“Con el fin de evitar desgracias como la acontecida en 2014 y para dar ejemplo a otros municipios, pedimos al Ayuntamiento de Lucena que prohíba la presencia de animales en el Belén viviente”. Esta es la solicitud dirigida a través de change.org al alcalde de Lucena (Córdoba), el municipio donde el año pasado murió un burrito de cinco meses que formaba parte del belén municipal.
El animal falleció por lesiones en la columna y órganos internos después de que, supuestamente, fuera pateado por un vecino que se introdujo en el recinto del belén para montarse en otro de los animales y fotografiarse en el lugar, hechos por los que fue detenido y acusado por un supuesto delito de maltrato animal.
Un testigo vio al vecino acusado apartando a patadas al burrito, que murió dos días después. Por ese motivo, agentes de la Policía Nacional lo detuvieron cuando tuvieron en su poder un informe necrológico que observaba hematomas en el cuerpo del animal fallecido provocados, probablemente, por las patadas del acusado.
Ahora, la petición -que en pocos días ha alcanzado cerca de 3.400 firmas- ha sido lanzada por la asociación en defensa de los animales El Refugio del Burrito y denuncia los hechos ocurridos en las fechas navideñas de 2014 para solicitar que no se introduzcan animales vivos en el belén municipal de este año. “Además de poner en peligro a los animales, este tipo de instalaciones no tienen valor educativo alguno e inculca que el uso y explotación de animales para divertirse está justificado”, defienden.
La solicitud va dirigida tanto al alcalde de Lucena, Juan Pérez, como a la concejala de Fiestas del municipio, María del Mar Morales, sin que hasta el momento el Ayuntamiento haya tomado una decisión sobre el asunto. Para el Consistorio, el belén viviente es un reclamo turístico propio de la época que atrae a visitantes hasta la localidad, por lo que estudia las medidas que podría tomar para garantizar la seguridad y cuidados de los animales o si finalmente no serán incluidos en el recinto.
En su día, cuando ocurrieron los hechos, el alcalde lucentino defendió que la presencia de animales vivos en el belén “contribuye a dotarlo de verosimilitud” y aludía también a la función didáctica para los niños, además de asegurar que el recinto reunía “todas las condiciones higiénico-sanitarias” para la estancia de los animales.