“Que un niño acosado cambie al final de colegio no soluciona el acoso”. Jesús Maeztu, Defensor del Pueblo Andaluz y Defensor del Menor, solicita una solución interdisciplinar para el problema del acoso en los colegios y ha pedido un esfuerzo de la administración para aportar más datos sobre la incidencia en Andalucía para poder abordar la cuestión con mayores garantías. “El acoso no es una moda pasajera”, ha destacado en un informe presentado este lunes al presidente del Parlamento en el que propone 26 medidas concretas para tratar de dar soluciones a una realidad que “todavía permanece oculta”.
Maeztu se ha congratulado de que actualmente haya “mayor conciencia social” sobre el asunto. “Ahora nos hemos puesto todos las pilas”, ha insistido, señalando que hasta ahora se dejaba en el “voluntarismo” de las familias implicadas y en la buena de los centros educativos. Sobre estos ha destacado que “el colegio no se desprestigia” por denunciar un presunto acoso escolar, incidiendo en el informe en que algunos de ellos “son reticentes en comunicar oficialmente los supuestos de acoso por lo que ello pueda suponer de desprestigio”. “La pasividad, cuando no la desidia, de algunos centros educativos en reconocer la gravedad del maltrato constituyen uno de los principales motivos de queja de las familias”, apunta.
Aunque no es el único ámbito a mejorar, el Defensor pone el foco en la escuela y su “posición privilegiada” para luchar contra la violencia, denunciando en este sentido la “ausencia de formación del profesorado para detectar tempranamente los acosos”. “En general, no se dotado a los centros escolares de los recursos necesarios para la puesta en práctica de todas las medidas del protocolo”, añade el informe, que denuncia la “escasa efectividad de las respuestas se están ofreciendo a nuevas realidades como el ciberacoso o la violencia de género en las aulas”.
El informe sobre prevención, detección y recuperación de las víctimas, que incluye testimonios de niños que han sufrido acoso escolar, señala también la “responsabilidad” de los adultos, tanto de los padres que no advierten que la sintomatología de los menores es fruto del maltrati entre iguales como de los pediatras y el profesorado por la referida “ausencia de formación específica” en ambos casos.
“Todavía hay miedo”
Maeztu también ha comentado la falta de coordinación entre los distintos ámbitos que atienden al alumno (educativo, sanitario y social), lamentando que no se disponga de un documento que aúne los esfuerzos conjuntos de todos ellos. Por eso entre sus 26 propuestas está “que se incrementen las medidas de coordinación, incidiendo en concreto en que el actual protocolo de la Junta debe contener unas instrucciones cuando el supuesto acoso se produzca entre alumnado de distintos centros educativos.
“La prevención de la violencia con los niños y niñas es la mejor manera de acabar con otras formas de violencia en la sociedad”, reflexionan desde el Defensor. Maeztu ha insistido en que el informe trata de “arrojar luz a una zona de sombras” en la que “queda mucho por hacer”. “Todavía hay miedo y un déficit formativo; los niños se resignan, los padres se avergüenzan, los pediatras no identifican”, ha comentado, solicitando un “análisis más exhaustivo” de los datos para saber a qué atenerse.
Maeztu lamenta también en esa línea que no haya una evaluación de las políticas públicas que se están llevando a cabo para saber si se está haciendo bien o no, y ha aportado que la incidencia del acoso escolar, a partir de estudios realizados, se situaría entre un 3% y un 10% de victimización grave. “El debate está en su cuantificación y en la determinación del nivel de gravedad que alcanza”, dice el informe. “En un año, esperamos poder tener más armas para poder combatirlo”, ha dicho Maeztu a expensas de que el registro de datos de la administración educativa sea más exhaustivo.
“Hay técnicas, medios e idea para poner orden”, ha enfatizado Maeztu. “Hasta ahora no ha habido una conciencia clara” porque “antes pasaba desapercibido”. Según el informe, los niveles de convivencia en los centros andaluces son “aceptables” pero “ningún niño o adolescente puede ser maltratado por sus compañeros sin merecer la justa respuesta de protección y tutela”. “Cinco días de expulsión para el acosador son cinco días de regalo”, también ha señalado Maeztu.