en la portada, que es maravillosa, desenfocada, y se intuye que hay una mujer desnuda”, recalcó.
En Madrid quebró el negocio de manager de teatro y regidora de musicales de la autora. “Mi trabajo era muy estresante, y paralelamente abrí un centro muy grande en Argüelles de meditación, cultura zen, masajes y yoga. Como me iba muy bien, abandoné el teatro pero la crisis se llevó el negocio por delante a los tres años. Quedaron doce personas en desempleo pero como yo era autónoma no tuve ninguna ayuda, y era evidente que iba a perder el piso. Por salud física y emocional decidí irme de esa casa antes de que me la quitaran. Elegí un sitio con sol donde poder hacer una burbuja porque estaba desesperada”, reconocía Graciela, quien escribió su primer verso entre las cajas de la furgoneta en la que trasladaba sus cosas cuando comenzaba el viaje que le iba a cambiar la vida, para bien, puesto que en Aguadulce ha encontrado la serenidad.
“Me encerré aquí durante un año y escribí compulsivamente todo lo que me había pasado. Aparece el desahucio, el amor, el arraigo, el desarraigo…, todo lo que pasa por la vida de una persona a la que han desahuciado durante el primer año. El libro termina cuando me dan la fecha en la que hay que cambiar la cerradura de la puerta. La casa la había terminado de pagar, pero rehipotequé un 20% de la vivienda para abrir el negocio, y después tuve problemas personales con el padre de mis hijos, y toda la deuda me cayó a mí”, lamenta Graciela, quien lleva siete años escribiendo poesía pero nunca había publicado antes.
El libro es un íntimo viaje del que la bonaerense fue leyendo, puesta en pie en la Biblioteca Villaespesa, una quincena de poemas del casi medio centenar que componen el volumen. Reúne 47 poemas tan desgarradores como esperanzadores en los que la autora habla de la lucha, del abandono de lo material, de la necesidad de renovarse y seguir el camino.
Tras estudiar Escenografía y Vestuario Teatral en la Universidad del Salvador, en 1985 se traslada a España. Ha publicado poemas en revistas como 'Alora - La bien cercada', y realizado lecturas en diferentes locales y actos homenaje celebrados en Madrid, Lagunas de Ruidera, Valdepeñas y Almería. Aquí, participó en Los Banderines del Zaguán con la plaquette 'Volcánica'.
'A contraluz de embargo' (editado por Lastura) está prologado por Teresa Núñez, escritora madrileña de narrativa y poesía. En las líneas que le dedica, Núñez afirma: “La vemos venir abrigada en nostalgias y guernicas, que es como abrigarse con todo el dolor del mundo. Se moldea a sí misma con lo que le ha quedado de su anterior existencia. Así surge su poesía primera de la mano del tiempo y de la superación. Nacer de nuevo, buscar la razón de las cosas y dejar atrás el sufrimiento son los puntos donde surge su poesía como un desgarro”.