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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Alégrame el día

Tras los últimos hechos acaecidos en el PSOE me siento más acabado que el replicante de ‘Blade Runner’ al final de la película. Como él, que ha visto “cosas que vosotros no creeríais: estallar naves en llamas más allá de Orión; rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser”, yo también he hecho cosas increíbles, como decir ‘sí’ a la malvada OTAN o votar a Rosa Díez (una verdadera ‘estupydez’). Y todo ello para preservar, desde mi humilde posición de votante unipersonal, la agenda social del PSOE, que no ha sido cosa menor, sino cosa mayor, que diría Rajoy, durante estas últimas décadas.

Pero como me temía, tras la reelección de Pedro Sánchez como secretario estelar del PSOE, todas mis tropelías vergonzantes han sido en vano, ya que la agenda social del nuevo capitán galáctico de la izquierda, en sus tres primeros puntos, incluye la nación catalana (si es martes), la mucha democracia interna del PSOE y la relación con Pablo Iglesias, que es al que se debía referir el replicante cuando habla de Orión (El Cazador), al que siempre acompañan sus fieros perros de caza, Canis Maior y Canis Minor, Monedero y Montero. Asuntos todos ellos que, a decir de Orión, me la bufan, como a la mayoría de los votantes, más preocupados por las pensiones, las becas, los curros, las escuelas, los hospitales y demás minucias, de las que poco he oído hablar en este proceloso proceso.

Eso sí, hay que reconocer con la mano en el corazón, cuando no en las gónadas, que nuestros dos Amados Líderes, Sánchez e Iglesias, y sus muchos y variopintos seguidores, han recuperado las más acrisoladas ideas del marxismo, cuyo máximo exponente es el camarote de los hermanos Marx, de ‘Una noche en la ópera’. Con dos huevos duros. Mejor que sean cuatro.

Y ahí siguen los dos tirándose de los pelos, con ventaja para Sánchez, para averiguar, como en ‘La vida de Brian’, si la pureza reside en el Frente Judaico Popular, en el Frente Popular de Judea, en el Frente del Pueblo Judaico, o en la Unión Popular de Judea, que ese tipo sí que es un disidente. Porque como dicen los del FPJ, ¿qué han hecho por nosotros esos malditos socialistas, además de la educación, la sanidad, las autovías, los trenes de alta velocidad, la dependencia, la igualdad, las becas y demás zarandajas? Que son unos revisionistas.

Medalla a la Virgen

Y mientras ambos dos están en esta fecunda disputa de ver quién la tiene más larga, y el podemita alcalde de Cádiz concedía la Medalla de Oro de la Ciudad a la Mismísima Virgen del Rosario, con el inexplicable apoyo del PSOE (dios los cría), el PP les está imponiendo su agenda de cara a unas nuevas elecciones, que bien podrían ocurrir este otoño. El programa de Rajoy (ese sí que es Blade Runner, el corredor de las cuchillas), sólo tiene un primer y único artículo: ‘Viva Essssspáña! Y le sobra el ¡viva!

Me recuerda mucho a la escena inicial de ‘Impacto súbito’, con Rajoy el Sucio, apuntando a la cabeza de un revoltoso con su Magnum 45, que eso sí que es tenerla grande, mientras le dice con sorna: “Muévete, alégrame el día”. Y seguramente se moverán, declarando algo sobre el referéndum, aunque todavía no sabemos en qué dirección.

Y se quedarán tan satisfechos, como Brian y sus conmilitones, que ya colgados en la cruz siguen protestando porque los romanos han crucificado a los samaritanos en la zona exclusiva de los judíos. Todo ello, poco después de que los miembros del comando suicida del Frente Judaico abran las trampillas del peto y se claven una mala puñalada al grito de “para que aprendan estos del PP”. Que es como en la antigua Judea entendían las mociones de censura.

Lo que no quitará para que al final, ya crucificados -en el sector fariseo, por supuesto- todos ellos se sientan satisfechos con su misma mismidad y prístina moral y con el pie que no está clavado en el madero empiecen a seguir el ritmo de ‘Mira el lado bueno de las cosas’. Y a los españoles que nos vayan dando.

Aunque rezo a la Virgen del Rosario (sin tanta fe como Podemos) para estar equivocado en todo, de momento me siento como el rubio Replicante, en una noche oscura de pertinaz lluvia, sentado en la estrecha cornisa de un rascacielos esperando a que las pilas se agoten, mientras una blanca paloma pugna por escapar de mis manos temblorosas. Al final lo consigue, extiende sus níveas alas, las agita torpemente, levanta el vuelo y empieza a coger altura. La justa para cagárseme encima. Lo peor es que no era una paloma, era un charrán, que ése sí que suelta mierda.

Tras los últimos hechos acaecidos en el PSOE me siento más acabado que el replicante de ‘Blade Runner’ al final de la película. Como él, que ha visto “cosas que vosotros no creeríais: estallar naves en llamas más allá de Orión; rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser”, yo también he hecho cosas increíbles, como decir ‘sí’ a la malvada OTAN o votar a Rosa Díez (una verdadera ‘estupydez’). Y todo ello para preservar, desde mi humilde posición de votante unipersonal, la agenda social del PSOE, que no ha sido cosa menor, sino cosa mayor, que diría Rajoy, durante estas últimas décadas.

Pero como me temía, tras la reelección de Pedro Sánchez como secretario estelar del PSOE, todas mis tropelías vergonzantes han sido en vano, ya que la agenda social del nuevo capitán galáctico de la izquierda, en sus tres primeros puntos, incluye la nación catalana (si es martes), la mucha democracia interna del PSOE y la relación con Pablo Iglesias, que es al que se debía referir el replicante cuando habla de Orión (El Cazador), al que siempre acompañan sus fieros perros de caza, Canis Maior y Canis Minor, Monedero y Montero. Asuntos todos ellos que, a decir de Orión, me la bufan, como a la mayoría de los votantes, más preocupados por las pensiones, las becas, los curros, las escuelas, los hospitales y demás minucias, de las que poco he oído hablar en este proceloso proceso.