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Condenan a un directivo del equipo de fútbol La Lebrijana por insultar, vejar y coaccionar a una periodista

Otro paso más contra la violencia en el fútbol, aunque en esta ocasión el señalado no es un mero aficionado, sino, además, el vicepresidente de un club actualmente en Tercera División, que incluso fue advertido por el presidente, que además es su padre, de que depusiera su actitud.

Concretamente, el juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de la localidad sevillana de Lebrija ha condenado al vicepresidente de la Unión Balompédica Lebrijana, D.P.C., a una multa de 225 euros y aviso de privación de libertad por los insultos, vejaciones y coacciones que realizó a una periodista de la cadena COPE, María Ruiz, tras un partido de máxima rivalidad local, amparado en un grupo de aficionados que acuden al estadio bajo la denominación de Frente Prezilla.

En una sentencia que reprocha al aficionado su actitud personal ante una mujer a la que llegó a vejar incluso por su aspecto físico, se recoge que los hechos por los que ha sido condenado se produjeron el 12 de febrero pasado, según recoge la sentencia, que refleja que la periodista, María Ruiz, había recibido insultos en varios partidos en los que la Lebrijana jugaba en el campo Municipal de Lebrija, donde también juega sus partidos como local el Antoniano, otro equipo de la misma localidad.

“Muérete” o “fuera, turca”, entre los insultos

El día de los hechos, a la finalización del derby local, en el que venció la Lebrijana, un grupo de aficionados entre los que se encontraba el condenado se posicionaron ante la cabina de retransmisiones, profiriendo gritos como “pez globo”, “hemos ganado, jódete”, “muérete” o “fuera, turca” -apelativo con el que se conoce despectivamente a los aficionados del Antoniano.

La sentencia recoge que los episodios intimidatorios se habían repetido en varias ocasiones, “y han impedido, coaccionado y restringido la libertad de María Ruíz para desarrollar normalmente el ejercicio de su profesión”, y cita que la periodista, que llevaba 25 años retransmitiendo en directo todos los partidos de los equipos locales en varias categorías, tuvo que dejar su trabajo y ser sometida a un tratamiento médico.

El aficionado cayó en contradicciones durante el juicio, ya que por una parte aseguró que atendía el bar del estadio durante los partidos, y no se encontraba ante la cabina, pero al mismo tiempo dijo que su padre -presidente del club- le conminó en su día a que no insultase más a la periodista.

Además, el juez señala en la sentencia que otros dos inculpados fueron absueltos al haberse arrepentido de los hechos y aceptar sus disculpas Ruiz, pero el condenado no tuvo “la honradez y humildad de sus otros dos amigos como para pedir perdón, y más cuando ésta ha mostrado que estaba dispuesta a perdonar con el simple gesto del arrepentimiento”.

Tuvo que dejar su trabajo

La periodista ha hecho pública una carta abierta en la que lamenta haber tenido que dejar su labor profesional por el estado de ansiedad que actualmente le provoca entrar en el estadio, recordando que los hechos se produjeron “delante de mi hija, que vivió impotente esa escena que siguió con abucheos cuando salía en la unidad móvil del campo del fútbol”, un suceso que “me provocó dolor y rabia y sobre todo un impacto emocional que no olvidaré jamás”.

Lamenta, también, que en reiteradas ocasiones “había pedido a los responsables del club que pararan ese acoso”, pero “sólo fue capaz de escucharme en una ocasión y parar los insultos un domingo”, además de asegurar que el club ha reaccionado a la sentencia prohibiendo el acceso al estadio a su emisora, así como ha sido amenazada “a través de terceras personas”.

Admite que podría seguir retransmitiendo los partido del Antoniano, “pero la sola posibilidad de pensar que tengo que entrar en el campo de fútbol me provoca miedo. Espero que se me pase esta sensación negativa para volver a disfrutar como una lebrijana más del fútbol”.

“Por lo demás, la situación me ha generado por una parte mucha incomprensión, soledad y decepción de personas con nombres y apellidos y por otra apoyo, respeto y cariño de muchos aficionados de ambos clubs.

Y lo único que espero es vivir en paz y decir que podría ser capaz de olvidar todo lo que me han hecho directamente a mí, pero las lagrimas y la angustia generada a mi hija no se las paso a nadie“, termina su carta.