El auge de las movilizaciones obreras avanza al tiempo que el régimen franquista incrementa una represión social que encuentra un punto álgido en la declaración del Estado de Excepción en 1969.
A las detenciones y torturas siguen causas que dejan un reguero de víctimas, como el conocido como 'Proceso 1001' o las deportaciones a representantes sindicales.